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El Gobierno espera tener una mejor relación con Feijóo y confía en que ponga coto a Vox
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ADVIERTEN SOBRE LA FALTA DE REGENERACIÓN

El Gobierno espera tener una mejor relación con Feijóo y confía en que ponga coto a Vox

Miembros del Ejecutivo cuestionan el perfil de moderado que se habría construido durante los últimos años el presidente de la Xunta y se insiste en la necesidad de abordar el "cordón sanitario"

Foto: El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, atiende a los medios de comunicación este lunes, en Santiago de Compostela. (EFE/Lavandeira)
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, atiende a los medios de comunicación este lunes, en Santiago de Compostela. (EFE/Lavandeira)

El Gobierno sigue de cerca la crisis interna desatada en el principal partido de la oposición. Una situación que Pedro Sánchez abordó con sus principales colaboradores este lunes en la tradicional reunión de maitines y, aunque las expectativas ante un cambio de liderazgo son bajas, algunos miembros del Ejecutivo comparten la impresión de que la interlocución con Alberto Núñez Feijóo podría mejorar con respecto a Pablo Casado. A la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos, otros consideran que habrá continuidad y no confían en grandes cambios, poniendo el foco en el "lastre de la corrupción" y en que no se desprenderá de Vox.

Lo que sí se garantiza a Feijóo es una transición sin elecciones generales a la vista, pues Sánchez reiteraba esta mañana desde el Congreso que no habrá adelanto electoral. “No lo vamos a hacer”, ha subrayado, para asegurar que “se convocarán cuando corresponda”. “Competiremos con base en nuestros méritos, no con base en las debilidades de los adversarios, así entendemos el patriotismo democrático”, concluyó Sánchez, exhibiendo “sentido de Estado” y anteponiendo “el interés general a cualquier otro tipo de interés”.

Foto: El líder del PP, Pablo Casado. (EFE/Javier Lizón)

El presidente del Gobierno y el todavía líder de la oposición rompieron su incomunicación de ocho meses a finales del pasado mes de enero, cuando mantuvieron una conversación telefónica de unos 25 minutos para abordar la crisis de Ucrania. Más allá de esta llamada, la interlocución en privado es inexistente. 'Negacionismo' es el término con el que durante las últimas semanas han definido desde el Ejecutivo la estrategia de oposición del PP. Tanto en referencia al rechazo sistemático a iniciativas avaladas por el diálogo social y comprometidas con Bruselas, como fue el caso de la reforma laboral, como en lo referente al bloqueo institucional. Principalmente, la renovación del CGPJ. El propio Pedro Sánchez le afeó a Casado este miércoles, durante su despedida en la sesión de control del Congreso, que en estos dos años de legislatura la oposición se habría instalado “en la descalificación constante, negando incluso un principio democrático esencial como es la propia legitimidad y existencia de este Gobierno de la voluntad popular”.

Sin entrar en materias concretas, un ministro del Gobierno ve a Feijóo con más capacidad que Casado para recuperar el diálogo, y hasta concede que el gallego es mejor político que el actual presidente del PP. Eso sí, en lo ideológico rechaza el perfil de moderado que se habría construido durante los últimos años, subrayando que "en Galicia se anticipó a la austeridad con recortes en los servicios públicos". "Es un 'neocon' fuerte", subraya este miembro del Gobierno, considerando que la imagen proyectada por el presidente de la Xunta de Galicia no se correspondería con su "radicalidad en lo económico".

En Ferraz, fuentes de la dirección explican que "nos gustaría que volviese el centroderecha", pero sin esperanzas porque aseguran que Feijóo "no es de centro" y desconfían que "seguirá alimentando la extrema derecha". "No parece que vaya a haber regeneración", concluyen estas mismas fuentes explicando que la bancada del PP "jaleaba" a Casado cuando cuestionaba los fondos europeos o criticaba el estado de alarma para expulsarlo cuando intenta investigar las posibles irregularidades en contratos de la Comunidad de Madrid.

Foto: Feijóo. (EC Diseño)

Feijóo llegó a la Xunta de Galicia plantando batalla contra la "imposición del gallego" —entonces UPyD amenazaba con cerrarle esta puerta— y presentándose como un gestor tecnócrata precursor de la austeridad para corregir el "régimen de despilfarro" del bipartito entre socialistas y nacionalistas. Un perfil que comenzó a abandonar al final de su primera legislatura y fue transformando hasta el punto de concurrir a los últimos comicios presentándose como galleguista y defensor del gasto público para salir de esta crisis pandémica.

'Galicia, Galicia, Galicia' fue precisamente su lema de campaña, sin alusiones a las siglas del partido. El modelo más centrado que representaría Feijóo en contraposición a Casado siempre lo legitimó como la opción para los sectores del PP que apostaron por una estrategia menos beligerante para volver a conquistar la Moncloa.

Es por ello que desde el Gobierno se desliza, también sin optimismo, que uno de los aspectos en esta crisis tiene que ver también con "abordar un cordón sanitario a la extrema derecha". Feijóo ya se posicionó a favor de que el líder popular en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, tenga las manos libres para decidir sobre la gobernabilidad tras las elecciones, sin excluir de partida a Vox. Esta sería la primera disyuntiva para el barón gallego o que al menos chocaría con su perfil más moderado y alejado de la formación que lidera Santiago Abascal.

Pedro Sánchez volvía a ofrecer esta semana a los populares su oferta de facilitar un Ejecutivo en solitario del PP en Castilla y León, sin Vox, si se comprometen a romper con esta formación allí donde tienen acuerdos de legislatura y garantiza no gobernar de su mano en el futuro. "El PSOE está dispuesto a ofrecer esa alternativa", subrayó durante una comparecencia este lunes, poniendo en duda que los populares pretendan abrir ese debate. La herencia de la corrupción y el rechazo a un cordón sanitario son los dos frentes que ya deslizan los socialistas para cuestionar la renovación de liderazgos en Génova.

La "alternativa" que ofrecen los socialistas es una quimera para los populares por las exigencias que lleva acompañada. La primera, que él rompa con su socio en las comunidades donde tienen acuerdos de gobernabilidad, como es el caso de Madrid, Murcia y Andalucía. La segunda, que se comprometa a establecer un cordón sanitario a la ultraderecha a nivel nacional, lo que condicionaría los pactos poselectorales en el ciclo ya abierto y que tendrá su próxima parada en los comicios andaluces. La tercera, que sea el PP quien dé el paso de reclamar una abstención a los socialistas en Castilla y León, que explique su negativa a pactar con Vox y garantice que no firmará acuerdos de legislatura.

Desde el Ejecutivo, se traslada en público el mensaje de no inmiscuirse en asuntos internos de otros partidos, más allá de reclamar que se aclaren las acusaciones cruzadas de espionaje y contratos irregulares. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, intentaba zanjar este martes en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros que Pablo Casado, "de momento, sigue siendo el interlocutor del PP". Desde el "absoluto respeto a los procedimientos internos" de los partidos, la ministra portavoz insistía en que el Gobierno está centrado en la gestión y "aportando estabilidad al país".

El Gobierno sigue de cerca la crisis interna desatada en el principal partido de la oposición. Una situación que Pedro Sánchez abordó con sus principales colaboradores este lunes en la tradicional reunión de maitines y, aunque las expectativas ante un cambio de liderazgo son bajas, algunos miembros del Ejecutivo comparten la impresión de que la interlocución con Alberto Núñez Feijóo podría mejorar con respecto a Pablo Casado. A la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos, otros consideran que habrá continuidad y no confían en grandes cambios, poniendo el foco en el "lastre de la corrupción" y en que no se desprenderá de Vox.

Alberto Núñez Feijóo