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El barrio de Cartagena donde se respira plomo, cadmio y arsénico desde hace 30 años
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Veneno en la tierra

El barrio de Cartagena donde se respira plomo, cadmio y arsénico desde hace 30 años

Los vecinos de Torreciega, un barrio a las afueras de la ciudad murciana, viven desde hace 30 años junto a los depósitos tóxicos generados por una antigua metalúrgica

Foto: Carteles de avisos de peligro por residuos tóxicos en la entrada de la antigua Zinsa. (Borja Fernández)
Carteles de avisos de peligro por residuos tóxicos en la entrada de la antigua Zinsa. (Borja Fernández)
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A 80 metros de las balsas de ácido que la empresa metalúrgica Española del Zinc (Zinsa) dejó tras su extinción, se levanta el barrio de Torreciega, a las afueras de Cartagena, en la Región de Murcia, donde viven más de 600 personas. Al principio es imperceptible, pero tras unas horas allí se empieza a notar un sabor metálico en la boca.

Cuando se le pregunta por la causa de esta sensación, Fulgencio ‘Pencho’ Sánchez, presidente de la Asociación de Vecinos, señala los antiguos terrenos de Zinsa. Los habitantes llevan años reivindicando la limpieza de esas parcelas: “De ser otro el propietario de los terrenos, ya se habrían tomado las medidas pertinentes”, insinúa el líder vecinal.

El actual dueño y promotor es Tomás Olivo, el duodécimo hombre más rico de España. Él es el último dueño, pero no el único por cuyas manos han pasado los terrenos, y no ha dado ningún paso para su limpieza. Los vecinos cuestionan el papel de los gobiernos locales en la demora. “La Administración es la que tiene que buscar soluciones”, sostiene Sánchez.

Repasemos la historia de este desastre natural. Las balsas de ácido llegaron a Torreciega en los años sesenta y la actividad de Zinsa se prolongó hasta 2008. Desde entonces, la atención sobre la contaminación de la zona se fue desvaneciendo hasta que, en 2010, un incendio volvió a poner el foco de los vecinos, el ayuntamiento y el Gobierno regional en la explanada. Solo un año después de la entrega de las llaves a la inmobiliaria Quorum Capital, las llamas se extendieron dentro del complejo.

A raíz de este incendio, los técnicos de Medio Ambiente de la Región de Murcia inspeccionaron los terrenos, detectando el “abandono de residuos a la intemperie y sin las medidas de seguridad para la protección del medioambiente y de las personas”. La Consejería de Agricultura y Agua inició entonces dos expedientes sancionadores.

placeholder Un aviso de peligro por intoxicación en el vallado del terreno de Zinsa. (Borja Fernández)
Un aviso de peligro por intoxicación en el vallado del terreno de Zinsa. (Borja Fernández)

Esto supuso un nuevo revés para Zinsa, en ese momento en concurso de acreedores, que había confiado su futuro a la venta de los terrenos a Quorum Capital en 2006. El montante de la operación se fijó en 142 millones de euros, de los que 45 fueron entregados en el momento en que se cerró el trato. Para desbloquear el pago de los 91 millones restantes, Zinsa debía demoler todas sus edificaciones, retirar los escombros y proceder a la descontaminación de los terrenos siguiendo la premisa legislativa de “quien contamina, paga”.

Además, debía acordar con el ayuntamiento el cambio en la calificación del suelo, de industrial a urbanizable, y que este cambio estuviera recogido en el Plan General de Ordenación Urbana. Todo ello, en un plazo máximo de tres años.

Un terreno que nadie quiere

Transcurrido el plazo, la situación de las parcelas distaba mucho de lo acordado. Los trabajos de demolición y de descontaminación estaban todavía desarrollándose en el momento del traspaso de poderes. “Nos faltaban tres meses para terminar”, reconoció el ex consejero delegado de Zinsa Manuel Jesús Pérez, en 2018. Lo hizo en el Juzgado nº 1 de lo Penal de Cartagena, después de que Medio Ambiente y Fiscalía vieran indicios de delito medioambiental, del que luego acabarían siendo absueltos.

Sin embargo, la sentencia evidenció que la metalúrgica incumplió el acuerdo en materia de descontaminación. De hecho, cuatro meses después de la entrega de llaves, la Consejería de Agricultura y Agua declaró las parcelas suelos contaminados.

Foto: Foto: iStock.

Ninguna de las dos empresas estaba conforme. Por un lado, Zinsa le exigía a Quorum los 91 millones de euros que le faltaban por recibir y sobre los que recaían sus esperanzas de supervivencia. Y por otro, la constructora se negaba a pagar, entendiendo que el terreno no había sido entregado de acuerdo con las condiciones estipuladas.

La Española del Zinc enfilaba en esos meses su liquidación. Como consecuencia, 244 personas perdieron sus empleos y las tareas de descontaminación pasaron entonces al tejado de Quorum. Los terrenos se convirtieron en 2009 en un problema para la inmobiliaria, que se sumó a la crisis que el sector del ladrillo vivía entonces. La construcción de viviendas se iba a llevar a cabo en un momento en que la compraventa de inmuebles caía de forma sistemática.

Al final, Quorum cayó en concurso de acreedores en 2015 sin que realizase la limpieza de las explanadas de Torreciega. De nuevo, la figura responsable de la descontaminación desaparecía, dejando a vecinos y trabajadores sin nadie a quien reclamar.

Tomás Olivo entra en juego

En 2018, los terrenos vuelven a cambiar de manos. El empresario Tomás Olivo, dueño de Cartagena Parque SA, se hace con la finca por un millón y medio de euros en la subasta judicial de los bienes de Quorum. En apenas 12 años, los terrenos habían perdido el 99% de su valor. Y en este periodo, la valla que impedía el acceso al recinto había sido arrancada casi en su totalidad. La Administración autonómica señaló como prioridad la reposición del perímetro.

La constructora del empresario murciano tenía 10 días para cerrar la entrada de cualquier persona a unos terrenos con focos contaminantes de cadmio, arsénico y plomo, así como a las balsas de residuos. Hasta la fecha de publicación de este reportaje, Olivo solo ha cumplido con la restauración del vallado. Pero la descontaminación de los terrenos, ahora en sus manos, sigue siendo una tarea pendiente.

placeholder Las balsas de residuos en los terrenos de la antigua metalúrgica. (Borja Fernández)
Las balsas de residuos en los terrenos de la antigua metalúrgica. (Borja Fernández)

A finales del año pasado, el Juzgado de Instrucción nº 5 de Cartagena devolvió la esperanza a los vecinos de Torreciega, por primera vez en años, al llamar a declarar en calidad de investigada a Cartagena Parque, empresa con la que Olivo se hizo con las parcelas.

La fiscal del caso señala que el informe que el Seprona realizó para evaluar la situación de las balsas reconoce que existe un riesgo mucho mayor del que se consideraba en un principio, no solo para las aves de la zona, sino para la salud de las personas. Además, señala que la presencia de estos metales pesados sobrepasa “por varios millones” el límite legal para que no exista riesgo para la salud de las personas.

Además de citar a la empresa de Olivo, el juez de instrucción ha solicitado a la Consejería de Medio Ambiente (CAM) de manera inmediata el proyecto de ejecución para rehabilitar la zona. El 21 de enero de 2022, Olivo rechazó en el juzgado las acusaciones de haber cometido un acto delictivo contra el medio ambiente en cuanto al retraso en la descontaminación de los terrenos. Además, la representante de la compañía, Belén Lescure, afirmó que la responsabilidad recae sobre la comunidad autónoma, a la que presentó el proyecto de descontaminación y que aún no ha aprobado, según informó el diario 'La Verdad'.

Un veneno en la tierra que se respira

Una exposición prolongada al plomo puede provocar disminución de la capacidad de aprendizaje y problemas graves a nivel neurológico, especialmente en niños y mujeres embarazadas. Los vecinos de Torreciega llevan expuestos desde que Zinsa llegó a su barrio, en 1960.

El director de la Unidad de Salud Medioambiental del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, Juan Antonio Ortega, considera que existe un riesgo alto de que estos contaminantes provoquen enfermedades del neurocomportamiento, sobre todo para las mujeres expuestas en el periodo perinatal.

El experto en Epidemiología y en Salud y Medioambiente de la Universidad de Granada, Nicolás Olea, apunta que el responsable de la contaminación es quien tiene que demostrar su inocuidad. “El que puso allí el plomo es el que tiene que decir que no va a pasar nada”.

“El que puso allí el plomo es el que tiene que decir que no va a pasar nada”

Por lo que respecta al cadmio, respirar polvo en suspensión que lo contenga puede provocar problemas renales y dañar gravemente los pulmones, según la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas. Además, se considera altamente carcinogénico. Lo mismo ocurre con el arsénico, considerado veneno para los seres humanos.

Durante el transcurso de la investigación, los autores de este reportaje recogieron varias muestras de polvo del barrio para analizar los niveles de metales pesados presentes en la barriada. Las tomas se realizaron en tres puntos: el alféizar de una ventana, el suelo de un parque infantil y el techado de la entrada de un almacén logístico de alimentación situado en el polígono industrial Cabezo Beaza, siguiendo las recomendaciones del edafólogo José Matías y del químico Ramón Pagán, extrabajador de Zinsa.

Las muestras fueron enviadas a analizar al laboratorio de la Universidad de Limoges, Francia. Al ser comparados con los valores límite de concentración de metales pesados en suelos y lodos para el territorio español, todos superaron los niveles permitidos.

“Vivir en Torreciega no es saludable”, considera Pagán a la vista de los resultados de estos análisis. Los niveles de cadmio son entre 100 y 200 veces superiores a los genéricos de metales pesados. Y lo mismo ocurre con el plomo y el cinc. “Este polvo, con altos contenidos en metales pesados y tóxicos, puede ser inhalado por la población o ingerido al depositarse sobre sus alimentos”, señala el químico.

Precisamente, los vecinos del barrio han pedido ante la Justicia que se lleve a cabo una extracción urgente de muestras de forma oficial, para analizar y estudiar si puede existir una relación entre los mismos.

Encarni Agüera, una de las vecinas de la zona, asegura que su hermano ha tenido problemas de asma desde que se abrió la fábrica. Su padre murió de cáncer de pulmón. “No sabemos si el cáncer será por eso, pero aquí hay muchos casos y tenemos miedo porque hay muchos niños y mucha gente joven”, explica.

¿Y la Administración?

Con las labores de descontaminación todavía en tierra de nadie, la Dirección General de Planificación, Evaluación y Control Ambiental de la Región de Murcia presentó el informe técnico en el que se constataba la presencia de residuos contaminantes en los terrenos, “sin control y a la intemperie”.

Dos meses más tarde, se realizó una nueva visita de inspección y se concluyó que existían seis zonas con mezclas de residuos que “suponen un deterioro grave para el medio ambiente y un grave riesgo para la salud humana y el ecosistema”.

placeholder Los vecinos de Torreciega se manifiestan para pedir la descontaminación. (Teo Romero)
Los vecinos de Torreciega se manifiestan para pedir la descontaminación. (Teo Romero)

En declaraciones a El Confidencial, el director general de Medio Ambiente de la Región de Murcia, Francisco Marín, afirma que la empresa de Tomás Olivo “hasta la fecha no ha cumplido con lo requerido”. En las últimas líneas de este reportaje podrá consultar la entrevista completa.

Marín también explica que todavía no se ha abierto ningún expediente contra el actual propietario por el incumplimiento de los plazos marcados por la propia Administración regional. Por su parte, el Ayuntamiento de Cartagena afirma que ellos han cumplido con su deber en todo momento, y que la responsabilidad recae sobre la Administración. La empresa de Tomás Olivo, Cartagena Parque, no ha respondido a las preguntas planteadas por El Confidencial.

Una "trampa mortal" para la fauna

Además del peligro para la salud humana, la contaminación afecta también a la fauna de la zona. En torno a 25 aves catalogadas como 'de interés especial' fueron encontradas muertas en los terrenos de la antigua Zinsa. “El ave lo que ve es un humedal. Al posarse firma su sentencia de muerte”, explica Ramón Pagán. Las balsas de residuos son el mayor peligro medioambiental dentro de la antigua Zinsa.

Formadas por desechos de la metalúrgica, las balsas ocupan un espacio similar al de 19 campos de fútbol. “El pH se sitúa en valores cercanos al 1. Es una trampa mortal”, insiste Pagán. El investigador José Matías Peñas denunció esta situación al Seprona. “Los ácidos están provocando grietas en las balsas que van a dar origen a la rotura de las mismas y al deslizamiento de los lodos tóxicos y peligrosos, sepultando las viviendas de la barriada y pudiendo causar la muerte de personas”, expone Matías. Pero su denuncia no causó efecto en primera instancia: una vez interpuesta, se dictó un auto en el que se decretó el sobreseimiento de la causa. Estando el proceso judicial en barrena, los vecinos de Torreciega se presentaron como acusación particular, logrando la reapertura del caso.

placeholder Dos aves muertas junto a las balsas de los terrenos de Zinsa. (Grupo Unidas Podemos-IU Verdes-Equo Cartagena)
Dos aves muertas junto a las balsas de los terrenos de Zinsa. (Grupo Unidas Podemos-IU Verdes-Equo Cartagena)

La solución de Olivo para espantar las aves tampoco convenció a los vecinos. Instaló un cañón al lado de una de las balsas que cada tres minutos emite un estruendo en el barrio. “El cañón tiene un reloj y cuando este se descontrola igual suena a las cuatro de la mañana. Es muy molesto”, dice Pencho Sánchez.

Dada la situación, la Comisaría de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) llevó a cabo una inspección de las balsas en la que constataron su mal estado. Por ello, iniciaron un expediente sancionador a la actual propietaria del terreno. “Se ordenó la inmediata retirada de toda sustancia química acumulada”, afirman desde la CHS. “No consta que hasta la fecha se haya cumplido dicha orden”, añaden. Este y todos los expedientes sancionadores impulsados por el organismo están ahora en manos del Juzgado nº 5 de Instrucción de Cartagena.

Murcia, líder en suelos contaminados

El pasado minero de la zona también está presente en el día a día de los habitantes de otra ciudad de Murcia: Mazarrón. Los castilletes, pozos o maquinaria abandonada son prueba de ello. Como en los terrenos de Zinsa, las balsas abandonadas son una de las grandes deudas a nivel de recuperación medioambiental de la región. Pero lo cierto es que no todos estos vestigios entrañan el mismo riesgo.

El Instituto Geológico Minero de España elaboró una lista de los cementerios de residuos que tienen “un impacto medioambiental grave o que pueden convertirse en una amenaza”. Contabilizaron 73 depósitos de este tipo en España. La Región de Murcia destaca sobre el resto de comunidades, ya que el 39,7% de estas escombreras está en suelo murciano. Además, Murcia cuenta con otros 55 puntos de almacenado de residuos mineros, de los que 48 permanecen sin restaurar.

“Cuanto más antigua sea la instalación, mayor será la concentración de mineral, ya que la tecnología era menos eficiente”, afirmaba el Gobierno murciano en el Plan de Renovación Ambiental de Suelos Contaminados, proyecto que establece una inversión de 78 millones de euros.

Otro de los puntos clave para comprender la magnitud de la contaminación de la zona es Portmán. O más bien, lo que quedó de él tras el paso de la empresa Peñarroya. Porque cuando esta terminó la actividad metalúrgica, los estériles que fueron vertidos directamente al mar acabaron por desplazar la línea de costa mar adentro.

La bahía fue rellenada “con 35 millones de metros cúbicos de residuos altamente contaminantes”, según la declaración de impacto ambiental del proyecto de regeneración de la zona. Un proceso que, de nuevo, se encuentra paralizado. Así, la bahía tiene un estado de deterioro similar al de hace 30 años. Y, al igual que ocurre con los terrenos de Zinsa, todavía no se ha completado un plan de descontaminación que devuelva el patrimonio ambiental dañado por la industria metalúrgica.

*Debido al interés que puede tener para el lector, aquí pueden leerse las preguntas y respuestas completas sin edición de la entrevista realizada al director general de Medio Ambiente de la Región de Murcia, Francisco Marín.

A 80 metros de las balsas de ácido que la empresa metalúrgica Española del Zinc (Zinsa) dejó tras su extinción, se levanta el barrio de Torreciega, a las afueras de Cartagena, en la Región de Murcia, donde viven más de 600 personas. Al principio es imperceptible, pero tras unas horas allí se empieza a notar un sabor metálico en la boca.

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