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Vox agita su discurso más ultra y provoca al PP a las puertas del Gobierno en Castilla y León
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SUBE EL TONO EN EL CONGRESO

Vox agita su discurso más ultra y provoca al PP a las puertas del Gobierno en Castilla y León

El PSOE arrincona a Feijóo junto a “la ultraderecha” pese al discurso de mano tendida de Sánchez a horas de reunirse con el líder del PP en Moncloa. Mientras, Abascal busca el cuerpo a cuerpo más duro

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Kiko Huesca)
El líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Kiko Huesca)
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Llamar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez “führer” y a su ministro de Presidencia “doctor Goebbels” es sobrepasar los límites incluso para un partido que juega a la provocación y la agitación como arma electoral. Eso es lo que consideraron todos los grupos políticos en el Congreso, que asistieron con desazón al cruce del diputado de Vox, José María Sánchez, con Félix Bolaños, que pidió que se retirara, como finalmente ocurrió, del Diario de Sesiones la comparación de Sánchez con Hitler.

El episodio tuvo lugar poco después de que Santiago Abascal publicara en Twitter —este miércoles no acudió al Congreso— una serie de mensajes para discrepar del discurso del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que comparó lo ocurrido en su país con el bombardeo de Guernica de la guerra civil española. “Quizá habría sido más acertado hablar de Paracuellos”, defendió Abascal, que recriminó también el señalamiento de empresas españolas en el discurso del dirigente ucraniano.

En el PP aprovechan cada "salida de tono" de los de Santiago Abascal para marcar distancias, pero los equilibrios comienzan a ser difíciles, sobre todo a las puertas de la investidura del presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. El líder nacional, Alberto Núñez Feijóo, reiteró a primera hora de la mañana del miércoles su "respeto" por Vox, "un partido democrático", pero eso fue antes de la crítica de Abascal a Zelenski y de la comparación del Gobierno español con el régimen nazi. "Han perdido completamente los papeles", reiteraban diferentes diputados del PP a la salida del pleno, que volvían a desmarcarse de la posición del partido situado a su derecha.

Pese a llevarse las manos a la cabeza con algunos de sus planteamientos, el pacto entre PP y Vox en Castilla y León permitirá por vez primera a los de Santiago Abascal a llegar en coalición a un Gobierno en España. Vox ha arrancado antes de comenzar dos de sus banderas: una ley de violencia intrafamiliar y una ley de concordia, que sustituyen las leyes de violencia de género y de memoria democrática que los de Abascal prometen suprimir en su programa.

En la agenda también figura este jueves el primer encuentro del líder del PP con el presidente del Gobierno en Moncloa. Se trata de una cita que ha estado precedida de llamadas al diálogo y ofertas de acuerdo y mano tendida desde los dos líderes, pero al que ambos llegan con sus partidos levantados en armas. Este miércoles, en su cruce con la portavoz del PP en el Congreso y flamante secretaria general, Cuca Gamarra, el presidente Sánchez insistió en dar dos salidas a Feijóo, avisando de que o se sitúan con el Gobierno o con Vox. “Nos gustaría saber si van a apoyar o van a seguir estorbando con la ultraderecha”, señaló el presidente, que pide apoyo al decreto-ley del plan de choque de medidas frente a la guerra o gestos como la reforma del Consejo General del Poder Judicial.

El aviso de Sánchez fue claro, pero quien más atizó al flamante líder del PP fue la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, que tildó a Feijóo de “aliado” y “servidor” del “autoritarismo más reaccionario” por seguir la agenda que le dicta Vox. Acusaciones que, precisamente, no ayudan a que Feijóo acepte un acuerdo en su primera visita a la Moncloa. El gallego se sacude de las advertencias de la izquierda respecto a Vox e insiste en poner en cuarentena su mano tendida a que el Gobierno acepte su condición respecto a una bajada de impuestos que ayude a combatir la inflación.

Foto: Pedro Sánchez (i) y Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Ballesteros)

"Yo no voy a Moncloa a apoyar un decreto que no ha pactado con nadie", advertía Feijóo este miércoles, a la salida de su cita de dos horas en Zarzuela con Felipe VI. El gallego endureció el tono y aseveró que la condición para un apoyo del PP es que Sánchez se abra a aceptar una rebaja del IRPF para "inyectar liquidez" a las familias.

En el PSOE aseguran que el presidente del Gobierno tiene voluntad real de alcanzar un acuerdo con Feijóo, sobre todo en la crisis económica. Es lógica, un pacto con el principal partido de la oposición permitiría al Gobierno repartir la presión por el grave deterioro de la economía, que según el Banco de España seguirá soportando hasta agosto una inflación al alza con un encarecimiento de los precios que ronda el 10%.

Foto: Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Lavandeira jr)

Incluso, señalan en las filas del Gobierno, están dispuestos a explorar un paquete fiscal, una rebaja de impuestos que ha sido orillada del plan de choque contra la guerra que se tramitará como decreto-ley en el Congreso y ante el que el PP sigue sin definir su voto. El Gobierno ignoró el acuerdo cerrado con los presidentes autonómicos en la Conferencia de La Palma y ha descartado la política de bajadas fiscales como receta para aliviar a las familias y las empresas ante la escalada de los precios. Sin embargo, desde el PSOE y desde el Ejecutivo insisten en dejar todas las puertas abiertas a la posibilidad de un pacto con el PP, deslizando que el presidente del Gobierno quiere a toda costa esa alianza.

Pero una cosa son los discursos y otra los hechos. La foto política muestra a un PSOE que ofrece diálogo, pero insiste con ataques duros en retratar a Feijóo como aliado de la extrema derecha de Vox. El PP, por su parte, asume ya en Castilla y León que necesita a Vox para formar Gobierno, un extremo que tampoco se descarta en Andalucía, donde Juan Manuel Moreno construye ya el relato para un adelanto en junio. Los populares se conjuran para resistir tanto a la presión discursiva de los de Santiago Abascal como a la de la izquierda y, al menos de momento, mantienen la misma hoja de ruta en materia de pactos: priorizarán a los socialistas para llegar a acuerdos con la fórmula de dejar que gobierne la lista más votada. Si no es posible, apuntan, no les quedará más opción que seguir mirando a su derecha.

Llamar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez “führer” y a su ministro de Presidencia “doctor Goebbels” es sobrepasar los límites incluso para un partido que juega a la provocación y la agitación como arma electoral. Eso es lo que consideraron todos los grupos políticos en el Congreso, que asistieron con desazón al cruce del diputado de Vox, José María Sánchez, con Félix Bolaños, que pidió que se retirara, como finalmente ocurrió, del Diario de Sesiones la comparación de Sánchez con Hitler.

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