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El apagón regionalista de un reino milenario: ¿quién hereda el aragonesismo?
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40 años del Estatuto de Aragón

El apagón regionalista de un reino milenario: ¿quién hereda el aragonesismo?

El sentimiento identitario se ha ido diluyendo con el paso del tiempo y ya no queda rastro de las grandes manifestaciones de los 80 ni se vislumbra un discurso político reivindicativo, con la incógnita de Teruel Existe

Foto: Una gran bandera de Aragón en la plaza del Pilar el 8 de octubre de 2000 contra el trasvase del Ebro. (Archivo histórico de Aragón)
Una gran bandera de Aragón en la plaza del Pilar el 8 de octubre de 2000 contra el trasvase del Ebro. (Archivo histórico de Aragón)
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Aragón suma 1.000 años de andadura como comunidad política. Es el germen de la España moderna y supuso un espaldarazo para la Constitución del 78. Sin embargo, su base reivindicativa a favor de más autonomismo y su firmeza por el aragonesismo mengua cada año. Hasta el punto de que ya es algo residual. La mayor independencia que durante décadas peleó Aragón como territorio histórico de España ya no existe como tal y está diseminada en distintos partidos con propuestas poco reivindicativas. Del regionalismo presente en las Cortes solo queda el Partido Aragonés y Chunta Aragonesista. Las dos formaciones forman parte del actual cuatripartito que lidera el socialista Javier Lambán.

Y en el horizonte surge la llama de Teruel Existe. Las encuestas lo sitúan como partido clave en la formación de un nuevo Gobierno autonómico en 2023. Es uno de los herederos del aragonesismo reivindicativo, pero desde un nuevo planteamiento territorial que afianza el provincialismo y no tanto el autonomismo de los años 80. De las grandes manifestaciones con la cuatribarrada no queda nada. Este año se conmemora el 40 aniversario del Estatuto y hoy, festividad de San Jorge, Aragón celebra su autonomía con el menor espíritu regionalista en mucho tiempo: ¿quién hereda el aragonesismo?

Foto: El presidente de Aragón, Javier Lambán. (EFE/Javier Cebollada)

Actualmente, en el Parlamento aragonés solo hay seis diputados que pertenecen a partidos aragonesistas. Al principio de la democracia, el Partido Aragonés logró 19 diputados de 67 y llegó a gobernar las principales instituciones. En el otro lado, Chunta Aragonesista logró hasta nueve representantes y gobernó en coalición con el PSOE la ciudad de Zaragoza. Con solo tres escaños cada uno, a día de hoy, forman una coalición de cuatro partidos junto al PSOE de Javier Lambán y Unidas Podemos con un mensaje muy diluido.

El sociólogo de la Universidad de Zaragoza, David Pac, señala a este diario que del aragonesismo de los años 80 no queda nada, cuando en el año 83 lograba estar por encima del 20% de intención de voto. E incluso el Partido Aragonés llegó a tener más de un 28%. "A partir del año 1995 se va apagando el aragonesismo. Y ahora estamos prácticamente con un 11% de intención de voto entre los dos", explica. En tan solo 40 años, han pasado de un tercio de los votos de la población a ser un 10% del electorado. Una clara regresión que cada legislatura va a más.

Uno de los factores de pérdida de votos, a juicio de Pac, es el auge del independentismo catalán. "En los últimos 10 años, el asunto catalán ha perjudicado ser más aragonesista, con tintes nacionalistas o autonomistas", incide. Este sociólogo cree que "Teruel Existe puede recoger reivindicaciones, historias del aragonesismo, pero con un componente más de la España periférica, que apuesta por un choque de Zaragoza contra Aragón o al revés". Por otro lado, la politóloga Carmen Lumbierres concluye que el Partido Aragonés "está abrasado porque ha gobernado casi de manera ininterrumpida desde los años 80". Y, añade: "Ha conseguido que gran parte de sus propuestas aragonesistas, como la reforma estatutaria o la defensa del agua, estén defendidas por una gran mayoría".

Breve repaso histórico

Desde su inicio como reino nacido en los Pirineos a ser la Corona predominante en el mar Mediterráneo durante la Edad Media, Aragón tiene como comunidad política más de 1.000 años de historia. Su poder era tal que esto escribía el historiador Bernat Desclot en una afamada crónica: "No pienso que galera o bajel o barco alguno intente navegar por el mar sin salvoconducto del rey de Aragón, sino que tampoco creo que pez alguno pueda surcar las aguas marinas si no lleva en su cola un escudo con la enseña del rey de Aragón".

Este relato define con exactitud cómo la Corona de Aragón lo abarcaba todo junto a sus reinos dependientes de Aragón, Valencia, Mallorca, el condado de Barcelona y los territorios de Cerdeña, Sicilia, Nápoles o el ducado de Neopatria en la actual Atenas, entre otros. Su hegemonía perduró desde los inicios del siglo XII hasta la promulgación de los Decretos de Nueva Planta por Felipe V en 1707. Con ello, desaparecieron las instituciones propias, los fueros y el derecho civil aragoneses tan característicos, y se desplazó al aragonés y al catalán en favor de la hegemonía lingüística del castellano. En definitiva, se homogeneizó Castilla con Aragón en un Estado absoluto reinado por la casa Borbón.

placeholder Manifestación del 23 de abril en Zaragoza en 1978. (Archivo histórico de Aragón)
Manifestación del 23 de abril en Zaragoza en 1978. (Archivo histórico de Aragón)

Desde los Decretos de Nueva Planta hasta el inicio de la autonomía aragonesa en la Constitución de 1978 solo hubo un atisbo a favor de la autonomía plena de Aragón. Se trata del Estatuto de Autonomía de 1936 que casi ve la luz, pero lo frustró el golpe de Estado de ese mismo año. Así lo detalla, en conversación con El Confidencial, el catedrático de Historia Económica de la Universidad de Zaragoza, Eloy Fernández Clemente, nombrado Premio Aragón 2022 por su contribución al aragonesismo desde la revista 'Andalán', que fundó pocos años antes de la Transición. Este historiador detalla que, "en la II República, hubo varios proyectos de Estatuto de Autonomía".

Sin embargo, de manera definitiva, tras una intensa campaña aireada desde múltiples revistas políticas y culturales, se logró un texto final para un Estatuto de Autonomía de Aragón, al mismo tiempo que se promulgaban el vasco, el catalán o el gallego. Fernández Clemente aplaude el intento por este texto normativo porque "era un Estatuto de Autonomía que no tenía nada que envidiar al catalán ni al vasco". Pese a ello, cuenta: "Los aragoneses nos quedamos a las puertas de tener un texto jurídico que recuperaba el carácter autónomo y las instituciones históricas que tenía Aragón antes de la guerra de sucesión". Este texto se presentó ante el Congreso pocos días antes del estallido de la Guerra Civil y nunca logró a aprobarse técnicamente y con rigor jurídico. Pese a ello, durante la contienda civil, en el bando republicano que se distribuía por Aragón, sí que se constituyó un Gobierno propio y autónomo, cuya capital fue la ciudad zaragozana de Caspe.

La vía lenta y el sentimiento autonomista

Uno de los grandes historiadores aragoneses contemporáneos, Antonio Peiró, traza un relato sobre cómo fue el sentimiento autonomista al calor del inicio de la democracia. "Había tres comunidades autónomas que, como tuvieron un Estatuto de Autonomía en la II República, avanzaron hacia la autonomía por la llamada vía rápida del artículo 151 de la Constitución", explica a este diario. Aragón, pese a que tuvo un texto desarrollado durante el régimen republicano, no accedió a este club de autonomías y tuvo que esperar para su desarrollo a través de la definida como vía lenta.

"A favor de la vía lenta siempre estuvo la UCD y el PSOE; y, desde luego, nunca se llegó a contemplar por estos partidos que Aragón accediera a la vía rápida. Hubo una paralización total con otras autonomías históricas, como Valencia o Canarias. Fue en el año 1982 cuando se desarrolla un Estatuto de Autonomía definitivo tras múltiples manifestaciones. De hecho, en la concentración del 23 de abril de 1978, en un clima preconstitucional, más de 125.000 personas se manifestaron en la ciudad de Zaragoza al grito de 'autonomía", argumenta Peiró.

placeholder Manifestación del 23 de abril en Zaragoza en 1978. (Archivo histórico de Aragón)
Manifestación del 23 de abril en Zaragoza en 1978. (Archivo histórico de Aragón)

En este sentido, uno de los rostros más conocidos del aragonesismo político, el diputado constituyente, exvicepresidente del Gobierno aragonés y expresidente de las Cortes autonómicas, José Ángel Biel (Partido Aragonés), cuenta a este periódico que, "después de 270 años desde los Decretos de Nueva Planta, se logró un Gobierno propio con la autonomía". Pero, a su vez, confiesa que, "con el paso del tiempo, se ha ido relajando el espíritu autonomista y el sentimiento aragonesista. Nos hemos hecho todos más comodones porque no podemos estar más de 40 años peleando por algo que en gran medida se ha conseguido".

Otra de las voces autorizadas del aragonesismo, el escritor José Luis Melero, reconoce a El Confidencial que "el aragonesismo de los inicios de la democracia era un aragonesismo de combate y de trinchera porque exigía mucho. Ahora, afortunadamente, el proceso autonomista en una democracia plena es más aburrido porque se han conseguido grandes cosas que no podíamos soñar hace 50 años".

Aragón suma 1.000 años de andadura como comunidad política. Es el germen de la España moderna y supuso un espaldarazo para la Constitución del 78. Sin embargo, su base reivindicativa a favor de más autonomismo y su firmeza por el aragonesismo mengua cada año. Hasta el punto de que ya es algo residual. La mayor independencia que durante décadas peleó Aragón como territorio histórico de España ya no existe como tal y está diseminada en distintos partidos con propuestas poco reivindicativas. Del regionalismo presente en las Cortes solo queda el Partido Aragonés y Chunta Aragonesista. Las dos formaciones forman parte del actual cuatripartito que lidera el socialista Javier Lambán.

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