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El Gobierno ordena reducir el ruido interno para evitar un mayor desgaste
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Preocupación por Andalucía

El Gobierno ordena reducir el ruido interno para evitar un mayor desgaste

El objetivo pasa por aislar los conflictos, al menos, en la última semana de campaña. Desde el ecuador hasta la jornada de reflexión es cuando la mayoría de indecisos toman una posición sobre su voto

Foto: Foto: EFE/Fernando Alvarado.
Foto: EFE/Fernando Alvarado.
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La desmovilización en el electorado de izquierdas está encendiendo las alarmas en Moncloa. La falta de pulsión de su electorado es patente tanto en la encuesta del CIS sobre los comicios andaluces como en los sondeos internos que manejan en Ferraz. Por un lado, se asume que hay partido precisamente por el margen con que cuentan los socialistas para reactivar a los suyos y al menos mejorar los resultados de las pasadas elecciones. Por otro, se teme un efecto contagio y que la desmovilización se cronifique en un ciclo electoral que continuará con las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023 y rematará con las generales previstas para dentro de año y medio.

La orden pasa por aislar los conflictos, al menos, en la última semana de campaña. Desde el ecuador hasta la jornada de reflexión es cuando la mayoría de indecisos toman una posición sobre su voto. El reto es reducir al máximo la abstención del votante de izquierdas para mejorar los resultados de 2018.

Foto: Sánchez y Albares llevan más de una década juntos. (EFE/Fernando Alvarado)

El diagnóstico que comparten tanto en el entorno del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como el de la vicepresidenta segunda y líder de Unidas Podemos, Yolanda Díaz, es que una de las principales causas de la desmovilización tiene que ver con el ánimo de visibilizar las divisiones en el seno de la coalición. El propio Sánchez así se lo afeó al portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique. "Si me pregunta qué es lo que desmoviliza a la izquierda, creo que es que nos afanemos en ocasiones más de lo debido en subrayar las diferencias y no las alianzas en favor de las conquistas", le espetó desde la tribuna del Congreso durante su última comparecencia.

El mandato de Díaz a los suyos también pasa por reducir el ruido interno para frenar la desmovilización. Una demanda que ha trasladado en las reuniones del grupo parlamentario, con más o menos fortuna. No se trata de ocultar las discrepancias, sino de tener un debate sereno, "sin ruido", y destacar también las medidas de tinte social del Ejecutivo de coalición, como la subida del salario mínimo, la reforma laboral o el ingreso mínimo vital.

Foto: Yolanda Díaz e Ione Belarra se abrazan en el mitin de Por Andalucía en Córdoba.

Siempre fue el libro de estilo de Díaz. Ya cuando sustituyó a Pablo Iglesias al frente del espacio minoritario en la coalición de gobierno, reclamó a Unidas Podemos pragmatismo y prudencia. Dejar atrás el "ruido". Centrarse en lo importante porque "nosotros no somos gente de ruido", aseguró entonces y ha vuelto a reiterar en los últimos días.

A medida que la legislatura ha ido avanzando, las disputas internas en el seno del Ejecutivo han ido en aumento. Se visibilizan no solo en posicionamientos públicos, sino también en votaciones en el Congreso. En el pleno del Congreso de esta misma semana, el PSOE votaba en contra de la iniciativa de Podemos para aumentar el impuesto a las grandes fortunas, mientras que los morados se fracturaban con el resultado de que siete diputados votaban en contra de admitir a trámite la ley de los socialistas para abolir la prostitución.

División visible

Las divisiones se siguieron visibilizando con la Ley del Plan de Pensiones. Unidas Podemos amenazó con rechazar el voto particular del PSOE para corregir su error en la Comisión de Trabajo e impedir que se incluyese en el texto el destope de las bases máximas de cotización. La pugna entre los socios por las pensiones sumaba un nuevo capítulo, anticipando las dificultades venideras de cara a la negociación del segundo paquete de la reforma de las pensiones, comprometida en el plan de recuperación.

Una situación que la oposición del PP está aprovechando. La portavoz de los populares, Cuca Gamarra, llevaba este asunto a su pregunta en la última sesión de control al Gobierno. El mensaje es que sin cohesión en la coalición no hay estabilidad, para intentar instaurar la idea de su interinidad, con Sánchez centrándose más en resistir que en gobernar.

Los esfuerzos tanto de Sánchez como de Díaz no han dado resultados, pero al menos se espera una tregua en la recta final de la campaña para las andaluzas. Tras el 19-J, continuará el reto de alejar los conflictos para pacificar la coalición. Llevar las discusiones de puertas adentro. La receta precisa para estirar la legislatura hasta finales de 2023. Ganar tiempo y desactivar el efecto Feijóo.

La desmovilización en el electorado de izquierdas está encendiendo las alarmas en Moncloa. La falta de pulsión de su electorado es patente tanto en la encuesta del CIS sobre los comicios andaluces como en los sondeos internos que manejan en Ferraz. Por un lado, se asume que hay partido precisamente por el margen con que cuentan los socialistas para reactivar a los suyos y al menos mejorar los resultados de las pasadas elecciones. Por otro, se teme un efecto contagio y que la desmovilización se cronifique en un ciclo electoral que continuará con las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023 y rematará con las generales previstas para dentro de año y medio.

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