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Joaquín Alcalde, director de El Hueco: "El campo no puede ser solo de agricultores y ganaderos"
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Joaquín Alcalde, director de El Hueco: "El campo no puede ser solo de agricultores y ganaderos"

Alcalde insiste en que parte de la responsabilidad la tenemos los periodistas, empeñados en "lo cuqui y la ocurrencia" cuando lo que rodea a la despoblación es un asunto que conviene tomarse en serio

Foto: Joaquín Alcalde, coordinador de El Hueco. (Cedida)
Joaquín Alcalde, coordinador de El Hueco. (Cedida)

Joaquín Alcalde se presenta a sí mismo como "un señor de Soria de 53 años e ingeniero agrícola". Un soriano que dedicó 25 años de su vida profesional a la cooperación internacional como director de la ONG Cives Mundi, que "ha sido y es mi vocación y donde más he aprendido". Pero llegó la crisis financiera de 2008, la ayuda a la cooperación internacional se desplomó y decidió crear El Hueco, un ecosistema que promueve empresas dedicadas a la innovación social desde Soria y para el mundo. "Quería trasladar la experiencia de proyectos en otros países a mi tierra y centrarme en la despoblación rural, que era algo que entonces nos preocupaba mucho", dice.

Alcalde quiere despojar algunos de los clichés asociados al mundo rural. Insiste en que parte de la responsabilidad la tenemos los periodistas, empeñados en "lo cuqui y la ocurrencia” cuando lo que rodea a la despoblación, al reto demográfico y a lo que llama nueva ruralidad es un asunto que conviene tomarse en serio. Sobre la manifestación del pasado domingo prefiere ser políticamente correcto. "Yo ahí vi una parte, no el todo", aclara. Sobre lo que entiende como nueva ruralidad: "El campo no puede ser solo de agricultores y ganaderos".

PREGUNTA. Ya que no le gustan los clichés, explíqueme en qué consiste la innovación y el emprendimiento social.

RESPUESTA. Después de 25 años desarrollando proyectos en países poco avanzados, desde Cives Mundi decidimos trasladar parte de esa experiencia a España, y en concreto a mi tierra. Allá por 2008 echamos un vistazo a lo que se estaba haciendo en Reino Unido, Alemania y los países nórdicos y descubrimos algo llamado innovación social, que no es otra cosa que soluciones eficaces y eficientes a los problemas de siempre.

"Fue entonces cuando surgieron empresas impulsadas por ciudadanos y el tercer sector que tenían ese objeto"

Volvimos a Soria emocionadísimos e iniciamos El Hueco, un programa que trata de impulsar el emprendimiento social como una herramienta fundamental para el desarrollo y la reactivación de las zonas rurales despobladas. Ahí empezó la segunda parte de mi vida profesional. En aquellos años todo esto era muy desconocido en España, pero hubo una persona que nos ayudó mucho, Mercedes Valcárcel. Es una economista española que formaba parte del grupo de expertos de la Comisión Europea en Innovación Social y fue la que nos enseñó el camino. Tuvimos que recurrir mucho a la pedagogía porque había que explicar por qué una ONG tradicional se ponía de repente a hablar de creación de empresas. Y no olvidemos que en aquellos años nadie hablaba de despoblación rural salvo en Soria, Teruel, Cuenca y algún sitio más.

P. Y que estábamos inmersos en una crisis económica…

R. Sí. En 2011 la ayuda oficial al desarrollo se desplomó en España casi un 70%, es una cifra que no se ha recuperado desde entonces y me temo que no se recuperará porque entonces nadie dijo nada. Todo el mundo entendió que era prioritario atender las necesidades internas en vez de seguir ayudando a otros países, e incluso el propio sector de las ONG no protestamos.

En cuanto al emprendimiento social, es un término que nació durante el gobierno de Margaret Thatcher. Durante la crisis de los mineros hizo tal recorte al estado del bienestar que las ONG que trabajaban en Reino Unido ayudando a los más desfavorecidos dejaron de tener gran parte de los recursos del estado, así que tuvieron que buscarse la vida. Fue entonces cuando surgieron empresas impulsadas por ciudadanos y el tercer sector que tenían ese objeto. No tanto ganar dinero —aunque toda empresa debe ser rentable— sino generar un impacto social.

placeholder Joaquín Alcalde, coordinador de El Hueco. (Cedida)
Joaquín Alcalde, coordinador de El Hueco. (Cedida)

En España es algo de lo que se empezó a hablar hará cinco o seis años, pero somos el único país de la Europa desarrollada que no tiene una ley estatal de innovación social. Pero pasados 11 años desde que creamos El Hueco, creo que una de las cosas a las que hemos contribuido es a poner en el debate nacional el problema de la despoblación y a que se vea la innovación social como una herramienta potente para resolver los retos que hay en esas zonas.

P. ¿Cuánto ha contribuido a ese debate el libro 'La España vacía' de Sergio del Molino?

R. Siempre he dicho que ha habido vida inteligente antes del libro de Sergio del Molino. Julio Llamazares escribió 'La lluvia amarilla' y Avelino Hernández también escribió mucho sobre esto. Nunca he sido muy amigo de este tipo de literatura, aunque Julio Llamazares me encanta, pero me parece que transmite justo lo contrario que intentamos transmitir nosotros, que es el optimismo y la esperanza, en vez de regodearte en la miseria y en las carencias. Del Molino tuvo el don de la oportunidad y el libro sirvió para dar a conocer a nivel nacional una problemática que estaba ahí e iba cogiendo fuerza. Fue el detonante.

P. Otra de sus preocupaciones es el reto demográfico…

R. Durante la etapa del gobierno de Rajoy se habló de crear un Comisionado para el Reto Demográfico y aquello supuso también un punto de inflexión, porque entró en la agenda política al más alto nivel. Son asuntos en los que es muy importante la labor de vuestro gremio para darle la vuelta a la tortilla y generar un relato positivo y sugerente sobre lo rural. Hace tres años hicimos un encuentro con periodistas al que invitamos a la reina Letizia y creo que, desde entonces, o al menos lo percibo así, se escribe de otra forma. Ese viejo relato de 'Bienvenido Mister Marshall' y Paco Martínez Soria creo que está superado. Y además este no es un problema solo español, le está pasando a Estados Unidos, Japón, Canadá…

"Esto no se puede plantear como un enfrentamiento entre una cosa y la otra porque no vamos a ninguna parte"

P. "Irse del pueblo a la ciudad para labrarse un futuro". "El campo frente a la urbe". Cuando lee frases así, ¿qué le viene a la cabeza?

R. Esto no se puede plantear como un enfrentamiento entre una cosa y la otra porque no vamos a ninguna parte. El profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza Luis Antonio Sáez, que lleva muchos años estudiando este asunto, dice que el ciudadano del siglo XXI será el pendular, alguien que se mueva entre el campo y la ciudad en virtud de las necesidades para trabajar en un sitio y en otro. Date cuenta de que hoy hay muchas personas que pueden trabajar sin necesidad de acudir a su lugar de trabajo, y eso cambia muchas cosas. No digo que vayan a desaparecer las ciudades de aglomeración que conocemos desde el desarrollo que trajo la Revolución Industrial, pero sí cambiarán.

Cuando digo que somos optimistas no es porque seamos ilusos o unos primaveras, sabemos de las dificultades de todos estos retos, que es algo multifactorial, pero ahora mismo se dan unas condiciones que no se habían dado nunca para tratar de revertir el proceso.

"Fue sorprendente porque encontramos unas 70 medidas que se han quedado pasadas de moda y que hay que actualizar"

P. ¿Qué pueden hacer los poderes públicos al respecto?

R. Desde el punto de vista político tiene que haber un Pacto de Estado entre las grandes fuerzas políticas en el que acuerden estrategia y medidas que reactiven los pueblos a medio y a largo plazo. Eso se hizo en Escocia y funcionó.

Hay otra cuestión importante en la que llevamos trabajando desde el año pasado que es lo que la UE denomina Mecanismo Rural de Garantía, es decir, que quien legisle lo haga con unas gafas de lo rural. Nosotros pusimos en marcha el G-100, un proyecto formado por 50 hombres y 50 mujeres a los que pedimos que revisaran la legislación referida a su ámbito de actuación y nos dijeran dónde encontraban sesgos o desactualizaciones que no permiten crecer a lo rural. Fue sorprendente porque encontramos unas 70 medidas y reglamentos que se han quedado pasados de moda y que hay que actualizar. Y son cosas que no cuestan dinero, es simplemente que se necesita una legislación adecuada, una ordenación territorial.

P. Eduardo Moyano, profesor de Investigación del CSIC en el área de Ciencias Sociales, escribía hace unos días un artículo en el que destacaba lo siguiente: "La estrategia frente al Reto Demográfico y el Plan de 130 medidas aprobadas por Pedro Sánchez es la política rural más ambiciosa en los últimos 50 años". ¿Está de acuerdo?

R. Creo que nunca jamás se ha hecho nada como lo que se está haciendo ahora. Quizá se vaya más despacio de lo que nos gustaría, pero la dirección en la que está trabajando el Gobierno creo que es la adecuada y las 130 medidas impulsadas recogen el 99% de lo que hace falta, pero luego hay que hacer cirugía fina e ir comarca por comarca diría yo. Creo que eso antes o después dará sus frutos.

P. El domingo 20 de marzo hubo una manifestación multitudinaria del campo en Madrid. ¿Usted qué vio ahí?

R. Yo vi una parte, no el todo. Los agentes que se manifestaron el domingo en Madrid, —agricultores, cazadores, etcétera— forman una parte importante del mundo rural, claro. La agricultura y la ganadería nos dan de comer, y creo que tendrán un papel aún más relevante viendo la dependencia que hemos tenido de materias primas de otros países, eso nos hará reforzar la soberanía alimentaria.

placeholder Joaquín Alcalde, coordinador de El Hueco. (Cedida)
Joaquín Alcalde, coordinador de El Hueco. (Cedida)

Pero creo que la nueva ruralidad del siglo XXI no es solo la agricultura y la ganadería. En estos últimos 30 años hemos vivido de maravilla en este país, nunca jamás ha habido tanto dinero en el campo y para el campo. La PAC, fondos Feder, etc. el nivel de renta en el mundo rural ha subido mucho y se han creado un sector agroalimentario potentísimo, y sin embargo la población disminuye. Si queremos que viva gente en esas zonas, no podemos fiarlo todo a esos sectores.

La tecnología hace además que cada vez sea más prescindible la mano de obra en el campo. Los pequeños y grandes agricultores se van a vivir a la ciudad y con la tecnología y la maquinaria pueden llevar la tierra prácticamente solos. El campo no puede ser solo de los agricultores y de los ganaderos.

P. Si no es solo cosa de agricultores y ganaderos, ¿a quién incluye en esa nueva ruralidad?

R. Siempre pongo el mismo ejemplo porque me parece muy ilustrativo. Finlandia es un país con unos problemas de despoblación muy severos como los nuestros, aunque el origen sea muy distinto porque su climatología es muy dura y no permite agricultura y los ganaderos son nómadas, pero está consiguiendo repoblar las zonas rurales gracias al sector tecnológico. Hay pueblos de 500 habitantes donde no hay un solo agricultor y ganadero pero sí dos o tres empresas de software.

Hay otro sector fundamental, que es el cultural. Los artistas nos pueden ayudar a imaginar como queremos que sea esa nueva ruralidad. Y con el teletrabajo, aunque se haya recuperado cierta normalidad tras lo más duro de la pandemia, muchas profesiones liberales también están volviendo a los pueblos.

"En este sentido, hace tiempo pusimos en marcha una red de pueblos acogedores que lo que quieren es atraer trabajadores a esas zonas"

En este sentido, hace tiempo pusimos en marcha una red de pueblos acogedores, —por ahora son 42— que lo que quieren es atraer trabajadores a esas zonas. Desde que empezó a funcionar, curiosamente la mayoría de las solicitudes para teletrabajar procede de trabajadores extranjeros y muchos de ellos extracomunitarios.

P. Hay otro concepto que me gustaría que me aclarara: la nueva fiscalidad.

R. Tal y como yo la entiendo es tratar de manera diferente al que es diferente. Soy un defensor de la fiscalidad diferenciada pero no solo para las empresas, sino también para las personas físicas. Está muy bien que una compañía reciba bonificaciones en los gastos corrientes, pero creo que los que vivimos en los pueblos también podemos beneficiarnos. Porque vivir en cualquier pueblo de Soria durante un invierno te cuesta 1.000 euros más que en otro sitio más cálido solo en temas de calefacción.

Joaquín Alcalde se presenta a sí mismo como "un señor de Soria de 53 años e ingeniero agrícola". Un soriano que dedicó 25 años de su vida profesional a la cooperación internacional como director de la ONG Cives Mundi, que "ha sido y es mi vocación y donde más he aprendido". Pero llegó la crisis financiera de 2008, la ayuda a la cooperación internacional se desplomó y decidió crear El Hueco, un ecosistema que promueve empresas dedicadas a la innovación social desde Soria y para el mundo. "Quería trasladar la experiencia de proyectos en otros países a mi tierra y centrarme en la despoblación rural, que era algo que entonces nos preocupaba mucho", dice.

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