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El mapa que señala dónde tendrá lugar la guerra entre PP y Vox
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ANDALUCÍA MARCARÁ EL CICLO ELECTORAL

El mapa que señala dónde tendrá lugar la guerra entre PP y Vox

Hay territorios y clases sociales que serán muy relevantes a la hora de decidir si Moreno consigue su propósito, y alcanza una mayoría a lo 4-M, o si Olona logra demostrar que Vox es una fuerza indispensable para gobernar

Foto: Macarena Olona (Vox) y Juanma Moreno (PP). (EC Diseño)
Macarena Olona (Vox) y Juanma Moreno (PP). (EC Diseño)
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Después de las elecciones francesas, y tras el Brexit y Trump, la lectura de los procesos electorales a partir del eje ganadores y perdedores de la globalización, en lugar del tradicional izquierda/derecha, se está imponiendo. Es tentador aplicar esas variables a las elecciones andaluzas, ya que se trata de un territorio en el que la población rural es importante, con pequeñas y medianas localidades que poseen mucho peso, cuyo paro es elevado y su desarrollo es menor que el de otras regiones españolas. Además, la relevancia del factor nacional, el españolismo, es sustancial, y el partido en auge, Vox, se inscribe en la línea de otras derechas populistas europeas.

Sin embargo, Andalucía es mal lugar para trasladar íntegramente esos elementos, ya que las semejanzas son menores que las similitudes. Es un territorio donde el eje izquierda/derecha está muy presente, y el mismo programa de Vox, el partido en teoría antisistema, está más ligado a la derecha que a la antiglobalización. Y, sobre todo, el humor social andaluz carece de un elemento esencial: hay una mayoría de gente que piensa que, a pesar de la crisis, en Andalucía la vida cotidiana es mejor que en el resto de España y que a ellos no les está yendo mal en esta recesión. En el eje ganadores/perdedores, el sentimiento de decadencia es fundamental.

No obstante, hay algunos elementos destacables en estas elecciones, que mezclan viejos y nuevos aspectos. El más importante de todos ellos es el papel que van a jugar las clases medias pauperizadas, que son el espacio en el que el voto puede ser más disruptivo. Va a ser un sector esencial en las elecciones, y mucho más por la pelea entre las derechas que por lo que la izquierda pueda conseguir ahí.

1. Las costas

La encuesta de IMOP-Insights (de la que se extrae el mapa), desarrollada entre el 28 de febrero y el 12 de marzo, que preguntaba sobre intención de voto para las elecciones generales, es muy significativa al respecto. Aun cuando otras encuestas, las que anticipan los resultados para las autonómicas, ofrecen un apoyo muy relevante al PP, ese sondeo mostraba un crecimiento sustancial de Vox y señalaba los territorios donde el voto estaba girando hacia ellos. Toda la costa andaluza, con Almería como lugar de mayor asentamiento de los de Abascal, afirmaba a Vox como su opción preferida, también por encima del PP.

El discurso antisanchista ha calado entre los pequeños empresarios y los autónomos, pero está en disputa si lo aprovecharán el PP o Vox

¿Por qué las costas? En buena medida, por su estructura productiva, en la que el turismo tiene mucho peso, que está compuesta por muchos pequeños empresarios y por mano de obra estacional. Los pequeños empresarios se han visto sometidos a mucha presión. La pérdida de ingresos con la pandemia, la falta de ayudas directas y el consecuente endeudamiento no se han visto sucedidos por una época de recuperación vigorosa, sino por un aumento de costes, ya sea por la energía, cuyo precio se había elevado sustancialmente antes de la invasión de Ucrania, por el aumento de los precios de los productos o por su situación de escaso poder en las cadenas de valor, lo que les acorta los márgenes.

Es un sector que tradicionalmente ha estado vinculado al voto de derechas. En este caso, además, es fácil reforzar esa visión ideológica: basta con señalar que han sido escasamente ayudados por el Gobierno, que ha subido el SMI y que no les rebaja los impuestos a pesar del momento de dificultad. El discurso antisanchista puede calar bien, pero está en disputa si lo aprovecharán el PP o Vox.

2. Los inmigrantes y la triangulación

El otro sector importante de ese ámbito, la mano de obra estacional, también puede ser un ámbito favorable para los discursos de la derecha. Debe reseñarse que, según la encuesta, son las provincias con más población inmigrante, como Almería o Málaga (hasta un 20% de población inmigrante) o Huelva y Granada, (cercanas al 10%), donde más sustantivo es el apoyo a Vox.

Cuando hay mucho paro, es fácil señalar la competencia de los inmigrantes y subrayar la necesidad de la protección nacional

Tiene su lógica, porque es un terreno en el que pueden hacer valer tanto el discurso de la pérdida de opciones laborales por la llegada de emigrantes como la percepción de la inmigración como amenaza a la seguridad y como competencia por los recursos y ayudas públicas. La triangulación jugará un papel relevante.

En un contexto de paro elevado, es fácil señalar la competencia de los inmigrantes y subrayar la necesidad de la protección nacional. El discurso típico de las extremas derechas puede calar entre las clases trabajadoras más que el del PP.

3. Los chalecos amarillos españoles

Sin embargo, lo que se señala de los pequeños empresarios y de los trabajadores de las costas sirve para otras partes de Andalucía. Otros dos sectores esenciales, como son el transporte y el campo, viven circunstancias similares. Son ámbitos de recursos menguantes, y en muchas ocasiones no por culpa de un Gobierno concreto, sino de una situación estructural. Gran parte de esos pequeños y medianos empresarios depende de su inserción en cadenas que les presionan permanentemente para que afinen los costes. Muchos de ellos, más que propietarios, son proletarios que aportan los medios de producción. Transportistas endeudados por la compra de su vehículo, y agricultores y comerciantes que deben pagar préstamos, constatan que cada vez tienen menos margen, que sus ingresos son escasos y que en ocasiones les llega muy justo para subsistir.

El PP hablará de la buena gestión de Moreno, Vox propondrá medidas nacionalistas. Los dos tendrán a Sánchez como diana

En todos esos ámbitos, las derechas pueden jugar su papel de forma sencilla, cada una de ellas con sus bazas: el PP intentará hacer valer los logros de Moreno Bonilla, y señalará a Sánchez. Vox también apuntará al Gobierno, con más intensidad, y propondrá medidas nacionalistas: dejar de importar a Marruecos, más producción patria, más trabajo para los de aquí.

4. La izquierda, relegada

La izquierda lo tiene difícil en estos sectores, porque las soluciones por las que apuesta, defender la sanidad y la educación públicas y mejorar las condiciones laborales, no les parecen suficientes. Por otra parte, en la izquierda no hay una tradición favorable a las pequeñas empresas y a los autónomos, ni a sectores como la hostelería y el campo, por lo que tampoco muestran en sus programas medidas que les ayuden a aliviar sus márgenes o que promuevan un aumento de sus ingresos.

La insistencia en valores ligados a lo digital y ecológico, y favorables a la inmigración, no ayudará en esas capas de la población

Son sectores deteriorados y que, por tanto, les podrían ser favorables, pero no saben cómo llevarlos a su terreno. La izquierda de Podemos y Adelante Andalucía ni se lo ha planteado; el PSOE de Espadas, que trata de mostrarse moderado para conseguir votos de Ciudadanos, podría intentar la baza del perfil gestor, pero ese terreno parece cogido ya por Moreno, y en estos ámbitos tampoco parece resultar muy rentable.

Por otra parte, la insistencia en valores culturales, en ese mundo digital y ecológico y favorable a la inmigración, no les ayudará en estas capas de la población. Y menos aún en el caso de las clases trabajadoras que desempeñan su tarea en el sector privado. Por tradición y recursos, deberían ser las que más les apoyaran, pero no parecen crecer en esos estratos.

5. La batalla de las derechas

Estas clases sociales, compuestas por pequeños empresarios y autónomos precarizados, que a menudo cargan con los costes de su actividad sin obtener más beneficios que la mera subsistencia, y por trabajadores del sector servicios cada vez más cercanos en la mentalidad a sus empleadores, son los perfiles que se corresponderían, en el plano andaluz (y español), a los chalecos amarillos franceses. Son sectores que vivieron mejores tiempos, que se hallan en serias dificultades, de actividad y de subsistencia, por la articulación del mercado y por la presión en los costes, por lo que son también los más descontentos.

Sin embargo, en el caso andaluz están lejos de constituir una clase antieuropea y antiélite. Son mucho más antisanchistas que populistas; son nacionalistas, pero no quieren salir de Europa; pueden desear cierto proteccionismo, pero no son favorables a la desglobalización, porque quieren seguir vendiendo fuera, si les es posible. Simpatizan con la derecha y no les gusta la izquierda, pero no hay eje global/local en ellos.

Vox se juega mucho en estas elecciones, quizá más que los populares. Y el campo de juego andaluz les resulta favorable

Por eso, lo que está por dilucidar, según las encuestas, es si la mayor parte del voto de esos sectores, ligados al mundo rural y al turismo costero, irá a parar a una derecha o a otra. Y es relevante, en la medida en que Vox se juega mucho en estas elecciones, quizá más que los populares. Juegan en un terreno favorable, como es Andalucía, y tienen que demostrar al PP que van a tener que contar con ellos, como ha ocurrido en Castilla y León, y como podría ocurrir en las elecciones nacionales.

El PP, por su parte, intentará que el resultado sea como el del 4-M en Madrid, que pueda sumar más que todas las izquierdas, de manera que no se vea obligado a meter a Vox en el Gobierno. Recordemos que Ayuso, en Madrid, logró su resultado porque, fruto de una estrategia de apertura de establecimientos, logró unir el voto de los clientes, los dueños y los empleados de los bares. Esa sería la opción Moreno, la de convertirse en una fuerza aglutinadora que lleve el descontento con el Gobierno nacional a su lado. Lo tendrá difícil, y más con Macarena Olona en Andalucía. En esa pelea, las clases medias precarizadas, los chalecos amarillos andaluces, serán una fuerza importante, y quien consiga sus simpatías tendrá mucho recorrido ganado.

Después de las elecciones francesas, y tras el Brexit y Trump, la lectura de los procesos electorales a partir del eje ganadores y perdedores de la globalización, en lugar del tradicional izquierda/derecha, se está imponiendo. Es tentador aplicar esas variables a las elecciones andaluzas, ya que se trata de un territorio en el que la población rural es importante, con pequeñas y medianas localidades que poseen mucho peso, cuyo paro es elevado y su desarrollo es menor que el de otras regiones españolas. Además, la relevancia del factor nacional, el españolismo, es sustancial, y el partido en auge, Vox, se inscribe en la línea de otras derechas populistas europeas.

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