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Ion Tiriac: "El Madrid Open tiene las entradas más baratas del tenis mundial"
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HA VENDIDO EL MADRID OPEN TRAS 20 AÑOS

Ion Tiriac: "El Madrid Open tiene las entradas más baratas del tenis mundial"

El magnate rumano vendió en diciembre la licencia del Madrid Open a la empresa estadounidense IMG después de 20 años al frente del primer torneo Masters 1000 de España

Foto: Ion Tiriac. (EFE/Alberto Martín)
Ion Tiriac. (EFE/Alberto Martín)
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Ion Tiriac (Brasov, Rumanía, 1939) vendió el pasado diciembre la licencia del Madrid Open al gigante estadounidense de eventos deportivos IMG por una suma millonaria, aunque no necesitaba el dinero. De joven jugó al hockey hielo, se pasó al tenis profesional haciendo pareja con su compatriota Ilie Nastase y luego fue entrenador de grandes estrellas, como Guillermo Vilas y Boris Becker. En paralelo, inició una trayectoria empresarial que le llevó a convertirse en el hombre más rico de Rumanía, con un holding que incluye bancos, empresas de distribución y seguros y hasta una aerolínea. Su patrimonio supera los 1.500 millones de dólares. Atiende a El Confidencial por teléfono desde su finca de Namibia. Ahora que ya no es el dueño del Masters 1000 de Madrid, se siente más libre para opinar sobre el futuro de la competición y del tenis en España, aunque nunca se caracterizó por rehuir los debates.

PREGUNTA. Se cumplen 20 años del Madrid Open y, en realidad, tuvo un arranque accidentado.

RESPUESTA. Yo conocía a Manolo Santana y decidimos que había que llevar el torneo a Madrid, la capital de España, que nunca había tenido un torneo 1.000 de ATP y WTA. Poco a poco, hablando con Manolo y con el alcalde de Madrid de la época, José María Álvarez del Manzano, llegamos a un compromiso. En ese momento, Madrid estaba interesado en los Juegos Olímpicos, pero no había ningún sitio para jugar un torneo de este nivel. El alcalde me dijo: ‘No importa, no importa, señor Tiriac, vamos a construir un estadio’. Esto era en mayo 2002 y el torneo se tenía que jugar en octubre. Mejor que los chinos, que los alemanes, que todos… En 6 meses, se construyó un estadio cerrado. Todo fue perfecto y se jugó la primera edición con un éxito enorme, con la única mala suerte de que uno de los finalistas, un checo [Jiri Novak], no se presentó a jugar la final contra Agassi. Pero el torneo fue inmenso.

P. ¿Qué balance hace de estos 20 años, justo después de venderle la licencia a IMG? ¿Está el torneo en el nivel que esperaba en 2002?

R. El evento es casi un milagro. Que en 20 años este evento se clasificara como la segunda competición deportista de España anual después del clásico Real Madrid-FC Barcelona... Que el Madrid Open se haya convertido en una cosa enorme que se retransmite en más de 200 países del mundo... Es el Másters a mayor altitud del mundo, pero ha tenido más campeones con torneo de Grand Slam que ninguno. Sobre todo, en masculino, pero también en femenino. El año pasado, a punto de cumplir ya 83 años, consideré que después del trabajo y el éxito enorme que ha tenido este evento, era el momento de dejar paso a otros que puedan hacerlo igual o mejor. Hoy ya no estoy aquí. Vendí la licencia, pero España se quedará para siempre en el libro de mi vida. El mundo ha tenido muchos problemas en los últimos años, pero el Madrid Open está mejor que nunca.

placeholder Ion Tiriac en el Nadal vs. Alexei Popyrin, en los octavos de final del Mutua Madrid Open del año pasado. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Ion Tiriac en el Nadal vs. Alexei Popyrin, en los octavos de final del Mutua Madrid Open del año pasado. (EFE/Rodrigo Jiménez)

P. ¿Qué recorrido tiene? ¿A qué más puede y debe aspirar el Madrid Open?

R. Con todo el respeto por todo el tenis mundial, pienso que la calidad del torneo de Madrid no se ve en ningún otro sitio. Esto es un evento, un evento que ha tenido por primera vez en Europa tres canchas cubiertas. Además, le doy a los españoles el título de pueblo más deportista de Europa. Si Madrid quiere, se lo va a quedar Madrid. En la licencia está por escrito que como mínimo se quedará 10 años y se ha pactado la construcción de un nuevo estadio que debe servir para crecer más.

P. ¿Cómo fue la primera vez que vio a Rafa Nadal?

R. En 2003 había en el torneo un chico de 15 años con un nombre desconocido en ese momento, Rafa Nadal. Manolo me contó que tenía algo distinto. ‘Mira a ver tú, que has sido entrenador de Nastase, de Vilas, de Becker, a ver qué tiene’, me dijo. El chico no me impresionó mucho, pero me impresionaron sus ganas y su dedicación. Pero era muy joven y no obtuvo un gran resultado en la primera edición en la que compitió [cayó en primera ronda ante Alex Corretja]. Lo que vino luego ya lo sabemos todos. No es sólo un campeón de tenis. Es una persona, un hombre, que se quedó con los pies en la tierra toda su vida, modesto, un gran, gran campeón. Nadal es único. No va a venir otro. Pero después de Nadal, el tenis español está muy bien construido. No tengo miedo.

P. En España acaba de emerger una nueva estrella, Carlos Alcaraz, de solo 18 años.

R. Lo vi jugando la Copa Davis contra Rumanía. Más no puedo hablar. Puede ser muy grande, pero tiene un precedente difícil porque todo el mundo lo va a comparar con Nadal. Estar en los zapatos de Nadal es muy difícil, si no imposible. Pero España tiene talento. Hay muchos jugadores en el Top 50 del ranking. Y confío en que Nadal juegue otros dos o tres años si le respeta el físico y las ganas de jugar. En España, en los últimos 50 años, siempre ha habido campeones. Y eso va a continuar.

"Hace 30 años que digo que el tenis se transformó en un ping-pong sobre una superficie más grande"

P. Siempre se ha dicho que, en España, los verdaderos aficionados estaban en Barcelona, por el Conde de Godó. ¿Cree que Madrid ya tiene una afición de calidad?

R. El Conde de Godó es un gran torneo. Lo jugué yo, es muy antiguo, es muy lindo. Pero la magnitud de un 1.000 de ATP y WTA… El Madrid Open está al lado de los Grandes Slam. Hay aficionados al tenis en Madrid, pero ha pasado poco tiempo, ha sido muy rápido, desde 2002.

P. A veces da la sensación de que el evento, como usted lo llama, se ha comido el deporte.

R. Cuando empecé a hacerlo, lo hice en una ciudad muy pequeña, de menos de un millón, en Stuttgart, Alemania. La calidad era muy alta, pero en Madrid es mucho mayor. Cuando hablo del evento, no me refiero sólo a los 2.500 VIP que van, a la comida, a la bebida… Hablamos del ambiente, de la gente que lo está visitando, de los niños que van… Madrid tiene muy probablemente las entradas más baratas del tenis mundial en este momento. España no es California, ni Alemania, pero está bien. El estadio nuevo que se tiene que construir en colaboración con el Ayuntamiento, con capacidad de 10.000 espectadores, también que servir para que puedan ir más jóvenes, que no pueden pagar los 200, 500 o 2.000 dólares que se pagan en Indian Wells en la segunda semana del torneo. Puede permitir cuidar a la generación que viene y permitirle ver el tenis.

P. Pero, ¿no le preocupa que la parte del negocio acabe pesando tanto que sepulte el deporte? ¿Que los nuevos dueños del Madrid Open le den más importancia todavía al negocio?

R. El deporte es un negocio. Económicamente es un negocio. Los jugadores están sindicados, como los trabajadores. Los organizadores son los que dan trabajo. Es como el fútbol, como todos los deportes profesionales. Coubertin ya no existe. Se acabó. También los Juegos Olímpicos son un gran negocio. Dejamos la parte bonita, la organización sin beneficios… Cuando los Juegos Olímpicos te cuestan 10.000 millones que están solamente en países que se los pueden permitir, eso es un negocio. El tenis, desgraciadamente o gratamente, también lo es. Sólo ha cambiado en realidad el importe. A Santana le regalaron 50 libras esterlinas por ganar Wimbledon en 1966. Y le pagaron 100 dólares por ganar el dobles de Roland Garros en 1970, no en 1800. ¡En 1970! El entrenamiento entonces también eran cuatro o cinco horas al día. No éramos tan profesionales como ahora ni había siete personas alrededor como ahora. Pero eso ya no existe. Y el tenis es un negocio.

placeholder El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (i), y el empresario rumano, Ion Tiriac, conversan mientras presencian un partido del Mutua Madrid Open. (EFE/Rodrigo Jiménez)
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (i), y el empresario rumano, Ion Tiriac, conversan mientras presencian un partido del Mutua Madrid Open. (EFE/Rodrigo Jiménez)

P. Usted se ha pronunciado en varias ocasiones a favor de incrementar el tamaño de la bola un 25% para que la bola no alcance tanta velocidad. ¿Se ha convertido el tenis en un deporte demasiado físico?

R. Yo soy de otra generación. Como ocurre en el fútbol, el tenis de hoy es mucho más rápido. Todo cambió. El tenis de mi generación sacaba a 170 km/h con una pelota que tenía lana, un poquito más grande, con raquetas que eran la mitad de grandes que las actuales y hechas en madera. No se le puede quitar la raqueta hoy al jugador para ponerle otra dos veces más pequeña, pero se puede aumentar el tamaño de la pelota para que vaya menos rápida, no a 240 km/h al saque, y que el mejor talento del mundo, el mejor prestidigitador, pueda hacer magia. Santana hizo en la final de Roma tres dejadas en las que la pelota volvieron a su campo, de tanto efecto que tenían. Hoy, con tanta velocidad, no puedes ni soñar en algo así. Hoy el físico, el atleta, es mucho más importante que el talento. Hace 30 años que digo que el tenis se transformó en un ping-pong sobre una superficie más grande. Todas las autoridades deben de llegar a un acuerdo para cambiar el tenis porque cada vez será más rápido. Y no veo ningún otro remedio que hacer la pelota más grande. Cambiar el tamaño de la pista o la altura de la red modifica la historia. Pero una pelota más grande meterá más talento en el tenis.

P. En algunas disciplinas se está produciendo por fin un crecimiento del deporte femenino. ¿Cree que será posible recortar esa brecha que sigue existiendo en el tenis y que las mujeres alcancen la igualdad en premios con los hombres?

R. El tenis femenino fue siempre más elegante, menos fuerte, y que ha cambiado mucho, enormemente. Piensa en Serena Williams, que saca por encima de 200 km/h. Pero el tenis femenino, hablando de la velocidad de la pelota, se quedó siempre con 25% menos que el masculino. Debo pensar así. No es que el deporte masculino es más atractivo, pero sí es más competitivo. El atleta masculino es más rápido, salta más, pega más fuerte. Pero el tenis femenino tiene sus armas y en España ha tenido siempre muy buenas jugadores y van a seguir saliendo. Los españoles tienen mucha más hambre que el resto de europeos.

"De los 170 países en los que fue televisado el torneo, 145 contestaron que la pelota se veía 30% mejor sobre el azul que sobre el rojo de la arcilla"

P. ¿Qué le parece la decisión de Wimbledon de vetar a tenistas rusos y bielorrusos? ¿Cree que es un error o que Madrid debería haber hecho lo mismo?

R. No soy radical en este tema. Cuando tenía 15 años me seleccionaron para el equipo nacional de juventud de Rumanía de hockey sobre hielo. Un año después, me seleccionaron para el equipo olímpico. Estuve cuatro años, hasta 1960, a 2.000 metros de altitud, junto a un lago que se helaba en el invierno, haciendo tres entrenamiento sal día, para prepararnos para los Juegos Olímpicos de Invierno de Squaw Valley de Estados Unidos. Una semana antes de irnos, el Gobierno rumano comunista decidió boicotear los Juegos Olímpicos porque la Alemania del Este no fue aceptada, solamente la Alemania Federal. Fue uno de los desastres más grandes de mi vida deportiva. Me voy a acordar siempre. Tuve el honor de conocer personalmente a Mandela y me acuerdo de cuando dijo que el deporte puede unir a la gente. Estuve en los Juegos Olímpicos de Sydney en el año 2000 y Corea del Norte desfiló junto a Corea del Sur. Fue maravilloso. Nadie tiene el derecho de prohibir a un joven deportista, solamente porque es ruso o bielorruso, participar en un torneo internacional. ¿Qué hacen con eso? ¿Qué consiguen prohibiendo a la gente joven hacer su trabajo? Sólo sirve para echar gasolina al fuego. No queremos la guerra, es una equivocación. Por suerte, en España aceptamos a los rusos y bielorrusos. Si fuese el responsable de Wimbledon, inventaría un wild card (invitación) en doble masculino, femenino y mixto, con un ruso y un ucraniano juntos. Para demostrar a la gente que los pueblos pueden vivir juntos y con normalidad. No es el momento de hacer está diferencia política en las canchas de tenis.

P. En estos 20 años también ha habido polémicas, como la decisión de usar tierra azul en 2012 o el hecho de que los recogepelotas fueran modelos en las primeras ediciones. ¿Se arrepiente de algo? ¿Hubiera hecho algo de otra forma? ¿O hay algo de lo que esté especialmente orgulloso?

R. La tierra azul fue lo mejor que pudimos hacer. Tuvimos la mala suerte de que, ese año, el agua que corre al lado de la pista de la Caja Mágica se fue por debajo de las pistas e hizo que la tierra azul fuera mucho más deslizante. Pero de los 170 países en los que se televisó el torneo, 145 contestaron que la pelota se veía un 30% mejor sobre el azul que sobre el rojo de la arcilla. Espero que un día se recupere el azul porque es un color importante. En el atletismo ya se ha metido cada vez más el azul. Hace el deporte más atractivo. Más visible.

Ion Tiriac (Brasov, Rumanía, 1939) vendió el pasado diciembre la licencia del Madrid Open al gigante estadounidense de eventos deportivos IMG por una suma millonaria, aunque no necesitaba el dinero. De joven jugó al hockey hielo, se pasó al tenis profesional haciendo pareja con su compatriota Ilie Nastase y luego fue entrenador de grandes estrellas, como Guillermo Vilas y Boris Becker. En paralelo, inició una trayectoria empresarial que le llevó a convertirse en el hombre más rico de Rumanía, con un holding que incluye bancos, empresas de distribución y seguros y hasta una aerolínea. Su patrimonio supera los 1.500 millones de dólares. Atiende a El Confidencial por teléfono desde su finca de Namibia. Ahora que ya no es el dueño del Masters 1000 de Madrid, se siente más libre para opinar sobre el futuro de la competición y del tenis en España, aunque nunca se caracterizó por rehuir los debates.

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