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Mañueco desdoblará consejerías para controlar el desembarco de Vox en el Gobierno
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PACTO EN CASTILLA Y LEÓN

Mañueco desdoblará consejerías para controlar el desembarco de Vox en el Gobierno

Feijóo pidió al presidente de la Junta que acelerase el acuerdo para distanciarlo de su proclamación como líder del PP. Abascal rechaza "líneas rojas" en el reparto de carteras

Foto: Alfonso Fernández Mañueco (d) y Juan García-Gallardo (i). (EFE/Nacho Gallego)
Alfonso Fernández Mañueco (d) y Juan García-Gallardo (i). (EFE/Nacho Gallego)
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Salvado el primer escollo del pacto entre PP y Vox en Castilla y León, ahora quedan los sillones. En la negociación para cerrar un acuerdo global se primó el programa y el reparto de la Mesa de las Cortes, pero falta diseñar el Gobierno. Desde el equipo del presidente en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, declaran que aún no se han sentado a hablar sobre qué tres consejerías ocuparán los de Santiago Abascal. Con el futuro vicepresidente, Juan García-Gallardo, hay sintonía, y las mismas fuentes aventuran que será fácil articular el organigrama de la Junta. Los populares quieren mantener el control sobre las carteras de "peso" como Economía y Educación, y sobre la mesa está el desdoblar algunas consejerías o crear nuevas en las que tenga encaje Vox, donde no abundan perfiles con experiencia en gestión por la corta trayectoria política de la formación.

Dentro de esta reconfiguración de la estructura gubernamental desaparecerían otras como la de Transparencia, que fue una exigencia de Ciudadanos en la anterior legislatura y que ocupó hasta su destitución el entonces vicepresidente, Francisco Igea. Una de las condiciones programáticas de Vox pasaba por reducir el gasto administrativo, por lo que los populares no se plantean aumentar el número de carteras más allá de las diez existentes. Siete serán para el PP y tres para Vox.

Foto: El presidente en funciones de Castilla y Léon, Alfonso Fernández Mañueco (d); y el candidato de Vox, Juan García-Gallardo (i). EFE

En el PP aún siguen digiriendo el primer acuerdo de Gobierno con la ultraderecha. De hecho, tal y como adelantó este medio, el futuro líder, Alberto Núñez Feijóo, empezó ya a marcar distancias y señaló en su primer acto de campaña que "a veces es mejor perder el Gobierno que ganarlo desde el populismo". El barón centrista se afanará a partir de ahora en que se le coloque del lado de los moderados. "No he capitulado en nada", insistía.

En todo caso, el mal trago ya estaba previsto en el cuartel general del mandatario gallego, que habló con Alfonso Fernández Mañueco para pedirle que acelerase el acuerdo en Castilla y León para distanciarlo del congreso que se celebrará el 1 y 2 de abril en Sevilla. En los cálculos del presidente en funciones estaba dividir la negociación en dos fases: una primera en la que hubieran conseguido la Mesa de las Cortes para el PP —tal y como pidió Feijóo—, y otra más adelante, donde se cerrarían las consejerías.

Los populares atribuyen a las prisas por cerrar el pacto el haber cedido a todas las exigencias planteadas por Vox. De hecho, el acuerdo en dos tiempos era la fórmula que se había pactado con la dirección de Pablo Casado. La estrategia, como se hizo en Murcia o Andalucía, pasaba por dejar pasar todo el tiempo posible, "agotar" a Vox y entregarles menos poder. Pero, en este caso, el calendario solo jugaba en contra del PP.

Vox, sin "líneas rojas"

Vox quiere que su bautismo en el poder sea un éxito y, al menos de momento, no han exigido consejerías punteras. Los de Santiago Abascal descartan fijar "líneas rojas" en el reparto de sillones, al entender que ya han visto cumplidas todas sus pretensiones respecto a su peso en el Gobierno. Fuentes autorizadas de la formación aseguran que no batallarán por arrebatar al PP carteras de peso, pero entienden que, por "coherencia", el reparto sí debería respetar algunas de las líneas en las que Vox se ha volcado en campaña, como "el campo, la familia o la industria".

Los de Abascal conciben Castilla y León como el escaparate de una expansión territorial que aún no ha llegado, por lo que cuentan con pocos mandos con experiencia que ir incorporando a las tareas de gestión pública. Tras convertirse en uno de los ganadores indiscutibles de la noche electoral —crecieron de uno a trece procuradores en las Cortes de Castilla y León—, y sin que Alfonso Fernández Mañueco hubiese descolgado aún el teléfono, Vox fijó sus cláusulas: no solo no apoyarían "gratis" la investidura del presidente popular, sino que exigirían el mismo trato que el PP dio a Ciudadanos en 2019 cuando, con un procurador menos que ellos, ocuparon la presidencia de las Cortes, la vicepresidencia del Gobierno y tres consejerías. "No somos ni más ni menos que nadie", reiteraban los de Abascal. El órdago se mantuvo hasta el último día: o Mañueco aceptaba sus condiciones, o repetición electoral.

Foto: El presidente andaluz, Juanma Moreno. (EFE/Julio Muñoz)

Vox exigió el mismo número de consejeros que Ciudadanos, pero no las mismas carteras. Por ejemplo, la consejería de Sanidad, que fue crucial durante la pandemia, estaba en manos de los naranjas, pero Vox ya ha trasladado que el citado departamento no entra dentro de sus prioridades. Con todo por hacer y sin que las conversaciones se hayan iniciado formalmente, 'a priori' no debería ser difícil un entendimiento entre las dos almas del futuro Ejecutivo, más teniendo en cuenta que la mayoría de procuradores de Vox tiene sus raíces en el PP.

En la formación situada a la derecha de los populares están crecidos. Creen que el acuerdo 'in extremis' logrado en Castilla y León les posiciona en una situación de ventaja de cara a la próxima cita electoral, donde todo apunta a que el andaluz Juanma Moreno podría batirse a Macarena Olona, una de las dirigentes más mediáticas de Vox. Pese a desvincular a Feijóo del acuerdo en Castilla y León, los de Santiago Abascal creen que el acuerdo con Mañueco "sienta un precedente clarísimo" del que le será complicado desprenderse al barón andaluz. Y que el PP, aunque lo niegue, sí ha "hipotecado" su futuro.

Salvado el primer escollo del pacto entre PP y Vox en Castilla y León, ahora quedan los sillones. En la negociación para cerrar un acuerdo global se primó el programa y el reparto de la Mesa de las Cortes, pero falta diseñar el Gobierno. Desde el equipo del presidente en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, declaran que aún no se han sentado a hablar sobre qué tres consejerías ocuparán los de Santiago Abascal. Con el futuro vicepresidente, Juan García-Gallardo, hay sintonía, y las mismas fuentes aventuran que será fácil articular el organigrama de la Junta. Los populares quieren mantener el control sobre las carteras de "peso" como Economía y Educación, y sobre la mesa está el desdoblar algunas consejerías o crear nuevas en las que tenga encaje Vox, donde no abundan perfiles con experiencia en gestión por la corta trayectoria política de la formación.

Partido Popular (PP) Pablo Casado
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