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Feijóo marcará en Andalucía la relación con Vox: no quiere más gobiernos de coalición
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La estrategia del PP

Feijóo marcará en Andalucía la relación con Vox: no quiere más gobiernos de coalición

Siempre que el PP sume más que toda la izquierda, exigirá gobernar en solitario. En Génova no preocupa una repetición electoral, porque recaerá sobre la ultraderecha el bloqueo

Foto: Feijóo, junto a Moreno y Ayuso, tras el primer comité ejecutivo de su etapa al frente del Partido Popular. (EFE/Raúl Caro)
Feijóo, junto a Moreno y Ayuso, tras el primer comité ejecutivo de su etapa al frente del Partido Popular. (EFE/Raúl Caro)
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La Semana Santa la ha dedicado el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, a poner orden en su tierra. Ha nombrado sucesor en la Xunta —Alfonso Rueda, su vicepresidente— y ahora hay que reorganizar el partido para mantener la unidad. Ni siquiera el PP de las mayorías está libre de cuitas internas. Pero desde hoy, la mirada del gallego está puesta en Andalucía. Será su primer test electoral más allá de las buenas perspectivas de las encuestas. Feijóo vive una luna de miel desde que hace apenas dos semanas fue coronado. Pablo Casado ya es historia. Lo único que sigue inamovible es Vox. La formación de Santiago Abascal se está dejando votos desde el relevo en el PP, pero se mantiene como única opción para que haya un cambio de inquilino en la Moncloa. La propuesta de Feijóo, formulada en la entrevista en El Confidencial para cerrar un pacto con el PSOE y permitir gobernar a la lista más votada, ha caído en saco roto. Tanto populares como socialistas reconocen que en España tiene difícil cabida, pero el líder del PP mantendrá vivo el debate porque, según insisten en su equipo, "es un convencido de que lo mejor para España es la centralidad".

Foto: Alberto Núñez Feijóo. (D.G.)
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Más allá de principios, Feijóo ha diseñado ya cuál será su estrategia frente a la ultraderecha, y Andalucía marcará la nueva etapa. El líder del PP no quiere más coaliciones de gobierno con Vox. Su intención pasa por que Castilla y León se convierta en una excepción. Pese a que su relación con el presidente Alfonso Fernández Mañueco es muy buena, desde el acuerdo con los de Abascal está marcando distancias. Feijóo dio luz verde a dar sillones a Vox porque no quedaba otra alternativa para no ir a una repetición electoral, según él mismo ha reconocido. Tanto Mañueco como Feijóo descartaron de plano esta opción. Primero, porque los sondeos internos calcaban el resultado del 14-F y, segundo, porque se culparía al PP y se temía un voto de castigo que inflase a Vox. La convocatoria electoral no salió como se esperaba y el relato del adelanto electoral ante la amenaza de una moción del PSOE no caló entre los castellanoleoneses. Mañana, el presidente del PP se ausentará de la toma de posesión de Mañueco. A la anterior sí acudió Pablo Casado, como se ha hecho tradicionalmente siempre que un presidente autonómico asume su cargo. Feijóo ha esgrimido problemas de agenda. El martes se reunirá con la patronal y los sindicatos que, según han manifestado, no han encontrado otra fecha para cuadrar el encuentro a tres. Así se evitará la fotografía con Abascal, como ya ocurrió en la sesión de investidura en las Cortes. Tampoco ha hablado con el líder de Vox tras asumir la presidencia del PP ni está entre sus planes hacerlo.

placeholder Santiago Abascal, en la investidura de Mañueco. (EFE)
Santiago Abascal, en la investidura de Mañueco. (EFE)

¿Pero cómo gestionará el PP este nuevo escenario sin mayorías absolutas? La respuesta de Génova es clara: sumar más que la izquierda junta y obligar a Vox a que tenga que facilitar las investiduras de los candidatos del PP al no haber otra mayoría posible en los parlamentos. Es decir, volver al modelo que Isabel Díaz Ayuso instauró en la Comunidad de Madrid tras una clara victoria que no dejaba margen a la formación verde para exigir consejerías. Las encuestas en Andalucía hoy avalan esta teoría. El PP sigue subiendo y se mueve ya en los 45 escaños. La mayoría absoluta está en 55 diputados y la suma de las izquierdas no da. El PSOE está en 30-31 y Podemos, en 10. Vox, que ahora duda de si enviar a Macarena Olona como cabeza de lista, está bajando progresivamente en los últimos días en intención de voto, aunque está cerca del 20% y los 20 representantes. Con estos resultados, el PP y Vox tendrían una sólida mayoría de gobierno, pero en estos momentos se descarta de plano la opción de meter en la Junta de Andalucía a un vicepresidente o vicepresidenta de Abascal.

Foto: La diputada de Vox, Macarena Olona. (EFE/Mariscal)

Esta vez, señalan en el PP, no habrá miedo a una investidura fallida, como ocurrió en Castilla y León. Si Juanma Moreno logra más diputados que las izquierdas, exigirá gobernar en solitario, y si Vox presiona para tocar poder y se niega a facilitar un Gobierno de los populares, quedará ante la opinión pública como responsable del bloqueo y de la repetición electoral, argumentan desde Génova. La jugada es un órdago a la grande donde también se apelará a las contradicciones de los socialistas. Feijóo reiterará tras las andaluzas su oferta de dejar gobernar a la lista más votada, de forma que si el PSOE no acepta, compartirá las culpas con Vox del bloqueo.

La hoja de ruta de Feijóo será la misma para las municipales y las autonómicas de 2023, donde espera que el PP firme unos buenos resultados. El problema es que sobre el papel todo aguanta, pero son muchos los alcaldes, y algún presidente autonómico, los que fían su futuro a sumar con Vox más allá de la consigna de Génova. Vox, por su parte, considera que en el PP "se mienten a sí mismos" y que la realidad los llevará a asumir que se necesitan mutuamente para "echar a Sánchez". Por el momento, los sondeos coinciden en que hay un trasvase de votantes del PSOE, también en Andalucía, al PP, y esto le está permitiendo tomar distancia del pelotón. "Volver a los 10 millones de votos en España es posible", repiten los gallegos de Génova. Andalucía dirá.

La Semana Santa la ha dedicado el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, a poner orden en su tierra. Ha nombrado sucesor en la Xunta —Alfonso Rueda, su vicepresidente— y ahora hay que reorganizar el partido para mantener la unidad. Ni siquiera el PP de las mayorías está libre de cuitas internas. Pero desde hoy, la mirada del gallego está puesta en Andalucía. Será su primer test electoral más allá de las buenas perspectivas de las encuestas. Feijóo vive una luna de miel desde que hace apenas dos semanas fue coronado. Pablo Casado ya es historia. Lo único que sigue inamovible es Vox. La formación de Santiago Abascal se está dejando votos desde el relevo en el PP, pero se mantiene como única opción para que haya un cambio de inquilino en la Moncloa. La propuesta de Feijóo, formulada en la entrevista en El Confidencial para cerrar un pacto con el PSOE y permitir gobernar a la lista más votada, ha caído en saco roto. Tanto populares como socialistas reconocen que en España tiene difícil cabida, pero el líder del PP mantendrá vivo el debate porque, según insisten en su equipo, "es un convencido de que lo mejor para España es la centralidad".

Alberto Núñez Feijóo Santiago Abascal Partido Popular (PP)