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¿Participación baja... o alta? Así han ido las elecciones de Castilla y León desde 1983
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13 de febrero

¿Participación baja... o alta? Así han ido las elecciones de Castilla y León desde 1983

Según el último barómetro del CIS, las elecciones a la Junta castellano-leonesa han levantado entre poco o ningún interés entre muchos votantes: la abstención, el gran problema de la zona

Foto: Elecciones en Castilla y León (EFE/Gallego)
Elecciones en Castilla y León (EFE/Gallego)

A las 11:30 de la mañana, España conocía unos primeros datos de participación en las elecciones de Castilla y León, inesperados y sin ningún contexto para comparar. A esa hora, solo el 11,3% de los votantes había depositado sus papeletas; un dato relativamente bajo pero al no haberse publicado en los anteriores comicios no ofrece información para hacer una valoración. Dos horas y media después, anunciaban el segundo avance, primero para muchos, ya con datos suficientes como para empezar a ver cómo se va a desarrollar la jornada. El presidente de GAD3, Narciso Michavila, había augurado días antes una participación baja, y aseguraba que si a estas horas no se hubiera alcanzado el 33% de la misma podría haber un Gobierno de izquierdas, incluso con un Partido Socialista perdedor.

Precisamente a estas horas salieron los avances a los que estamos acostumbrados, mostrando una caída con respecto a los datos registrados en los anteriores comicios (2019), aunque ligeramente por encima del 'límite' del que hablaba Michavila: a las 14:00, la participación era del 34,74%, frente al poco menos del 37% que lo había hecho en los comicios previos. Seis horas después, a solo dos horas del cierre de colegios, la participación seguía la misma tendencia: dos puntos por debajo de lo obtenido hace dos años. A las 18:00, poco más de la mitad de los electores, un 51,62%, había depositado sus papeletas. Aun a falta de los datos definitivos, la participación parece que podría estar por debajo de lo que se registró en 2019.

Ahora bien, ¿implican estos datos que está habiendo una baja participación? ¿Qué supone esto? ¿A quién puede beneficiar o perjudicar? Cada región es completamente diferente, y para responder a esta pregunta hay que acudir a sus datos. Lo cierto es que hasta la fecha, las elecciones en las que la participación ha sido más baja a lo largo de la historia han sido las de 1991, cuando solo un 67,63% de la población de la comunidad acudió a las urnas. En este caso, las elecciones se decantaron en favor del Partido Popular, que obtuvo un 44,25% de los escaños, experimentando, de la mano de Juan José Lucas, un crecimiento de más del 22% con respecto a las anteriores elecciones. Aquel año, todas las provincias se tiñeron del color azul del PP, dando a Lucas la primera mayoría absoluta en la comunidad.

En el otro lado de la balanza se encuentran las elecciones de 1995, las que tuvieron lugar justo después de la aplastante victoria de Lucas, en las que la participación fue del 75,49%. En esta ocasión, los comicios también se decantaron por los 'populares', con unos datos incluso mejores a los anteriores: el Partido Popular sumó otros siete escaños, volvió a teñir de color azul la comunidad completa y Lucas revalidó su presidencia en la Junta.

¿Entonces... es baja o alta?

Por ahora, con los datos de participación, todo apunta a que los datos de participación serán inferiores a los del último año, aunque hasta el cierre de los colegios no se puede decir de manera definitiva. No obstante, la implicación del electorado en Castilla y León no ha oscilado tanto como sí lo ha hecho en otras comunidades autónomas: en Cataluña, por ejemplo, las elecciones de 1999 registraron una participación del 59%, frente a las de 2017, mucho más masivas, que rozaron el 80%. En Castilla y León la participación nunca ha estado por debajo del 67%, pero tampoco por encima del 75,5%.

En cualquier caso, igual que en otras comunidades autónomas o incluso en las generales la participación ha podido estar relacionada con los Gobiernos de cambio, en Castilla y León salvo en los primeros comicios, el resultado siempre ha acabado de la misma manera: con la excepción de los Gobiernos regionales de Demetrio Madrid y Constantino Nalda (1983 y 1986), desde 1987 se enraizaron los 'populares' al mando de la Junta. El primero en hacerlo fue el también expresidente del Gobierno José María Aznar, todavía con Alianza Popular, y desde entonces siempre ha habido ejecutivos conservadores, aun cuando el PSOE ha tenido más votos y ha obtenido más escaños que el PP.

A las 11:30 de la mañana, España conocía unos primeros datos de participación en las elecciones de Castilla y León, inesperados y sin ningún contexto para comparar. A esa hora, solo el 11,3% de los votantes había depositado sus papeletas; un dato relativamente bajo pero al no haberse publicado en los anteriores comicios no ofrece información para hacer una valoración. Dos horas y media después, anunciaban el segundo avance, primero para muchos, ya con datos suficientes como para empezar a ver cómo se va a desarrollar la jornada. El presidente de GAD3, Narciso Michavila, había augurado días antes una participación baja, y aseguraba que si a estas horas no se hubiera alcanzado el 33% de la misma podría haber un Gobierno de izquierdas, incluso con un Partido Socialista perdedor.

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