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Moncloa busca la abstención del PP al decreto anticrisis pero mira a Bildu para salvarlo
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CHOQUE ENTRE SÁNCHEZ Y FEIJÓO

Moncloa busca la abstención del PP al decreto anticrisis pero mira a Bildu para salvarlo

Sánchez se asoma a otra negociación agónica para salvar su segundo decreto anticrisis en el Congreso. La oposición se mantiene en el no y pide "cambios" al Gobierno para cambiar de postura

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Reuters/Susana Vera)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Reuters/Susana Vera)
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"Si en Moncloa quieren algo de nosotros, que revisen la bandeja de entrada de su correo electrónico". El pasado 22 de abril, cuando apenas habían pasado unas semanas desde su aterrizaje en Génova, Alberto Núñez Feijóo envió su primera propuesta oficial como líder de la oposición, un documento de 41 folios trabajados durante varias semanas con un equipo en la sombra, compuesto por exministros populares y personal externo al partido de "diferentes sensibilidades ideológicas". El paquete contenía rebajas fiscales acotadas y ayudas directas que el Gobierno se negó a incorporar a su decreto anticrisis, y a cuyas líneas el PP vinculaba toda posibilidad de acuerdo con Pedro Sánchez. Un mes después, la posición de Feijóo no se ha movido un ápice y no valora ni siquiera una abstención si el jefe del Ejecutivo no se sienta a debatir su particular propuesta económica.

En el Gobierno persiste el malestar por la falta de "responsabilidad" en que encuadran al primer partido de la oposición. Fuentes gubernamentales subrayan que, como en la anterior ocasión, abrirán vías de diálogo con el PP y con el resto de grupos para tratar de aunar la mayoría más amplia posible. Bildu, que salvó el anterior decreto económico, vuelve a aparecer en las quinielas del Ejecutivo como vía para afrontar otra ajustada votación en el Congreso. Sin embargo, en Moncloa no entienden que los populares no valoren siquiera la abstención "por sentido de Estado" y obstaculicen un decreto que incluye medidas como la bonificación de 20 céntimos por litro en los carburantes, el aumento del ingreso mínimo vital o la inversión de 6.000 millones en forma de ayudas directas y rebajas de impuestos.

Moncloa insiste en pedir a Feijóo "sentido de Estado", pero el PP exige incorporar su plan fiscal

El presidente del Gobierno confirmó el pasado miércoles un anuncio que ya había dejado caer a principios de semana durante su visita a Bruselas: está decidido a prorrogar tres meses más, hasta el 30 de septiembre, su escudo anticrisis para afrontar las consecuencias económicas y sociales derivadas de la guerra de Ucrania. Para ello, el decreto deberá volver a pasar por Consejo de Ministros y remitirse al Congreso para su aprobación en un plazo inferior a 30 días, lo que infiere su debate y votación antes del parón estival. "A ver si esta vez tenemos más suerte y los que dicen que aman a España aprueban medidas que son buenas para los españoles", desafió Sánchez. El órdago lo lanzó tras una intervención en la Cámara Baja con motivo del cuarto aniversario de la moción de censura que colocó a Sánchez en Moncloa, una cita en la que equiparó a Feijóo y Abascal dentro de una "oposición destructiva" frente a la gestión "ejemplar" y alejada de los "insultos" del Gobierno.

Sánchez se asomó al abismo en la última votación del decreto anticrisis y, ahora, tanto PP como Ciudadanos se mantienen en el no, lo que vuelve a tensar al máximo la aritmética parlamentaria para sacar adelante la segunda parte de su proyecto económico estrella. El presidente vuelve a exponerse a una negociación agónica después de lo que sudó para sacar adelante un decreto que no tuvo atado hasta la misma mañana de la votación. 176 síes, auspiciados por PSOE, Podemos, PNV, PDeCAT, Más País, Compromís, Nueva Canarias, PRC, BNG y Teruel Existe, más el voto sorpresa de Bildu, salvaron al Gobierno de una amarga derrota. Aunque por diferentes motivos, PP y ERC se sumaron al bloque del no, que arañó 172 votos.

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE/Fernando Alvarado)

La clave fue la deserción de los 13 diputados del partido encabezado por Gabriel Rufián, que dieron la espalda a Sánchez en pleno estallido del caso Pegasus. El Ejecutivo se vio entonces obligado a explotar una vez más la estrategia de la geometría variable y a mirar a su derecha. En la práctica, Moncloa mantuvo en la reserva a Feijóo hasta que logró atar el respaldo de los cinco diputados de Bildu, y dio esperanzas al PP de que negociaría unas propuestas fiscales que, insisten en Génova, "ni siquiera se leyeron".

De hecho, la noche anterior a la votación se produjo un intercambio de misivas entre el vicesecretario económico de Génova, Juan Bravo, y la titular de Hacienda, María Jesús Montero. La única prerrogativa que concedió Moncloa para atraer al PP al acuerdo fue abrir el proyecto a la tramitación como proyecto de ley para que pudiesen enmendarlo con sus iniciativas en el futuro, una cesión que los populares vieron del todo "insuficiente" y que generó malestar entre diputados del PP por lo que vieron como un intento de engaño por parte del Gobierno: primero, porque la votación de enmiendas puede demorarse sin límite y guardarse "en un cajón", y, segundo, porque la inmensa mayoría del arco parlamentario ya iba a avalar la tramitación del decreto como proyecto de ley y, por lo tanto, los votos del PSOE no resultaban necesarios para sacar adelante el trámite.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y la lider de En Comú Podem, Jessica Albiach. (EFE/Quique García)

Sánchez, convencido de que tendrá que volver a contar los votos en el Congreso, ha comenzado a mover ficha para al menos repetir la mayoría de la última votación de su plan económico con guiños a Bildu. Por el momento, y a propuesta del partido vasco, el Gobierno se ha comprometido a incluir en el nuevo decreto que aprobará el Consejo de Ministros una subida de un 15% de las pensiones no contributivas hasta fin de año, lo que allana el camino a un nuevo acuerdo entre el PSOE y los 'abertzales'. Por su parte, con las heridas de Pegasus aún supurando por las esquinas del Congreso, ERC mantiene la incógnita sobre si se mantendrá en el no o virará a la abstención en la próxima votación en que Sánchez volverá a poner a prueba la salud del bloque de investidura.

Las líneas rojas de Feijóo

En la dirección nacional de Génova cuestionan esa intención de Sánchez de llegar a acuerdos con Feijóo, sobre todo porque no ha habido ninguna comunicación entre los departamentos de Hacienda de Génova y Moncloa desde aquel agónico intercambio de misivas entre María Jesús Montero y Juan Bravo. "La respuesta ha sido de absoluto desprecio", reiteró el jefe de filas de los populares durante una entrevista en Onda Cero.

En el PP, reiteran su "firme voluntad de alcanzar un acuerdo" con Sánchez, pero reconocen que la desconfianza en el Ejecutivo es superior a cualquier esperanza. Exigen "cambios" en la redacción del documento —que no valoran en Moncloa— y que vuelvan a leerse las líneas rojas que estipuló como irrenunciables para moverse del no y valorar la abstención: una rebaja 'selectiva' de impuestos para las rentas medias y bajas; una reducción del IVA para la electricidad de acuerdo a las normas comunitarias; explorar mecanismos para garantizar una gestión eficiente de los fondos europeos, y la reducción del gasto burocrático y político del actual Gobierno.

Tras reunir a su equipo económico en Génova, Feijóo insiste en la premisa de que ha quedado acreditado que "el parche económico del Gobierno no funciona", a juzgar por la "desbocada" inflación, que no da tregua y se sitúa en el 8,7%. En la misma tesitura se encuentra Ciudadanos, otro partido clave al que Sánchez ya ha recurrido en anteriores ocasiones para salvar votaciones ajustadas. En el partido naranja, insisten en que el Gobierno debería negociar algunas de sus propuestas —entre las que destaca la extensión de la vida útil de las nucleares— para cambiar de parecer. "Si no hay cambios, volveremos a votar en contra", zanjan.

"Si en Moncloa quieren algo de nosotros, que revisen la bandeja de entrada de su correo electrónico". El pasado 22 de abril, cuando apenas habían pasado unas semanas desde su aterrizaje en Génova, Alberto Núñez Feijóo envió su primera propuesta oficial como líder de la oposición, un documento de 41 folios trabajados durante varias semanas con un equipo en la sombra, compuesto por exministros populares y personal externo al partido de "diferentes sensibilidades ideológicas". El paquete contenía rebajas fiscales acotadas y ayudas directas que el Gobierno se negó a incorporar a su decreto anticrisis, y a cuyas líneas el PP vinculaba toda posibilidad de acuerdo con Pedro Sánchez. Un mes después, la posición de Feijóo no se ha movido un ápice y no valora ni siquiera una abstención si el jefe del Ejecutivo no se sienta a debatir su particular propuesta económica.

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