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El TS rechaza aplicar agravante ideológico a Rodrigo Lanza por 'el crimen de los tirantes'
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Rebaja la condena

El TS rechaza aplicar agravante ideológico a Rodrigo Lanza por 'el crimen de los tirantes'

Los jueces sí admiten una discusión por motivos políticos en el origen del suceso, pero explican que antes del asesinato hubo una conversación en la que no se sabe qué se dijeron

Foto: Rodrigo Lanza declara ante la jueza. (EFE/Javier Cebollada)
Rodrigo Lanza declara ante la jueza. (EFE/Javier Cebollada)

Rodrigo Lanza ya era un radical antisistema con antecedentes penales cuando mató a golpes a un hombre en un bar de Zaragoza llamado Victorino Lainez. A este suceso se le conoció como ‘el crimen de los tirantes’ porque se dijo que la víctima vestía esa prenda con la bandera de España que nunca llegó a aparecer en la escena. Ahora, cuatro años después de los hechos, el Tribunal Supremo ha rebajado año y medio de cárcel al condenado al no hallar pruebas de que el detonante de la agresión mortal tuviese una motivación ideológica. Los jueces explican que, antes de los golpes, medió una última conversación entre ambos en la que no se sabe qué se dijeron, por lo que no se puede descartar que le pegase por otro motivo.

Los hechos ocurrieron el 8 de diciembre de 2017. Lanza, de nacionalidad chilena, estaba tomando algo en el bar Tocadiscos de Zaragoza con otras personas. Uno de sus acompañantes le indicó que el hombre que estaba al otro lado de la barra era un conocido del barrio por su ideología de extrema derecha. Lanza se fue a por él y discutieron. Según su versión, le llamó “sudaca” y le instó a que volviese a su país. La situación no terminó ahí. Minutos después, antes de irse del bar, el agresor mantuvo otro intercambio con la víctima. Lo siguiente fue la brutal agresión por la espalda que acabó con la vida del hombre.

Foto: Rodrigo Lanza, de blanco, junto a su abogado durante la lectura del veredicto. (EFE)

“Cuando el acusado golpeó a la víctima en el suelo, con patadas en la cabeza, puñetazos en la cara, y múltiples golpes, comenzó a sangrar por la cabeza, nariz y oído, saliendo de detrás de la cabeza un líquido viscoso, produciéndole deformidad en la cara y en la cabeza un edema cerebral teniendo convulsiones, ya que no podía respirar”, recoge la sentencia en sus hechos probados. Rodrigo Lanza era un habitual del movimiento okupa de Barcelona y ya fue condenado por dejar en silla de ruedas a un policía de la guardia urbana durante un desalojo. Su condena fue denunciada en un documental llamado 'Ciudad muerta' que fue galardonado por el Ayuntamiento de la Ciudad Condal.

"No aparece claramente determinado"

El Tribunal Superior de Justicia de Aragón condenó a Lanza a 20 años de prisión por asesinato, pero el Tribunal Supremo le ha rebajado levemente la condena al aceptar uno de los motivos de su recurso. El alto tribunal deja su pena en 18 años y medio de prisión al no hallar pruebas suficientes para aplicarle la agravante de motivación ideológica. “No aparece claramente determinado que el actuar lesivo para la vida fuera condicionado por un comportamiento de tipo discriminatorio por la ideología de la víctima”, dice la sentencia dictada el pasado 22 de febrero.

Foto: Rodrigo Lanza en una entrevista. (Youtube)

Los cinco magistrados que firman la resolución diferencian entre dos momentos: “El hecho primero, el de los insultos, sí refieren una agresión verbal por motivos ideológicos, pero el posterior puede tener otra causa ajena a la ideología y concretada en la conversación que ambos tuvieron en el exterior del bar cuyo contenido se ignora”. En ese sentido, la sentencia invoca el principio jurídico de ‘in dubio pro reo’, es decir, en caso de duda, hay que fallar en el sentido más favorable al acusado. Se le aplica, además, una atenuante por embriaguez debido a las consumiciones que había tomado en el bar.

Sin rastro de los tirantes

La Audiencia Provincial de Zaragoza impuso inicialmente solo cinco años de cárcel para Lanza por un delito de homicidio, pero el TSJA ordenó repetir el juicio al considerar que el veredicto del jurado no estaba debidamente motivado. Finalmente, se le impusieron 20 años por asesinato que ahora el Supremo ha rebajado a 18 y medio por no hallar motivos ideológicos en el asesinato. Le mantiene la obligación de indemnizar con 200.000 euros a la familia de la víctima.

Foto: Rodrigo Lanza en una entrevista. Youtube.

Jamás aparecieron los tirantes de la víctima por los que se conoce este suceso en el que VOX ejerció la acusación popular en el juicio. Los testigos no se pusieron de acuerdo respecto a si los llevaba o no el momento de la agresión. Al menos uno de ellos sí relató haberlos visto, así como una bandera franquista en su teléfono móvil. La Policía Nacional los buscó sin éxito e incluso preguntó a los sanitarios que atendieron al herido mortal en la escena del crimen. El Tribunal Supremo tampoco resuelve esa duda. Se refiere a la prenda en tres ocasiones.

En la primera de ellas cita la resolución del TSJA recurrida en la que se dice que los acompañantes de Lanza le advierten de que la víctima “en ocasiones llevaba tirantes con los colores de la bandera española”. La segunda se basa también en el procedimiento para decir que “el acusado entró con unos amigos en un bar en el que se encontraba la víctima que fue identificado por uno de los amigos del acusado como de extrema derecha portando unos tirantes con los colores de la bandera de España”. La tercera y última lo vuelve a dejar abierto: “El acusado había sido informado de la ideología de extrema derecha de la víctima y que, en ocasiones, llevaba unos tirantes con los colores de la bandera española”.

Rodrigo Lanza ya era un radical antisistema con antecedentes penales cuando mató a golpes a un hombre en un bar de Zaragoza llamado Victorino Lainez. A este suceso se le conoció como ‘el crimen de los tirantes’ porque se dijo que la víctima vestía esa prenda con la bandera de España que nunca llegó a aparecer en la escena. Ahora, cuatro años después de los hechos, el Tribunal Supremo ha rebajado año y medio de cárcel al condenado al no hallar pruebas de que el detonante de la agresión mortal tuviese una motivación ideológica. Los jueces explican que, antes de los golpes, medió una última conversación entre ambos en la que no se sabe qué se dijeron, por lo que no se puede descartar que le pegase por otro motivo.

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