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Rubiales formateó su teléfono en 2020 por miedo a ser detenido: "Estaré sin móvil un rato largo"
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borró presuntas pruebas de irregularidades

Rubiales formateó su teléfono en 2020 por miedo a ser detenido: "Estaré sin móvil un rato largo"

El presidente de la RFEF recurrió a una empresa especializada en la destrucción de archivos digitales para eliminar la información comprometedora de su teléfono móvil y obligó a su equipo a borrar conversaciones sobre asuntos sensibles

Foto: El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, durante un acto en 2019. (EFE)
El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, durante un acto en 2019. (EFE)
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El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, formateó su teléfono móvil en agosto de 2020 por miedo a que la Policía Nacional o la Guardia Civil encontraran en su interior datos comprometedores si era detenido por alguna causa judicial. El máximo responsable del fútbol en España también obligó a su equipo a eliminar conversaciones y mensajes que pudieran servir para desvelar presuntas irregularidades en la gestión del organismo, según consta en la documentación a la que ha tenido acceso El Confidencial en la investigación de los Supercopa Files.

Una empresa externa especializada en la eliminación de datos digitales se encargó de borrar el contenido del teléfono de Rubiales. La operación, que se mantuvo en el más estricto secreto, se realizó la mañana del 18 de agosto de 2020 en las oficinas de GC Legal, el despacho de abogados de Tomás González Cueto, comisionado de Control Externo de la Federación y uno de sus más fieles colaboradores.

Foto: Brigit Tenorio, en un vídeo promocional. (YouTube)

Rubiales se quedó sin teléfono varios días y tuvo que emplear de manera provisional otro número. Un mensaje enviado por el propio presidente de la RFEF confirma el episodio. Antes de desprenderse de su terminal, informó a una persona de la situación. “Cuando tengas un huequito y puedas hablar, avísame por favor. Un abrazo. Te llamo yo. Es que voy a estar sin móvil un rato largo”, avisó Rubiales.

La entrega consciente de información a una empresa externa pone en duda los intentos de la Federación, en las últimas semanas, de vincular las revelaciones de los Supercopa Files con un supuesto 'hackeo' informático del teléfono del dirigente o con un presunto robo de ordenadores al secretario general de la institución, Andreu Camps.

Foto: Pedro Sánchez, junto a Gianni Infantino, en Moncloa. (EFE/Fernando Calvo)

El formateo del teléfono de Rubiales duró finalmente dos días. La compañía contratada por la RFEF entregó a Rubiales un teléfono completamente limpio, sin rastro de ninguna conversación ni imagen anterior. Teóricamente, ni siquiera un especialista en recuperación de datos de las Fuerzas de Seguridad del Estado sería capaz de salvar archivos asociados a su número de teléfono.

Fuentes próximas a la Federación aseguran que Camps, muy cercano también a Rubiales, sometió su teléfono a un formateo idéntico. Los demás directivos de la RFEF no tuvieron que desprenderse de sus móviles, pero fueron conminados a eliminar cualquier referencia a asuntos que afectaran a la institución. Incluso borraron los chats de Telegram, la aplicación que utilizaban para hablar entre ellos sobre las cuestiones más sensibles.

Foto: Luis Enrique frente al banquillo de la Selección este domingo. (EFE/Kabon)

Las razones que provocaron este formateo masivo de información son múltiples, pero todas convergen en el temor de Rubiales a ser detenido. En julio de 2017, cuando la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil lanzó la operación Soule, que provocó la detención de Ángel María Villar, presidente en esa época de la RFEF, Rubiales se autoconvenció de que solo era cuestión de tiempo que el Instituto Armado también fuera a su casa para llevarlo ante el juez. Tenía motivos para albergar esa sospecha. Rubiales era en esa época presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y se había colocado como uno de los alumnos aventajados de Villar. Los investigadores interceptaron llamadas en las que aparecía hablando con el hijo del entonces presidente de la RFEF, Gorka Villar, otro de los imputados.

Esa investigación sigue abierta. Rubiales siempre ha temido que alguna de las derivadas de Soule acabe llevando a la UCO hasta él, como demuestran numerosos mensajes y documentos de los Supercopa Files. Pero también tenía otros procedimientos abiertos, como una denuncia por fraude, coacciones y amenazas presentada por la arquitecta que contrató para reformar su casa, y tenía miedo de que hubiera algún caso en marcha relacionado con su gestión. El dirigente sabía que, en caso de ser detenido, lo primero que haría la Policía o la Guardia Civil sería llevarse su teléfono móvil para analizar su contenido. Rubiales buscó desactivar ese riesgo limpiando su dispositivo con antelación.

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Había otros temores en la cabeza del presidente de la RFEF. En agosto de 2020 estaba muy reciente el escándalo del Deportivo de La Coruña-Fuenlabrada de la última jornada de Segunda División, que fue aplazado después de que el equipo madrileño viajara a la ciudad gallega con varios contagiados por coronavirus y provocara un brote en plena segunda ola de la pandemia. El aplazamiento perjudicó al Dépor, que aspiraba a salvar la categoría en ese último partido, pero tuvo que jugar finalmente cuando ya no podía meter presión a sus rivales directos y acabó descendiendo.

Rubiales siempre sospechó que su mayor oponente, Javier Tebas, presidente de LaLiga, era dueño del Fuenlabrada, que llegó a ese último partido con opciones de clasificarse para el 'playoff' de ascenso a Primera División, y le acusaba de hacer el viaje del conjunto madrileño a A Coruña, a pesar de los contagios, para evitar que le dieran el encuentro automáticamente por perdido.

Foto: Ilustración: EC Diseño.

El presidente de la RFEF aprovechó el episodio para intentar desgastar a Tebas y maniobró en la sombra con los políticos de A Coruña y Soria —el Numancia fue otro de los equipos perjudicados por el aplazamiento del Dépor-Fuenlabrada de la última jornada— para conseguir algún tipo de represalia contra el club madrileño u obligar a LaLiga a aceptar una ampliación de la Segunda División de 22 a 24 equipos. Rubiales temía que esas conversaciones salieran a la luz si su teléfono era intervenido o caía en manos de un tercero y decidió desprenderse cuanto antes de todos sus mensajes y archivos.

En sus cuatro años de mandato, Rubiales ha puesto en marcha otras medidas para intentar evitar fugas de información. Solo un reducido grupo de las personas que desembarcaron con él en la RFEF en mayo de 2018 sigue formando parte de su círculo de confianza. La más mínima duda sobre la lealtad de un directivo provoca su cese inmediato. En este tiempo, ha realizado varios barridos en los despachos de la Federación en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas en busca de posibles micrófonos ocultos. Además, como reveló El Confidencial, ha contratado a detectives para espiar a rivales y ha grabado decenas de llamadas y reuniones de trabajo con ministros y altos cargos del Gobierno de Pedro Sánchez.

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La Federación ha intentado relacionar las informaciones de los Supercopa Files con un supuesto 'hackeo' informático del móvil de Rubiales y de otros dispositivos de personas de su entorno. La RFEF utilizó incluso ese argumento para tratar de conseguir que el Juzgado de Instrucción y Primera Instancia número 1 de Pozuelo de Alarcón acordara el secuestro de toda la información que tuviera El Confidencial sobre este escándalo y prohibiera publicar nuevas noticias.

La instructora del caso tumbó esa maniobra al considerar que no había ningún elemento que acreditara la existencia de ese supuesto 'hackeo' y que las noticias publicadas por este diario apuntaban a “hechos de dudosa legalidad”. Posteriormente, la Federación ha optado por poner el punto de mira de los Supercopa Files en un empleado del organismo, Juan Rubiales, un tío de Rubiales que ejerció como su jefe de gabinete hasta hace dos años.

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, formateó su teléfono móvil en agosto de 2020 por miedo a que la Policía Nacional o la Guardia Civil encontraran en su interior datos comprometedores si era detenido por alguna causa judicial. El máximo responsable del fútbol en España también obligó a su equipo a eliminar conversaciones y mensajes que pudieran servir para desvelar presuntas irregularidades en la gestión del organismo, según consta en la documentación a la que ha tenido acceso El Confidencial en la investigación de los Supercopa Files.

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