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El sospechoso de matar a Esther López: "Nadie dice que Carolo y ella eran novios"
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DECLARACIÓN JUDICIAL

El sospechoso de matar a Esther López: "Nadie dice que Carolo y ella eran novios"

La jueza se niega a dictar la prisión provisional contra el sospechoso, pero también rechaza imponerle ninguna medida cautelar, como la retirada del pasaporte

Foto: Vehículo que traslada a los juzgados a Óscar. (EFE/Nacho Gallego)
Vehículo que traslada a los juzgados a Óscar. (EFE/Nacho Gallego)

El interrogatorio fue duro, su señoría, la Fiscalía y la acusación particular tiraron a Óscar sus mentiras a la cara, sin rodeos ni mano izquierda, de forma abrupta, como latigazos, pero él no se inmutó. Duró una hora, pero devolvió todas las acusaciones, como si de un frontón se tratase. Caben dos posibilidades: ejerce un enorme autocontrol que le permite trasmitir tranquilidad o dice la verdad. Porque no se alteró un segundo, ni dejó ningún resquicio de duda en sus respuestas. Óscar fue asertivo y no se contradijo. En su declaración de este lunes, Óscar contó lo mismo que las anteriores veces que le preguntó la Guardia Civil, que Esther López se bajó de su coche después de que ambos dejasen a Carolo en su casa. Ella quería seguir de marcha y él no. Esther le llamó “rancio” y “cortapedos” y se fue en dirección a casa de Carolo.

Cuando le preguntaron cómo es posible que su móvil y el de Esther, que se había alejado de su casa, estuvieran casi pegados sobre las 3:26 de la mañana, respondió: “No me lo explico. Ella tenía un amigo que se llama Fleki que vive muy cerca de mí. Dos parcelas más allá”, afirmó, quizá queriendo dar una explicación a que sus teléfonos estuviesen juntos a esa hora de la madrugada. La Guardia Civil tiene cámaras que objetivamente demuestran que lavó el coche horas después de que Esther desapareciese. Cuando le preguntaron por ello lo negó: “Jamás lavé el coche. No me explico cómo mi vehículo puede estar grabado. Se lo entregué a la Guardia Civil para que lo registraran e hiciesen la inspección y hasta días después no lo lavé”.

Foto: Comandancia de la Guardia Civil de Valladolid. (EFE/Nacho Gallego)

La tecnología ha construido buena parte de los indicios. Cuando le preguntaron por qué llamó a un número desconocido dos veces la madrugada del 13 de enero y por qué llamo a Esther también de madrugada y por WhatsApp, Óscar respondió: “Yo no llamé a ningún número desconocido y no recuerdo haber telefoneado a Esther. Tampoco borré la centralita del coche. La Guardia Civil no dice la verdad”.

Las pruebas demuestran que trató de generar una tercera llave del vehículo: “Eso no lo hice, no me lo puedo explicar. Siempre he conducido con la misma llave y la otra estaba guardada en casa”. Sin embargo, la tecnología demuestra que se trató de formatear una nueva llave y que la que entregó a los investigadores, que acumula casi tanta información como la centralita, solo guarda datos de las fechas anteriores al atropello de Esther y de días posteriores.

En resumen, la frase más repetida por Óscar durante la comparecencia ante los abrumadores indicios de sus mentiras que ha recogido la Benemérita fue: “No tengo explicación”. Que él decía que estaba dormido y el teléfono que caminó durante la noche: “No tengo explicación”. Que el coche tiene un golpe en el frontal del copiloto: “No tengo explicación. Nunca me he chocado”. Que Esther llevaba una cazadora con mucho pelo, pero no se ha encontrado ninguno en el coche: “No me lo explico”. Que hay datos tecnológicos que demuestran que usó el modo avión dos veces en las horas posteriores a la desaparición de Esther: “No me lo explico. No sé ponerlo”. Que está demostrado que viajó de Valladolid a Traspinedo la noche siguiente a la muerte de Esther: “No me lo explico. Yo estaba en casa”. Y así una y otra vez.

Foto: Registro del domicilio de uno de los investigados. (EFE/Nacho Gallego)

Otra de sus estrategias fue repartir la culpabilidad. Primero señalando a un tal Fleki, pero también a su amigo Carolo, el tercero en discordia: “Nadie ha dicho que Esther y Carolo eran novios”. ¿Quiere sugerir que se trata de un caso de violencia de género? ¿Le está echando las culpas a su amigo? Él siempre ha mantenido que Esther, cuando se bajó del vehículo, le dijo que se iba a casa de Carolo.

El abogado de la acusación particular solicitó la prisión provisional eludible bajo fianza de 60.000 euros y subsidiariamente, si su señoría no la acordaba, detenerle durante tres días para examinar sus dispositivos móviles, y poder interrogar al dueño de un taller y a terceras personas, sin que Óscar pudiese presionarles. La cuestión es que nadie sabe a qué terceras personas o a qué taller se refiere. La jueza ha rechazado todas sus pretensiones y le ha dejado en libertad sin medidas cautelares. La Fiscalía asegura que hay indicios de sus mentiras, pero ni siquiera un relato de hechos, y ha apoyado la decisión de la magistrada.

El interrogatorio fue duro, su señoría, la Fiscalía y la acusación particular tiraron a Óscar sus mentiras a la cara, sin rodeos ni mano izquierda, de forma abrupta, como latigazos, pero él no se inmutó. Duró una hora, pero devolvió todas las acusaciones, como si de un frontón se tratase. Caben dos posibilidades: ejerce un enorme autocontrol que le permite trasmitir tranquilidad o dice la verdad. Porque no se alteró un segundo, ni dejó ningún resquicio de duda en sus respuestas. Óscar fue asertivo y no se contradijo. En su declaración de este lunes, Óscar contó lo mismo que las anteriores veces que le preguntó la Guardia Civil, que Esther López se bajó de su coche después de que ambos dejasen a Carolo en su casa. Ella quería seguir de marcha y él no. Esther le llamó “rancio” y “cortapedos” y se fue en dirección a casa de Carolo.

Guardia Civil Valladolid
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