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Marruecos siembra de dudas la apertura de la aduana comercial en Ceuta y Melilla
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Sánchez lo anunció en su visita a Rabat

Marruecos siembra de dudas la apertura de la aduana comercial en Ceuta y Melilla

El director de Aduanas marroquí rectifica sus declaraciones al semanario TelQuel, en las que alejaba esa posibilidad, principal logro de Sánchez tras el giro con Rabat. Ahora asegura que responde a una "decisión política"

Foto: Frontera del lado marroquí del Tarajal. (EFE/María Traspaderne)
Frontera del lado marroquí del Tarajal. (EFE/María Traspaderne)

La apertura de una aduana comercial en Ceuta y la reapertura de la de Melilla, que las autoridades marroquíes cerraron de un plumazo el 1 de agosto de 2018, sigue en el aire. El director general de Aduanas de Marruecos, Nabyl Lakhdar, desmintió esta semana tajantemente el principal anuncio hecho el 7 de abril por el presidente Pedro Sánchez durante su visita a Rabat, para sellar la paz con el rey Mohamed VI, tras 15 meses de crisis bilateral. Sánchez y después su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, afirmaron que la normalización incluía la reapertura de la aduana de Melilla y la inauguración de una en Ceuta que nunca contó con ella desde la independencia de Marruecos en 1956. Una promesa que aún hoy no se ha cumplido.

Foto: Frontera de El Tarajal, en Ceuta. (Javier Sakona)

“Para desarrollar operaciones comerciales, es necesario construir infraestructuras”, respondió Lakhdar a una pregunta del semanario 'Tel Quel' de Casablanca sobre la instauración de aduanas en las fronteras de las dos ciudades autónomas. “Hoy en día ni siquiera las condiciones geográficas lo permiten”, añadió. “Además, no es un tema de actualidad”.

Las declaraciones del alto cargo marroquí han generado un gran revuelo a este lado de la frontera. Tanto, que horas después Lakdhdar se vio en la necesidad de matizarlas en declaraciones a la agencia Efe. Aunque en el semanario marroquí se mostró tajante acerca de la complejidad de establecer las dos aduanas, a la agencia española señaló que sus palabras en la entrevista fueron "malinterpretadas" y sacadas de contexto. "Cuando los dos ministerios se pongan de acuerdo sobre los aspectos relacionados con Ceuta y Melilla, nosotros los aplicamos", precisó Lakhdar, quien reiteró que su administración "no toma la decisión política". El dirigente, según ha podido saber este diario, revisó y dio el visto bueno a la entrevista marroquí antes de su publicación.

placeholder Nabyl Lakhdar, director general de aduanas de Marruecos. (Gobierno de Marruecos)
Nabyl Lakhdar, director general de aduanas de Marruecos. (Gobierno de Marruecos)

Esta polémica llega en un mal momento para Sánchez, quien el 8 de junio comparecerá en el Congreso de los Diputados para explicar la nueva relación establecida con Marruecos desde que el 14 de marzo enviara una carta al rey Mohamed VI respaldando la solución que propugna Marruecos para resolver el contencioso del Sáhara Occidental. Sánchez puso así fin a la crisis con Rabat, pero abrió otra de calado con Argel.

“Los cruces de Ceuta y Melilla son solo pequeños pasillos”, argumentó Lakhdar en la primera entrevista para justificar la imposibilidad de abrir aduanas. “Los controles aduaneros necesitan mucho más espacio”. “Necesitaríamos varias decenas de hectáreas para construir áreas de visita, de control, etcétera”. “La configuración actual de Bab Sebta [frontera de Ceuta] no lo permite”. “No disponemos de la superficie necesaria para plantearnos tal proyecto”, concluyó.

La aduana de Melilla sí dispuso de un espacio suficiente para, hasta hace cuatro años, efectuar las operaciones de control. En cuanto a Ceuta, las palabras de Lakhdar dejan claro que no hay ninguna voluntad política de ampliar el cruce de El Tarajal o de abrir uno nuevo, en otra zona a lo largo de los 12 kilómetros de la verja, para facilitar el tránsito de mercancías.

La falta de espacio físico para disponer de una aduana encubre otro argumento, según fuentes diplomáticas europeas en Rabat. La diplomacia marroquí teme que la apertura de aduanas pueda ser interpretada como un reconocimiento implícito de la soberanía de España sobre esas dos ciudades, especialmente sobre Ceuta, que nunca contó con ella.

Foto: Inmediaciones de la frontera de Beni-Enzar, en Melilla. (Javier García Angosto)
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Javier García Angosto. Melilla Javier Sakona. Ceuta

Por si cupiera alguna duda, el director general de Aduanas insistió en que “esos puestos fronterizos solo estarán abiertos a los viajeros y no a las operaciones comerciales (...)”. Desde su reapertura, el 17 de abril, tras 26 meses de cierre, ni siquiera se aplica el llamado “régimen de viajeros” en las fronteras de Ceuta y Melilla. La policía marroquí no permite entrar en Marruecos, desde las ciudades autónomas, con compras efectuadas en las ciudades autónomas, aunque sean solo una caja de galletas o de bombones. Estas restricciones han suscitado numerosas quejas. El Partido Popular en Melilla ya ha pedido que desde España se actúe con reciprocidad.

Anunciada a finales de abril como “inminente”, por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la reapertura de las fronteras se retrasó tres semanas porque su colega Albares estaba empeñado en que coincidiera con la puesta en funcionamiento de la aduana de Melilla cuyas instalaciones están cerradas desde 2018. No lo consiguió.

La delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Mohm, no daba hoy viernes su brazo a torcer a propósito de la ansiada aduana. Ante los micrófonos de la cadena SER en Melilla, afirmó que seguían “adelante las reuniones” con las autoridades marroquíes para ponerla en marcha, pero no pudo precisar cuando sería realidad esa apertura.

"Esos puestos fronterizos solo estarán abiertos a los viajeros y no a las operaciones comerciales (...)"

Las palabras de Lakhdar ponen de relieve que, a cambio de renunciar a la neutralidad y alinearse con Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental, el presidente Sánchez no ha conseguido prácticamente nada, ni siquiera las aduanas comerciales. Es cierto que se han reabierto las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla y se ha restablecido el tráfico de pasajeros a través del Estrecho, interrumpido durante 26 meses. Rabat estaba más interesado en ello que el Gobierno de España. Este año sí habrá Operación Paso del Estrecho que, a partir del 15 de junio, permitirá a millones de marroquíes regresar en barco a su país para pasar allí las vacaciones veraniegas como lo hicieron hasta 2019.

“El contrabando, tal y como funcionaba hasta hace unos años, es una época superada”, añadió Lakhdar en la entrevista. “El contrabando (...) es ante todo algo ilegal”, recalcó. Después, explicó las medidas de creación de empleo que las autoridades marroquíes han tomado para intentar recolocar a una parte de las 9.000 porteadoras, eran en su mayoría mujeres, que introducían en Marruecos las mercancías adquiridas en Ceuta y Melilla.

En realidad, Rabat ya suspendió el contrabando —que los ceutíes y melillenses llaman comercio atípico— con Ceuta en octubre de 2019 y se cortó también con Melilla en marzo de 2020, cuando quedó cerrada la frontera a causa de la pandemia. En sus mejores momentos, las exportaciones irregulares desde las dos ciudades a Marruecos pudieron rondar los 1.400 millones de euros anuales. Daban trabajo a miles de marroquíes, pero también privaban a la aduana marroquí de cobrar aranceles.

La entrevista con Lakhdar fue publicada 24 horas después de que los presidentes de Ceuta, Juan Jesús Vivas, y Melilla, Eduardo de Castro, viajasen a Bruselas invitados por el eurodiputado Jordi Cañas (Ciudadanos) para asistir a la presentación de un informe elaborado por la consultora Ernst & Young. Titulado 'Ceuta y Melilla: más España y más Europa'; el documento analiza a lo largo de 118 páginas los pros y los contras del ingreso de las dos ciudades en el espacio Schengen de libre circulación, en la unión aduanera de la UE y su inclusión entre las regiones ultraperiféricas.

Aunque con matices, el informe se muestra favorable a que den esos pasos para ser más europeas. El Gobierno de Melilla tiene algunas dudas, sobre todo en lo concerniente a Schengen —no así el PP en la oposición—, mientras que el de Ceuta (PP) lo tiene claro desde hace más de una década. Fue en diciembre de 2011 cuando el pleno de la Asamblea de Ceuta solicitó por unanimidad al Ejecutivo que tramitase su ingreso en la unión aduanera, una petición que los sucesivos gobiernos de España han ignorado por temor a la reacción marroquí. Desde 2019, Vivas, el presidente ceutí, aboga porque su ciudad entre a formar parte del espacio Schengen, pero, por ahora, tampoco ha tenido éxito.

La apertura de una aduana comercial en Ceuta y la reapertura de la de Melilla, que las autoridades marroquíes cerraron de un plumazo el 1 de agosto de 2018, sigue en el aire. El director general de Aduanas de Marruecos, Nabyl Lakhdar, desmintió esta semana tajantemente el principal anuncio hecho el 7 de abril por el presidente Pedro Sánchez durante su visita a Rabat, para sellar la paz con el rey Mohamed VI, tras 15 meses de crisis bilateral. Sánchez y después su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, afirmaron que la normalización incluía la reapertura de la aduana de Melilla y la inauguración de una en Ceuta que nunca contó con ella desde la independencia de Marruecos en 1956. Una promesa que aún hoy no se ha cumplido.

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