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España se 'alemaniza': cómo vivir siempre en elecciones ha cambiado la política a peor
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UNA NUEVA ARMA POLÍTICA

España se 'alemaniza': cómo vivir siempre en elecciones ha cambiado la política a peor

Los adelantos electorales han provocado un nuevo ciclo electoral en el que cada pocos meses hay unos nuevos comicios, lo que favorece el corto plazo y el electoralismo

Foto: Elecciones catalanas en 2021. (EFE/Toni Albir)
Elecciones catalanas en 2021. (EFE/Toni Albir)

No, no es cosa suya. Efectivamente, vivimos constantemente en campaña electoral. Nunca antes se habían repetido unas generales, algo que ocurrió en 2016 y 2019, pero es que además, durante este último ciclo político, se han producido diversos adelantos electorales que han cambiado el ritmo de la política española para siempre.

Hasta hace relativamente poco, 13 comunidades autónomas celebraban al mismo tiempo sus comicios, con la excepción de Andalucía, Cataluña, Galicia y País Vasco. En esta última legislatura no ha sido así. Primero en la Comunidad de Madrid, después en Castilla y León y finalmente en Andalucía (dejando a un lado Galicia y País Vasco), el Partido Popular ha pulsado repetidamente el botón de 'adelantar elecciones'. El resultado, ciclos electorales cada vez más cortos.

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Aunque pueda parecer circunstancial, se trata de un movimiento estratégico que desvela mucho sobre la deriva de la política española. Como explica el politólogo Pablo Simón, profesor en la Universidad Carlos III, “el primer gran titular es que ya somos alemanes: allí, las elecciones regionales tienen mucho peso”. La buena noticia, añade, es que esa separación de elecciones es positiva “desde la perspectiva de la rendición de cuentas”, porque “deja más espacio para hablar de temas locales y de gestión autonómica”.

Actualmente, existen una serie de mecanismos electorales que posibilitan esta alta frecuencia de elecciones, como recuerda el politólogo y consultor de comunicación política Eduardo Bayón, a lo que se añade que los ciclos electorales españoles son relativamente cortos, con cuatro años frente a los cinco de Francia. Cada comunidad funciona de forma distinta: un adelanto en Castilla y León genera una nueva legislatura, pero no en Madrid, donde el año que viene volverá a haber elecciones.

Un arma política

El resto de noticias quizá no sean tan positivas. Simón recuerda que esta serie de elecciones terminan provocando que el debate nacional esté determinado por los comicios regionales. La importancia y el gran peso de determinados barones o regiones, como Andalucía, provocan que decisiones como la renovación del Consejo General del Poder Judicial se alarguen hasta que pasen las elecciones. El problema aparece cuando estas no se acaban nunca. Cada domingo electoral, los líderes del partido tienen muy clara que la siguiente cita se producirá en unos meses.

La política es cuestión de tiempos, y lo que esta nueva estructura de elecciones muestra es un tira y afloja entre la aceleración deseada por la oposición y la pausa que anhela el Gobierno. El adelanto electoral se ha convertido en una herramienta para acelerar los tiempos, como explica María Corrales, asesora en comunicación política. “Es muy interesante que la oposición haya decidido utilizar ese botón, desde las autonomías, que es donde puede hacerlo”, señala. “Es una cuestión de acelerar los tiempos: en un momento en que es muy raro que las legislaturas se agoten, el PP juega a intentar que la convocatoria electoral se adelante”.

Cada elección necesita un marco y el Gobierno no lo tiene aún. “El PP sí, el del cambio”, recuerda Corrales. Por eso las elecciones de la Comunidad de Madrid de mayo del año pasado, apenas 16 meses después de la formación de Gobierno, sin ni siquiera haber llegado a una tercera parte de la legislatura, fueron clave. “Es la idea de cambio de ciclo, como cuando Teodoro García Egea se comprometió a ganar todas las elecciones que se convoquen a partir de ahora”, añade Simón. “Eso construye la percepción de carro ganador, de que es el partido que va en cabeza y que se está imponiendo en las elecciones”.

"Lo que está cambiando es leer las autonómicas o municipales en clave nacional"

El término 'campaña perpetua' se ha utilizado desde hace décadas para referirse a la proliferación de mensajes electorales fuera de elecciones causado por el ‘boom’ de la demoscopia y las nuevas formas de comunicación. Hoy, no solo tenemos la sensación de que estamos en elecciones continuas: es que lo estamos de verdad. “Lo que ha cambiado es ese intento de empezar a leer las autonómicas o municipales en clave nacional”, añade Corrales. “El PP y Vox lo sitúan como la primera piedra en el camino hacia el final del Gobierno de Sánchez”.

No se trata de una estrategia que haya utilizado únicamente el PP, aunque la haya convertido en parte estructural de su oposición en esta legislatura. El PSOE ha calculado tradicionalmente con mucho mimo si las elecciones andaluzas eran concurrentes o no, recuerda Simón, en función de si les interesaba electoralmente. Manuel Chaves adelantó las elecciones andaluzas de 1996 para que se produjesen a la vez que las generales, algo que se repitió hasta que, en 2012, José Antonio Griñán decidió no seguir el adelanto electoral decretado por Zapatero para finales de 2011, en las que el PP llegó al poder.

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Griñán, votando en 2011. (EFE/Eduardo Abad)

Para Corrales, esto parte de la idea de que hay que acelerar para conseguir tener a tu electorado movilizado. “El análisis de los sociólogos es muy burdo, hay dos bloques y las elecciones consisten en movilizar al electorado propio y desmovilizar al contrario, lo que te deja solo una solución: si quieres movilizar, solo puedes correr mucho, que es lo que está haciendo el PP, que el electorado esté tenso hasta las generales”.

La experta recuerda que una de las razones por las que al PP no le pasa factura el adelantamiento de elecciones, además de que estemos mucho más acostumbrados, es que “no hay una gran agenda de reformas o de transformaciones que el Gobierno quiera llevar a cabo, y la sensación es de agotamiento”. Como añade, Pedro Sánchez se ha hecho grande en lo táctico y no en lo estratégico, y eso le pesa a la hora de justificar el agotamiento de la legislatura sin grandes planes concretos.

"No es casual que la centralización política ocurra junto a recursos y empresas"

Otro motivo por el que la aceleración es útil para los partidos en oposición es el aumento de la oferta política, que anima a exprimir el potencial electoral de cada mensaje y decisión política, como propone Bayón. “Antes teníamos dos grandes partidos de ámbito nacional y a un menor nivel IU o UPyD, ahora hay tres partidos de ámbito nacional, sin contar a los de ámbito no estatal, compitiendo por ámbitos ideológicos muy similares”, explica. “Eso pesa no tanto en la repetición, pero sí en la sensación de estar escuchando mensajes más electoralistas que de gestión, o de gestión pensada en términos electorales”.

Todo para el centro, algo para la periferia

No se trata tan solo de una cuestión de tiempo, sino también de espacio. Esta aceleración de la política está relacionada de manera estrecha con la progresiva centralización de la política y del poder, así como de los medios de comunicación, que han perdido capilaridad en las regiones. “Supeditar todas las elecciones a un plebiscito estatal tiene que ver con cómo se toman las decisiones en los partidos políticos”, valora Corrales. “La dinámica central del Estado ha afectado a los partidos y esa dinámica de plebiscito permanente contribuye a la centralización, no es casualidad que la concentración de partidos se produzca al mismo tiempo que la de recursos y empresas”.

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En clave regional. (EFE/Almudena Álvarez)

Es lo que ocurrió durante las elecciones de Castilla y León, en que los códigos y temas presentes en los debates sobre el terreno y los planteados desde fuera eran casi opuestos. Simón recuerda el caso de la remolacha azucarera, que se convirtió en tema de burla después de que Pablo Casado la sacase a colación. “Recuerdo que un periodista me dijo que a lo mejor tenía mucha importancia, pero el problema que tenemos es que los medios no tienen gente sobre el terreno para saber si es importante o no”, añade. “La falta de radares hace que el debate se vea en términos nacionales, lo que provoca una profecía autocumplida, como en Madrid, donde la participación fue superior que en las nacionales”.

Esta dinámica provoca que en las elecciones regionales importe tanto lo local como lo nacional. La última encuesta del CIS da buenas pistas en ese sentido. Ante la pregunta de qué tendrá más peso en el voto del elector, si los temas propios de Andalucía o los de España, un 68,2% contestaba que lo primero y un 20,2%, que lo segundo (tan solo un 9,9% afirmaba que ambos por igual). Pero, a continuación, hasta un 34,5% y un 35% (casi un 70% del total) estaban de acuerdo con que el líder nacional del partido influye mucho y bastante, respectivamente, en el sentido de su voto.

"En política, cada vez menos personas toman decisiones y todas viven en Madrid"

“Esa idea de que existen por un lado las cosas cercanas del comer y por otro las lejanas no es real, porque la campaña de las andaluzas y la derechización del voto en Andalucía sí se explican por el avance nacional”, explica Corrales, que recuerda que la aparición de movimientos como el de la España Vaciada o la subida de partidos como ERC o Bildu en Cataluña y País Vasco se deben a esta dinámica. “Que ERC, un partido catalán, ganase en las elecciones o la subida de Bildu muestran que hay un espacio disponible, porque los partidos estatales se han cargado el arraigo de sus líderes territoriales y no aguantan contrapesos”.

La elección de Salvador Illa como candidato catalán es un síntoma de esa centralización de los partidos. “En el PSOE es muy claro, son cada vez más centralistas y las decisiones se toman cada vez por menos personas, y todas viven en Madrid”, añade la analista. “No es casualidad que decidan mandar a Illa: la dinámica central del Estado ha afectado a los partidos y la dinámica de plebiscito permanente contribuye a la centralización, lo que abre la puerta a los partidos regionalistas”.

Menos acuerdos, gastos calculados

Esta situación también influye en la clase de políticas que se llevan a cabo, cómo y cuándo se invierte y qué clase de mensajes son aceptables y cuáles no. Algunas teorías como la del 'ciclo político-económico', de William D. Nordhaus, de la Universidad de Yale, muestran que los partidos en el Gobierno tienden a realizar mucho más gasto antes de unas elecciones, porque ello garantizará su continuidad. Inversiones electoralistas que se dispararían por la repetición de elecciones. Esta semana, por ejemplo, se ha acusado al PSOE de utilizar su propuesta de un plan de empleo público de 50 millones para Andalucía como arma electoral.

“Que las políticas fiscales son expansivas en periodo electoral es una regularidad empírica muy demostrada”, recuerda Simón. “Hay algunas que están ya encima de la mesa que podemos dar por descontadas ante las siguientes elecciones, como la subida de la paga de los funcionarios o el aumento de las pensiones”.

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Decisiones que no llegan. (EFE/Quique García)

Esto también dificulta llegar a pactos y acuerdos, como ya el citado sobre el Consejo General del Poder Judicial, y agudiza la necesidad de diferenciarse del resto de partidos en un entorno de máxima competencia; es decir, cuanto más cerca están las próximas elecciones, más distancia marcarán los partidos entre sí.

Esto termina generando políticas mucho más cortoplacistas, más calculadoras y un desapego entre el electorado del que ya hablaba David Von Reybrouck en su libro ‘Contra las elecciones’: “Al final tiene un componente desgastante, en la medida en que haces políticas mirando si has subido un punto o dos en las encuestas”, añade Simón.

¿Ir a votar o quedarte viendo algo en Netflix?

Esta situación es funcional a una creciente industria de las elecciones que beneficia a los propios partidos, a sus consultores, a las agencias demoscópicas y a los medios de comunicación. Para Bayón, es una situación que comenzó a gestarse después de 2008, a medida que crecía el interés por la política. Lo que nos ha conducido “a dinámicas parlamentarias en las que no se debate sobre el fondo de de las políticas públicas sino en las que te posicionas en función de cómo se posiciona el adversario: los propios diputados te cuentan que se oponen a cosas simplemente porque las ha planteado el adversario”.

"Estamos en un periodo récord de publicación de encuestas electorales"

La política se ha convertido en otra parte más del entretenimiento, especialmente en lo que se refiere a las elecciones: las encuestas han sustituido a los resultados de la última jornada de liga de fútbol en las televisiones. “Tras la aparición de los programas de infoentretenimiento político a principios de la pasada década, se produce un consumo muy inmediato y los partidos caen en buscar titulares de manera constante”, recuerda Bayón.

Tanto él como Simón lamentan, por ejemplo, el cambio de frecuencia de sondeos electorales en el CIS, que anteriormente se realizaban de manera trimestral y hoy se publican cada mes. “Soy muy crítico, porque estamos en un periodo récord de publicación de encuestas electorales a año y medio de las elecciones, lo que alimenta otro periodismo político, en el que hay obsesión por las encuestas, muchas de ellas ‘ad hoc’, lo que termina generando un clima de opinión determinado”, añade Simón.

placeholder ¿'Stranger Things' o Ferreras? (Netflix)
¿'Stranger Things' o Ferreras? (Netflix)

Las elecciones son un frente más en la economía de la atención, en la que la información política ya no solo compite consigo misma sino con una gran cantidad de estímulos informativos de muy distinta índole. “Tiene que ver con una economía de la atención más limitada, tienes que ver la nueva de ‘Stranger Things’ o política, así que se opta por darle un giro más llamativo cuando los términos de las políticas públicas son mucho más lentos. Si el ritmo de la política mediática va desacompasado de las políticas reales, genera desazón, y eso nos ayuda a entender la apatía y el hastío”, concluye Simón.

No, no es cosa suya. Efectivamente, vivimos constantemente en campaña electoral. Nunca antes se habían repetido unas generales, algo que ocurrió en 2016 y 2019, pero es que además, durante este último ciclo político, se han producido diversos adelantos electorales que han cambiado el ritmo de la política española para siempre.

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