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Zelenski pinta el Guernica en el Parlamento
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Análisis

Zelenski pinta el Guernica en el Parlamento

Una intervención corta, clara y contundente. Repleta de la fuerza que solo pueden transmitir las cosas que son de verdad

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), aplaude la intervención del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. (EFE/Chema Moya)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), aplaude la intervención del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. (EFE/Chema Moya)
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Eran las cinco en todos los relojes. No cabía un alma en la plaza de la soberanía nacional. El tiempo se nos hizo más solemne todavía por el retraso. La historia en tiempo real era todo eso. Estalló la ovación redonda, unánime como en las fechas que de verdad son grandes para el país. Y llegó Batet con una intervención perfecta. Perfectamente prescindible. Rimbombante. Pura materia prima para el olvido.

Primer plano del héroe, en una imagen que no podía ser más austera. Pocas cortesías, apenas las imprescindibles. Y al grano. Una intervención corta, clara y contundente. Repleta de la fuerza que solo pueden transmitir las cosas que son de verdad.

[Consulte aquí la intervención completa de Zelenski en el Congreso]

La vida está amenazada en Ucrania. Imposible decir más en menos palabras. Y luego a tirar del nervio de lo que es cierto. Y con la vida, la posibilidad de poder vivir pacíficamente, en democracia, de convivir.

Sobrevolaba en ese momento, sin llegar a acariciarlo, el deseo que nos guio a los españoles en la época de la transición. El recurso retórico de la alusión permitía el siguiente paso. Ucrania ahora y luego Europa. Cuidado.

La pesadilla, el horror de la guerra que no es de cine ni se ve en la tele, ya estaba más cerca del nosotros. Imaginad que escribís el nombre en la piel de vuestros hijos para que tengan la posibilidad de sobrevivir.

Ahí ya teníamos el corazón agarrado. Porque antes que ucranianos o españoles somos padres. La conexión emocional ya era completa. Faltaba fijarla como se fijan las anclas en las aguas de la memoria. Abril 2022. Abril 1937. Mariúpol como Guernica.

La diferencia entre el pasado y el presente está en que no sabemos cuándo dejarán de caer las bombas rusas. Nexo discursivo perfecto para imprimir el sentido de la urgencia y la llamada a la acción. Bien conjugada porque se formuló desde la humildad. Primero el agradecimiento y luego la exigencia moral.

Gracias por comprendernos, por ayudar, por la retirada de empresas. Pero necesitamos más. Moved el culo, vosotros que estáis entre tapices y cortinones, para que las sanciones y las armas sean más, también para que no quede una empresa sin retirarse del territorio de los invasores. Los nombres de las compañías españolas puestos sobre la mesa.

Una exigencia moral construida con un juego de contrastes, como al poner las torturas de los inocentes frente a los beneficios de los bancos rusos.

Foto: Las oficinas de Porcelanosa. (Cortesía)

Una llamada a la acción que resulta pequeña al lado de lo que su población está atravesando. Zelenski no nos está pidiendo que seamos héroes, nos llama simplemente a que no tengamos miedo.

No debemos tener miedo a defender la democracia –sino a vivir sin ella-. No debemos tener miedo a defender la libertad –sino a la opresión-. No debemos tener miedo a poner a los derechos humanos por delante de todo –en lugar del raquítico interés económico-. El juego de contrarios otra vez, esta vez, sin pintar la oscuridad del todo. Empleando las sombras.

Zelenski nos ha pintado con el azul y con el amarillo el Guernica en el Parlamento que nosotros teníamos olvidado. La necesidad de no apartar la mirada frente a la barbarie, la crueldad, la irracionalidad.

Bien haríamos en conservar lo que nos ha dicho en esta época española de insultos y de falsedades, de buenos y de malos españoles. Puede que ver una democracia amenazada sirva para que nos demos cuenta de cuánto estamos degradando la nuestra.

Terminó y la ovación regresó. Y Sánchez subió al estrado. Dicen que todas las comparaciones son odiosas, esta lo fue hasta las últimas consecuencias.

Teníamos la mente y el corazón en el puño. Y vimos a un presidente incapaz de transmitir una sola emoción auténtica, incluso en un momento tan potente como este.

Da igual en el fondo. A eso estamos acostumbrados. Lo que importa es el aroma que dejan las palabras, ese peso. Las grandes obras de arte son un golpe en las puertas de la conciencia. Este Guernica oral es una obra retórica menor al lado de las que su autor viene emitiendo en este tránsito de pesadilla. Pero es el mejor discurso que se ha pronunciado aquí en muchos años. ¿Por qué? Porque tiene algo que no se puede fabricar. Porque contiene lo que nos desborda: el sentido de la humanidad.

Eran las cinco en todos los relojes. No cabía un alma en la plaza de la soberanía nacional. El tiempo se nos hizo más solemne todavía por el retraso. La historia en tiempo real era todo eso. Estalló la ovación redonda, unánime como en las fechas que de verdad son grandes para el país. Y llegó Batet con una intervención perfecta. Perfectamente prescindible. Rimbombante. Pura materia prima para el olvido.

Conflicto de Ucrania
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