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Feijóo y Moreno promovieron el 'indulto' a Casado ante el riesgo de sabotaje al congreso
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RELEVO DE PODER EN EL PP

Feijóo y Moreno promovieron el 'indulto' a Casado ante el riesgo de sabotaje al congreso

El todavía líder del PP se resistió a dimitir la noche del 23-F pese a la presión de las voces críticas. Todos los presidentes, incluido Pío García Escudero, abrazaron la vía del gallego

Foto: El presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo; y el líder de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE/Miguel Ángel Molina)
El presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo; y el líder de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE/Miguel Ángel Molina)
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Cuando la reunión más larga de Génova arrancó, todos los invitados sabían que las horas de Pablo Casado estaban contadas en el PP. Incluido él mismo. Muchos querían que su salida fuese rápida, instantánea. Que no saliese de la sede nacional sin haber presentado su dimisión. El riesgo a un enrocamiento del todavía líder era alto. Una candidatura alternativa a la del barón gallego habría convertido el relevo de poder en el PP en una cruzada de la que "ni Feijóo hubiese salido vivo", mucho menos las siglas del partido. Pero el presidente de la Xunta, con el respaldo del andaluz Juanma Moreno, promovió el 'indulto' a Casado, imponiéndose a las voces críticas que pedían su cabeza esa misma noche. "La opinión de Alberto fue determinante. Él marcó la pauta. Si lo hubiese querido, Pablo hubiese caído y todos lo hubiésemos aceptado", comenta un mandatario regional, hasta ahora afín al 'casadismo'.

Feijóo llegó al 13 de Génova cuando el reloj marcaba poco más de las siete de la tarde del miércoles. Hasta ese momento, el gallego se inclinaba por buscar una solución urgente para evitar más desgaste al partido. Sin embargo, conforme aumentaban las horas sentado al lado de Casado, Feijóo fue aproximándose a la misma vía que defendía su homólogo andaluz. Juanma Moreno era uno de los pocos dirigentes que había hecho un llamamiento público a no llevar los cuchillos afilados a Génova y a ser "generosos" con el presidente nacional. En el entorno de Casado no entendían por qué los barones querían hacerle salir por la puerta de atrás y pedía un final digno: aguantar al frente del PP hasta que la militancia ungiese a Feijóo como nuevo líder.

Foto: El líder del Partido Popular, Pablo Casado (c), abandona el hemiciclo. (EFE/Chema Moya)

Desde Andalucía avisaban de que "ya ha habido demasiadas dimisiones", y apostaban por indultar a Pablo Casado si mostraba en la reunión una "actitud constructiva", dejando claro que daría un paso al lado y que dejaría el congreso en manos de una comisión organizadora. Y, tras escuchar a sus compañeros, Feijóo le tomó la palabra. Algunos de los dirigentes presentes en la reunión que también se posicionaron a favor de eximir al líder popular de más escarnio advierten que haber forzado la salida del líder "por la puerta de atrás" hubiese dado alas a los críticos para sabotear el cónclave nacional y empañar la entronización del gallego.

La prueba la tuvieron esa misma noche, cuando comenzaron unas filtraciones que se vieron obligadas a desmentir dos portavoces oficiales del PP. Superadas las doce de la noche, la teoría de que se estaba forzando a Pablo Casado a dimitir con nocturnidad y alevosía disparó las conjeturas sobre la posibilidad de que Alberto Núñez Feijóo quisiera ser nombrado presidente del PP sin esperar a la celebración del congreso nacional. "¿Por qué le estarían presionando tanto si no fuese así? ¿Qué sentido tiene que dimita de madrugada?", comentaban algunos 'casadistas' exaltados mientras la reunión seguía en Génova.

Los estatutos del PP establecen que, "en los supuestos de dimisión, fallecimiento o incapacidad" del presidente nacional, el Comité Ejecutivo Nacional del partido puede nombrar un sustituto sin que su nombre tenga que ser necesariamente ratificado en un congreso extraordinario. Los críticos ya se llevaban las manos a la cabeza. "Hay que saber llegar. Forzar la salida de Casado le puede pesar mucho a Feijóo entre los militantes", insistían estas fuentes. En el equipo de comunicación de Alberto Núñez Feijóo desmintieron tales informaciones. "El respeto a los militantes es total y absoluto", manifestaban. En caso de que el gallego diese un paso adelante para presidir el PP, insisten, lo haría en un congreso nacional.

Feijóo tomó la palabra en último lugar, por detrás de sus 14 compañeros, pero justo antes que Casado. A la reunión faltaron el líder catalán, Alejandro Fernández, inmovilizado por una operación de rodilla; y la balear Marga Prohens, que no podía volar por indicación médica debido a su embarazo. Según relatan algunos de los presentes, el gallego "marcó la posición final" y unificó el criterio de todos los presidentes. Pablo Casado no dimitió el 23-F. Su estancia al frente del PP seguirá hasta el primer fin de semana de abril, donde cederá el relevo de buena voluntad a Feijóo. Así lo acordaron anoche. "Como caballeros", comenta un asistente.

17 síes a la 'vía Feijóo'

Todos los dirigentes autonómicos salieron de la reunión en Génova asegurando que el acuerdo se desarrolló "con altura de miras", sin peleas y "sin cuchillos". Que hubo unanimidad, también por parte de Pablo Casado, para "pasar página" y "cerrar esta etapa de la mejor manera posible". Entonces, ¿por qué la reunión se alargó cuatro horas y media? "Nos encontrábamos ante un momento crucial para el partido. Nunca se ha atravesado por un momento tan difícil y complejo para el PP. La situación era límite", comenta un presidente autonómico.

Foto: La sala donde tuvo lugar la reunión en Génova. (Reuters/Jon Nazca)

La reunión comenzó alrededor de las nueve de la noche, una hora después de lo previsto. Antes, Pablo Casado y Alberto Núñez Feijóo se habían visto en privado para acordar los términos de la salida del presidente y pactar una hoja de ruta ordenada para sacar al partido del peor bache de su historia. De esa primera cita salieron dos nombres: Cuca Gamarra, que asumirá el papel de coordinadora general durante el período de interinidad del PP; y Esteban González Pons, que tomará las riendas del comité organizador del congreso. La primera fue propuesta por Casado; el segundo, por Feijóo. Ambos estuvieron de acuerdo. "No hubo discrepancia", zanjan las fuentes consultadas, tampoco entre el resto de barones. Los dos recibieron una llamada esa misma noche, para confirmar su disponibilidad para el cargo. Y los dos aceptaron.

Acto seguido, el todavía presidente entrante y saliente se vieron con el resto de poderes territoriales. Comenzaron dos rondas de intervenciones, en las que cada dirigente habló durante 10 o 15 minutos, "algunos más". Todos querían dejar clara su postura en un momento histórico para el partido. Hubo de todo, desde mandatarios que apostaban por la vía de la "salida digna" para Casado, como Valencia, Andalucía o Aragón, o los que pedían que su salida fuese inmediata, como Extremadura, Cantabria o Cataluña. La reunión seguía sumando minutos. Hacia el final, hubo un receso de 40 minutos. "Fuera se dispararon las alarmas, pero solo salimos a tomar café, a coger papel y boli y a redactar el acuerdo. Ya estaba hecho", asegura un dirigente.

Foto: Pablo Casado. (EC Diseño)

Todos los presentes abrazaron sin reparos la 'vía Feijóo'. No hubo fisuras. Ni siquiera el presidente del PP de Madrid, Pío García Escudero, puso objeción a la nueva etapa que se abría con el gallego, aunque sí pidió que una salida honrada para Casado. Él y su última fiel en el partido, la presidenta del PP de Navarra, Ana Beltrán, se rindieron a la evidencia. "Pablo estaba dispuesto a ayudar a reconstruir. Nos trasladó que era un servidor público, que esa era su función. Que no iba a ser un problema", comenta otra fuente popular presente en la reunión.

Pero no cedió sin oponer cierta resistencia. El presidente explicó sus motivos sobre por qué le parecía "injusto" el escarnio al que estaba siendo sometido. Repasó uno a uno los hechos que le llevaron a esta situación, desde que notificó a Isabel Díaz Ayuso la recepción de un informe que podría ponerle en aprietos por un presunto delito de "tráfico de influencias" que la mandataria madrileña debe resolver ahora en los tribunales. También denunció el daño personal que le estaba haciendo esa situación, tanto a él como a su familia. "Fue un momento muy desagradable", relata un barón próximo al dirigente, "pero él entendía que su etapa había terminado".

Cuando la reunión más larga de Génova arrancó, todos los invitados sabían que las horas de Pablo Casado estaban contadas en el PP. Incluido él mismo. Muchos querían que su salida fuese rápida, instantánea. Que no saliese de la sede nacional sin haber presentado su dimisión. El riesgo a un enrocamiento del todavía líder era alto. Una candidatura alternativa a la del barón gallego habría convertido el relevo de poder en el PP en una cruzada de la que "ni Feijóo hubiese salido vivo", mucho menos las siglas del partido. Pero el presidente de la Xunta, con el respaldo del andaluz Juanma Moreno, promovió el 'indulto' a Casado, imponiéndose a las voces críticas que pedían su cabeza esa misma noche. "La opinión de Alberto fue determinante. Él marcó la pauta. Si lo hubiese querido, Pablo hubiese caído y todos lo hubiésemos aceptado", comenta un mandatario regional, hasta ahora afín al 'casadismo'.

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