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Mañueco llama a Abascal para negociar mientras el PP etiqueta de ultraderecha a Vox
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Quiere tener gobierno antes de abril

Mañueco llama a Abascal para negociar mientras el PP etiqueta de ultraderecha a Vox

El presidente de Castilla y León tiene vía libre ante el vacío de poder en Génova. El equipo de Feijóo se desmarca: "No va a interferir en ninguna decisión antes de llegar"

Foto: El presidente en funciones de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañúeco. (EFE/R. García)
El presidente en funciones de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañúeco. (EFE/R. García)
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El 'nuevo' PP está aterrizando aún y ya se ha abierto el debate sobre la postura que debe tomar el partido ante Vox. El candidato a presidir el partido, Alberto Núñez Feijóo, oficializaba ayer sus aspiraciones de dar el salto a Madrid y uno de los primeros frentes que se encontrará es la política de pactos con el partido de Santiago Abascal. El melón lo abrió el responsable de coordinar el congreso, Esteban González Pons, que durante una entrevista en 'El programa de Ana Rosa' no dudó en calificar a Vox de “ultraderecha”. Estas declaraciones no dejaron a nadie indiferente. En la agenda está la negociación del presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, para lograr una mayoría suficiente en las Cortes que le permita repetir en el cargo. Tras la primera ronda de reuniones, la conclusión es que “la solución pasa por Vox”, aseguran a este medio fuentes populares de la comunidad.

La prioridad sigue siendo un Gobierno en solitario, pero los números no llegan y aunque logre sumar a todos los minoritarios con Soria ¡Ya!, Unión del Pueblo Leonés y Por Ávila, no llegaría a la mayoría absoluta de 41 diputados si en la ecuación Vox no le presta dos procuradores. Además del encuentro con Juan García- Gallardo, el presidente Mañueco ha llamado en dos ocasiones a Santiago Abascal para trasladarle que lo prioritario a la hora de iniciar un diálogo es marcar un programa. El presidente castellanoleonés rompía así el cordón sanitario que marcó Pablo Casado, quien no hablaba con Abascal desde su duro discurso en la moción de censura fallida. La orden era no hablar de ellos ni con ellos.

Foto: Juan García-Gallardo y Alfonso Fernández Mañueco, antes de la reunión. (EFE/Nacho Gallego)

Hasta ahora, Vox ha planteado como principal exigencia el reparto de las consejerías y ha pedido la presidencia de las Cortes. Desde el equipo de Mañueco, reconocen que estarían dispuestos a ceder este puesto, pero que antes de llegar a este punto hay que “sentarse con papeles”. El PP insiste en que el apoyo a la Unión Europea, el Estado de las autonomías o las políticas de igualdad es irrenunciable y no puede entrar dentro del intercambio con Vox. A partir de aquí, los populares están dispuestos a suscribir partes del programa electoral de sus futuros socios, como lo relativo a las bajadas de impuestos o el apoyo al sector primario.

Si finalmente se firma una coalición con Vox para evitar la repetición electoral, esto marcará un antes y un después en la política de pactos del PP y en el mensaje que se envía a sus votantes. La crisis del partido y el vacío de poder hasta que en el congreso se elija una nueva dirección dan manos libres a Mañueco. Fuentes cercanas a Alberto Núñez Feijóo aclaran que respecto a Vox “no tenemos nada pensado aún” y dejan claro que el gallego no va a tomar decisiones antes de llegar al cargo. El presidente en funciones de Castilla y León quiere cerrar un acuerdo antes de abril y llegar al congreso de Sevilla con los deberes hechos.

Foto: Santiago Abascal, durante un mitin en Ávila. (EFE/Raúl Sanchidrián)

La etiqueta de 'ultraderecha' que González Pons ha puesto a Vox ha generado malestar en una parte del PP, que considera que no es “adecuado” crear ese marco “ni político ni ideológico” cuando hay que dialogar con ellos. “Tras las autonómicas, habrá cientos de alcaldes en la misma situación que Mañueco. ¿Qué haremos, perder los ayuntamientos?”, se pregunta un diputado popular. En el entorno de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tampoco ven acertado lo que consideran un “ataque” a sus socios preferentes en la Asamblea. La baronesa nunca ha escondido su preferencia por los acuerdos con los de Abascal, a los que jamás ha enmarcado en la ultraderecha.

En el lado de los que defienden que hay que posicionarse frente a Abascal y los suyos, argumentan que las declaraciones de González Pons son el camino que se debe seguir para que el votante sepa que el PP no es Vox. “Hay que decir lo que son, aunque luego haya que pactar con ellos estableciendo nuestras condiciones”. El origen de este discurso está en la necesidad de diferenciarse del partido de ultraderecha y situar el espacio del PP dentro del centro derecha para poder ensanchar el partido. Este debate, sobre el que no hay unanimidad, será el primero que tendrá que enfrentar Feijóo cuando sea coronado. La postura del presidente gallego hasta ahora ha sido 'ignorar' a Vox, pero en su nueva etapa política no va a ser posible, al menos de forma inmediata.

Los sondeos tanto para unas elecciones andaluzas como para las generales atan a ambas formaciones, salvo que el bipartidismo ensaye nuevas fórmulas hasta ahora imposibles. Cualquier alianza supondrá una pérdida de votantes por la derecha o por el centro.

El 'nuevo' PP está aterrizando aún y ya se ha abierto el debate sobre la postura que debe tomar el partido ante Vox. El candidato a presidir el partido, Alberto Núñez Feijóo, oficializaba ayer sus aspiraciones de dar el salto a Madrid y uno de los primeros frentes que se encontrará es la política de pactos con el partido de Santiago Abascal. El melón lo abrió el responsable de coordinar el congreso, Esteban González Pons, que durante una entrevista en 'El programa de Ana Rosa' no dudó en calificar a Vox de “ultraderecha”. Estas declaraciones no dejaron a nadie indiferente. En la agenda está la negociación del presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, para lograr una mayoría suficiente en las Cortes que le permita repetir en el cargo. Tras la primera ronda de reuniones, la conclusión es que “la solución pasa por Vox”, aseguran a este medio fuentes populares de la comunidad.

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