Mohamed VI sale en auxilio de Sánchez y adelanta su visita a Rabat para cerrar la crisis
El presidente del Gobierno compartirá en “los próximos días” con el monarca marroquí un 'iftar', la cena de ruptura del ayuno del Ramadán. Este cambio de planes demuestra que es él quien maneja los tiempos
El presidente Pedro Sánchez hizo, el miércoles en el pleno del Congreso, una buena defensa del respaldo que ahora brinda a Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental, pero estuvo muy solo en la Cámara Baja, donde toda la oposición y hasta el sector minoritario de la coalición de Gobierno le criticaron con dureza. Por eso, el rey Mohamed VI de Marruecos decidió echar una mano al jefe del Ejecutivo. Le llamó por teléfono, ayer jueves, y después hizo público un comunicado en el que reitera su “gran aprecio por el contenido del mensaje que le envió” Sánchez el 14 de marzo y que él mismo desveló cuatro días después.
En origen, el monarca alauí tenía previsto dirigirse, mediante una carta, al rey Felipe VI, celebrando la luna de miel entre Marruecos y España, que arrancaba con la visita que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, iba a efectuar a Rabat este viernes, según indican fuentes conocedoras de las relaciones bilaterales. El viaje del titular de Exteriores ha sido cancelado porque Mohamed VI invitó a Sánchez “a efectuar una visita a Marruecos en los próximos días”, adelantándose así más de un mes al desplazamiento previsto. Ambos irán juntos a la capital marroquí para compartir con el rey un 'iftar', la cena con la que se rompe el ayuno de Ramadán que empezará este fin de semana. Este improvisado cambio de planes demuestra que es el monarca quien maneja los tiempos.
La cancelación del viaje de Albares ha dejado en la estacada a una treintena de empresarios españoles y marroquíes que iban a acudir a Rabat para reunirse y, según la agencia EFE, una recepción para 1.700 personas en la residencia del embajador de España.
El monarca debe, antes ofrecer el 'iftar', regresar de Gabón, donde está de vacaciones desde finales de febrero. El secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, estuvo en Rabat a mediados de esta semana, pero no fue recibido por el soberano porque estaba fuera del país, en su residencia de Pointe Denis, en el paradisiaco estuario de Komo.
Acuerdo sin aclarar
Tanto Sánchez como Albares han asegurado desde hace dos semanas que se había alcanzado un “acuerdo” con Marruecos, pero no han explicado su contenido. Tampoco cabe esperar que en Rabat hagan grandes anuncios porque su visita consistirá, ante todo, en una cena para celebrar la amistad recuperada. No es una cumbre de trabajo entre los dos gobiernos como la que estaba prevista el 17 de diciembre de 2020, pero que Rabat canceló invocando la pandemia. Fue el inicio de la crisis bilateral. Hace siete años que no se celebran reuniones de alto nivel entre ambos.
En su misiva al rey, Sánchez respaldó, por primera vez, públicamente y por escrito la oferta de Rabat de 2007 de resolver el conflicto del Sáhara Occidental concediendo una autonomía a la población de ese territorio. El presidente escribió que esa iniciativa marroquí es “la base más seria, realista y creíble para solucionar el contencioso”. Con esta importante concesión por parte del presidente de la antigua potencia colonial, se puso fin a la crisis que desató Marruecos contra España el 10 de diciembre de 2020.
Los demás gobiernos occidentales que apoyan la autonomía —Francia, EEUU y Alemania, por orden cronológico— solo han afirmado que la propuesta marroquí era “una base” sin emplear la conjunción “más”. Es un matiz que en diplomacia tiene su importancia. Pone de relieve que el apoyo español es algo mayor que el de las otras potencias democráticas.
En su comunicado, el monarca se atribuyó el mérito del cambio de posición de Sánchez. “Esa carta [del presidente] es conforme al espíritu del discurso de Su Majestad el rey Mohamed VI, que Dios le guarde”. En su alocución del 20 de agosto pasado, el soberano invitó a Sánchez a “inaugurar una etapa inédita en las relaciones entre ambos países”. Aun así, no se interrumpió el hostigamiento a España, especialmente en Canarias, donde se han batido récords de inmigración irregular.
Mohamed VI anunció a continuación el inicio de “una nueva etapa” en las relaciones “basada en el respeto mutuo, la confianza recíproca, la concertación permanente y la cooperación franca y leal”. Los ministros de ambos países podrán en marcha “una hoja de ruta ambiciosa que abarque todos los ámbitos (...)”. El rey no hace suyos algunos de los términos empleados por Sánchez en la carta que le remitió. En ella, hacía hincapié en la “cooperación para la gestión de los flujos migratorios”, es decir, el control de la inmigración irregular por parte de Rabat. También mencionaba el presidente la “integridad territorial de ambos países” en una clara alusión al respeto de las fronteras de Melilla y de Ceuta que sufrió, en mayo de 2021, un aluvión migratorio. Más de 10.000 irregulares marroquíes entraron en la ciudad en tan solo 48 horas.
Nada más darse a conocer el comunicado del rey marroquí, la Moncloa respondió con otro. En él insistía en “el respeto mutuo, el cumplimiento de los acuerdos firmados [en materia de inmigración] así como la abstención de toda acción unilateral”; es decir, provocar una invasión pacífica de Ceuta o modificar las aguas territoriales y la Zona Económica Exclusiva de Marruecos y del Sáhara que ahora se solapan con la solicitada por España para Canarias ante Naciones Unidas.
España tiene una larga lista de peticiones que formular a Marruecos, pero la prioridad es la reapertura de las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla cerradas desde marzo de 2020. Ambas deben reabrir antes de que se ponga en marcha, a mediados de junio, la Operación Paso del Estrecho, que permite a cientos de miles de inmigrantes marroquíes en Europa regresar de vacaciones a su país en barco desde cinco puertos de Andalucía.
El Gobierno ha creado una comisión interministerial para elaborar una propuesta sobre las modalidades de la reapertura. Una vez que tenga elaboradas sus conclusiones, estas serán trasladadas a Rabat para que haga observaciones y dé su acuerdo. “El objetivo es hacer una apertura gradual para que los pasos fronterizos no queden sumidos en el caos”, afirma una fuente asociada a la comisión. “En un primer momento, quizá solo puedan cruzarlas los trabajadores transfronterizos que son todos marroquíes”, añade. “Sería una medida que beneficiaría ante todo a Marruecos”, reconoce. Hasta 2019, esas fronteras fueron las más transitadas de África.
El tráfico de pasajeros a través del estrecho de Gibraltar, suspendido hace más de dos años, también se va a reanudar. La prensa marroquí anuncia que los primeros ferris de Tarifa (Cádiz) a Tánger circularán a partir del 7 de abril. Además de Tarifa, había hasta principios de 2020 enlaces marítimos con Marruecos desde otros cuatro puertos andaluces (Algeciras, Almería, Málaga y Motril).
El presidente Pedro Sánchez hizo, el miércoles en el pleno del Congreso, una buena defensa del respaldo que ahora brinda a Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental, pero estuvo muy solo en la Cámara Baja, donde toda la oposición y hasta el sector minoritario de la coalición de Gobierno le criticaron con dureza. Por eso, el rey Mohamed VI de Marruecos decidió echar una mano al jefe del Ejecutivo. Le llamó por teléfono, ayer jueves, y después hizo público un comunicado en el que reitera su “gran aprecio por el contenido del mensaje que le envió” Sánchez el 14 de marzo y que él mismo desveló cuatro días después.