Sánchez viaja a la frontera de la UE con Rusia y escenifica su apuesta por la OTAN

Tras las dudas iniciales sobre el envío de armas a Ucrania, que dejaban a España en solitario con el húngaro Viktor Orbán, Pedro Sánchez ha dado un giro en los últimos días a su agenda en política exterior. Si este sábado recibía en el Palacio de la Moncloa a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el domingo telefoneaba al presidente de Argelia para garantizar el suministro de gas, el presidente del Gobierno se desplaza hoy a Letonia para visitar en la base de Adazi a las tropas de la OTAN, respaldando así el aumento del despliegue en la frontera de la UE con Rusia. Una hiperactividad que busca superar el jarro de agua fría que recibió Moncloa después de que Joe Biden dejase a Sánchez fuera de la 'war room' pese al esfuerzo militar español.

En este contexto de guerra en Ucrania, Madrid será la sede de la próxima cumbre de la OTAN, que se celebrará en junio. En Moncloa, califican esta cita como "clave para el futuro de la Alianza". Sánchez busca reforzar el perfil de España escenificando un mayor compromiso e implicación con la Alianza Atlántica. Pero no solo en este punto, también en el seno de la UE, como demuestra el encuentro con la presidenta de la Comisión Europea y su llamada al presidente argelino, Abdelmajid Tebboune. El objetivo era "reforzar la colaboración" y mitigar la dependencia energética europea de Rusia en medio del conflicto armado.

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El desplazamiento a una zona caliente, sobre la que en más de una ocasión han sobrevolado aviones de combate rusos invadiendo su espacio aéreo, visibiliza el papel que no quiere dejar de jugar España en las relaciones internacionales tras el estallido de la guerra. En la base, situada a 120 kilómetros de la frontera con la Federación Rusa, el presidente del Gobierno se reunirá con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg; el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau (cuyo país comanda esta fuerza de la Alianza Atlántica), y las autoridades letonas. El viaje es la "expresión del compromiso y unidad transatlánticas en la actual crisis con Rusia y del apoyo de todos los aliados a los países del Báltico", según informa EFE de fuentes de Moncloa.

España acaba de destinar 150 militares más al destacamento de 350 que ya se encuentra en la base letona para reforzar el contingente. Este se enmarca en los planes de respuesta aprobados por los países OTAN para preservar la paz y la seguridad tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. La misión española cuenta con seis carros de combate Leopardo 2 E y 15 vehículos de combate de Infantería (VCI) Pizarro, morteros pesados, vehículos de combate de Zapadores (VCZ) y misiles contra carro Spike.

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Sánchez y Von der Leyen coincidieron en destacar durante su encuentro el pasado fin de semana la necesidad de reforzar la autonomía estratégica y la política común de seguridad y defensa de la UE, así como la "oportunidad" que supone la próxima cumbre de la OTAN en Madrid. Para el Ejecutivo español, debe servir para subrayar la complementariedad entre las políticas de defensa de ambas organizaciones. Durante su intervención, la presidenta de la Comisión Europea concedió a España el papel de “socio clave”.

De las dudas de Sánchez sobre el envío de armas ofensivas a Ucrania, que le valió el reproche de las ministras de Podemos, ha pasado a querer mostrar determinación, como intentaba recalcar este domingo en su intervención en el comité federal del PSOE. Una reunión extraordinaria para abordar la guerra en Ucrania, donde reclamó "determinación frente a Putin", con el objetivo de que "la UE y España salgan reforzados". Sin restar gravedad al desafío, argumentando que "vienen tiempos duros" que "lo van a hacer todo más difícil", el presidente del Gobierno aseguró que no va a detener por ello su plan de reformas.

Sin apelar directamente a Podemos, que casi al mismo tiempo calificaba al PSOE de "partido de la guerra" a través de la ministra Ione Belarra, Sánchez respondía a sus socios que "no ha faltado diplomacia, sino que ha sobrado agresión". "Mientras se agotaban las vías diplomáticas, Putin se preparaba para la guerra", argumentó para situar a los socialistas en el "lado bueno de la historia" frente a las apelaciones de los morados a no enviar armas de forma bilateral a Ucrania.

Yolanda Díaz, que sí cerró filas con Sánchez respecto al envío de armas, ha intervenido en las últimas horas para intentar rebajar el conflicto con la dirección de Podemos. Después de las declaraciones sobre el 'partido de la guerra', Díaz medió directamente con la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos para evitar una ruptura. Tiempo después, desde Podemos negaban que esa calificación se refiriese al PSOE, sino al "fervor belicista" instalado tras la invasión rusa de Ucrania. "Sánchez sabe que cuenta con nuestro apoyo aunque pensemos cosas diferentes", declaraban.

En Moncloa restaron importancia al rechazo de las ministras de Podemos sobre el envío de armamento militar, enmarcando sus posiciones dentro de la línea política del partido y no del Gobierno. Se da a entender, por tanto, que el problema no está tanto dentro de la coalición como en el espacio de Unidas Podemos.

Frente a las posiciones anti-OTAN de sus socios en el Ejecutivo, los socialistas aprobaron en su último comité federal (convocado de forma extraordinaria para abordar la situación en Ucrania) una resolución en la que se remarca el apoyo "al liderazgo que está ejerciendo el presidente del Gobierno de España en la cooperación con los socios europeos y los aliados de la OTAN en la asistencia militar y humanitaria para poner fin a la invasión y evitar más víctimas mortales". Asimismo, se respalda, como "respuesta a la injustificada agresión ordenada por Vladímir Putin", la adopción de sanciones económicas "contundentes, incluidas las medidas económicas y financieras y la prohibición de difusión de propaganda del Kremlin, con el objetivo de conseguir que Rusia ponga fin a los ataques contra Ucrania".