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La presión de los alcaldes obliga a Sánchez a reformular el debate sobre la abstención
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CORDÓN SANITARIO A VOX

La presión de los alcaldes obliga a Sánchez a reformular el debate sobre la abstención

Los socialistas pasaron ayer al contraataque y exigen al PP que rompa los gobiernos que dependen de su apoyo si quiere su abstención para facilitar la investidura de Mañueco

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada al pleno en el Senado, este martes en Madrid. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada al pleno en el Senado, este martes en Madrid. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
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En apenas 24 horas, el PSOE ha pasado de cerrar la puerta a su abstención para favorecer un Gobierno en Castilla y León del PP sin Vox a condicionarla a una serie de exigencias. La primera, que los populares rompan con su socio en las comunidades donde tienen acuerdos de gobernabilidad, como es el caso de Madrid, Murcia y Andalucía. La segunda, que se comprometan a establecer un cordón sanitario a la ultraderecha a nivel nacional, lo que condicionaría los pactos poselectorales en el ciclo ya abierto y que tendrá su próxima parada en los comicios andaluces. La tercera, que sea el PP quien dé el paso de reclamar una abstención a los socialistas en Castilla y León, que explique su negativa a pactar con Vox y garantice que no firmará acuerdos de legislatura. Exigencias que en estos momentos son una quimera para Génova, mientras entre los propios socialistas se reconocía este escenario como poco factible.

El PSOE, presionado por voces internas que reclaman la abstención, opta por pasar al contraataque, dejando la pelota en el tejado del PP para descargar responsabilidades y tratar de retratarlos si no garantizan un cordón sanitario a cambio de su apoyo. En Ferraz, este lunes no se planteaban el escenario de la abstención y dejaban claro que en ningún caso facilitarían un Ejecutivo en solitario de Alfonso Fernández Mañueco, quien con 31 procuradores se quedó lejos de la mayoría absoluta (41), dependiendo de los de Santiago Abascal, que la misma noche electoral reclamaron su "deber y derecho" de entrar en el Gobierno regional.

La abstención ni siquiera se discutió en la ejecutiva presidida por Pedro Sánchez, pero algunos alcaldes del partido forzaron que se abriera el debate, hasta el punto de obligar a la dirección nacional a reformular su posición inicial. El encargado de avivar este supuesto fue el alcalde de Valladolid y líder provincial del partido, Óscar Puente. El que también fue portavoz de la ejecutiva socialista hasta el pasado mes de octubre puso el foco en la incoherencia del PSOE de apostar por un cordón sanitario y no ofrecer alternativas al PP para poder gobernar en solitario.

En su opinión, sería contradictorio para el partido argumentar el peligro para la democracia que representaría Vox al mismo tiempo que no se ofrece "una alternativa" para evitar su entrada en el Gobierno regional. Asimismo, subrayó que los socialistas no deben hacer lo mismo que hizo el PP tras los anteriores comicios de 2019, cuando ganaron las elecciones y los populares les impidieron gobernar al buscar un acuerdo con Ciudadanos. De ahí que, tras mostrarse favorable a plantear una abstención, pidiese a los suyos "una reflexión más a fondo y más colectiva".

Foto: El presidente de PP, Pablo Casado. (EFE/Álvarez)

Este martes era el alcalde de León, José Antonio Díez, quien secundaba al alcalde vallisoletano. "Yo creo que es un asunto que debe tener una reflexión profunda. Sé que tiene muchos pros y contras cualquiera de las decisiones, pero cuando estamos hablando históricamente desde el PSOE y las fuerzas progresistas de cordones sanitarios frente a la extrema derecha, este es un clarísimo ejemplo", argumentaba en los micrófonos de Onda Cero. Al mismo tiempo, concluía que si el peor escenario para la democracia sería la entrada de Vox en un Gobierno, "cualquier otra cosa será mejor". Desde sus entornos, se deslizaba que estos posicionamientos eran compartidos por más voces autorizadas en la formación.

La presión de los alcaldes hacía ya efecto en Ferraz que, pocas horas después, trataba de modular su posición de rechazo tajante a la abstención. El portavoz de la ejecutiva, Felipe Sicilia, matizaba que si se pretende reclamar la abstención de los socialistas, debería ser Mañueco quien la reclamase y explicase sus motivos. Evitando cerrar esta puerta, se vinculaba la discusión sobre la abstención a un compromiso del PP de establecer un cordón sanitario, al estilo de Alemania.

Foto: Óscar López (c), Soraya Rodríguez (i) y Óscar Puente (d) en una imagen de 2014. (EFE/R. García)

El líder del partido en Castilla y León, Luis Tudanca, iba un paso más allá tras reunir a los órganos autonómicos del PSOE al plantear que los cordones sanitarios deberían exigirse a nivel nacional y ser "de todo y para todos". En esta línea, se mostraba favorable a sentarse a hablar con Mañueco "si quieren un cordón sanitario", pero anticipando que eso no suponía "regalarles un Gobierno".

Esta modulación de los mensajes para intentar retratar al PSOE y descargar la presión sobre la abstención en los populares remataba con una intervención del presidente del Gobierno en el pleno del Senado. Sánchez exigió al PP que rompa con Vox para comenzar a hablar de un hipotético apoyo a Mañueco. Lo hacía para responder a una pregunta del portavoz de los populares en la Cámara Alta, Javier Maroto, quien trasladó la intención del PP de gobernar en solitario y aprovechó la división interna en el PSOE para pedir a Sánchez que se posicionase. "Si quieren la abstención, explíquenla", se arrancó el presidente del Ejecutivo, para argumentar que si los populares comparten que la ultraderecha es un peligro, "a lo mejor nos podemos entender". Antes de ello, reclamó a Maroto que "rompan los acuerdos" con Vox, mencionando los pactos "que mantienen con la ultraderecha en Madrid, Murcia y Andalucía".

Foto: Alfonso Fernández Mañueco. (EFE/J. M. García)

En el PSOE, no tienen dudas de que los populares pretenden gobernar con Vox, pese a la negativa de Mañueco, por lo que quieren dejarlo claro con estas exigencias a cambio de su abstención. Desde el Gobierno ya han instalado mensajes preventivos de advertencia, asegurando que estarán "muy vigilantes" a los acuerdos del PP en Castilla y León y que actuarán en consecuencia si se pactan recortes en derechos ante la previsión de que Vox entre en el Ejecutivo regional. Mañueco insistía ayer en su voluntad de gobernar en solitario e, incluso, subía el tono contra los de Abascal al asegurar que la igualdad entre hombres y mujeres "no es negociable para el PP". Se refería a la primera exigencia del candidato Juan García-Gallardo para prestar su apoyo, que pasa por derogar la ley autonómica de violencia de género.

Aun contando con el apoyo de las dos formaciones provincialistas y la candidatura de la España Vaciada, Soria ¡Ya!, el PP se quedaría a tres votos de la mayoría absoluta. Las opciones, por tanto, pasan por que los populares acepten las exigencias del PSOE para su abstención, lo que supondría un cambio radical estratégico y prácticamente renunciar a sumar para llegar a la Moncloa. O entenderse con Vox. La primera ventana de negociaciones que visibilizará por dónde van los acuerdos se cerrará el próximo 10 de marzo, con la elección de los miembros de la Mesa de las Cortes. A finales del próximo mes, se cerrarán las candidaturas para la investidura, cuando comenzará a correr el plazo máximo de dos meses en que se deberá votar. Las negociaciones no han hecho más que empezar.

En apenas 24 horas, el PSOE ha pasado de cerrar la puerta a su abstención para favorecer un Gobierno en Castilla y León del PP sin Vox a condicionarla a una serie de exigencias. La primera, que los populares rompan con su socio en las comunidades donde tienen acuerdos de gobernabilidad, como es el caso de Madrid, Murcia y Andalucía. La segunda, que se comprometan a establecer un cordón sanitario a la ultraderecha a nivel nacional, lo que condicionaría los pactos poselectorales en el ciclo ya abierto y que tendrá su próxima parada en los comicios andaluces. La tercera, que sea el PP quien dé el paso de reclamar una abstención a los socialistas en Castilla y León, que explique su negativa a pactar con Vox y garantice que no firmará acuerdos de legislatura. Exigencias que en estos momentos son una quimera para Génova, mientras entre los propios socialistas se reconocía este escenario como poco factible.

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