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Así se fraguó la 'traición' de los díscolos de UPN: "¿Os vais a portar bien, verdad?"
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No dejarán su escaño en el Congreso

Así se fraguó la 'traición' de los díscolos de UPN: "¿Os vais a portar bien, verdad?"

Los diputados navarros ocultaron hasta el final que romperían la disciplina de voto. Justifican que el presidente Javier Esparza nunca les llamó y les ocultó el pacto con el PSOE

Foto: El diputado de UPN Carlos García Adanero. (EFE/Kiko Huesca)
El diputado de UPN Carlos García Adanero. (EFE/Kiko Huesca)

Nunca su voto había sido tan decisivo. Carlos García Adanero y Sergio Sayas López, los diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN), habían planificado 24 horas antes de la votación tumbar por sorpresa la validación de la reforma laboral en el Congreso. Era su secreto mejor guardado. A última hora del miércoles, la secretaria general del partido, Yolanda Ibáñez Pérez, llama por teléfono a Sayas y Adanero. Son las 20:00. Les comunica que deben votar a favor de la reforma laboral. Hasta ese momento, la postura que se había acordado en las reuniones de la formación era negociar con el Gobierno un apoyo a cambio de contraprestaciones para Navarra. UPN había decidido jugar como el PNV. Sabía que el margen de Sánchez era estrecho y que sus dos escaños podían ser la clave. Los diputados en Madrid esperaban la llamada de su presidente, Javier Esparza, pero, según relatan a El Confidencial, nunca llegó.

La conversación con la secretaria general es tensa. Los periodistas del Congreso habían preguntado minutos antes a los diputados de UPN por el contenido de la rueda de prensa que se había anunciado desde Navarra. Sayas y Adanero se enteran por los periodistas de la convocatoria prevista para las 20:15. En la conversación con Yolanda Ibáñez, solo se les conmina a votar sí; cuando preguntan qué se ha pactado con los socialistas, no hay respuesta. “No te lo puedo decir”.

Ellos piden que sea el propio Esparza quien les explique por qué tienen que apoyar al Gobierno. Justifican que sus “electores no van a entender que se dé alas a un presidente que tiene a Bildu como socio”. Cuelgan y no vuelve a haber ninguna comunicación con el partido al que representan. Siguen por televisión la comparecencia de Esparza donde apela al “sentido de Estado” para que UPN dé su aval a Sánchez. Públicamente, tanto Sayas como Adanero se desmarcan de esta posición, pero mantienen que acatarán la decisión. En privado, desde ese mismo momento ya han decidido que romperán la disciplina de voto. El jueves se sumarían al bloque del no, pero no lo desvelarían hasta el mismo momento de la votación.

Durante todo el día de ayer insisten en que tienen un mandato de la dirección de UPN. No dejan lugar para pensar en el efecto sorpresa. En los pasillos del Congreso, a preguntas de los periodistas, insisten: “Tenemos una posición marcada por el partido”. Sayas se encuentra con el portavoz del PSOE, Héctor Gómez, y el diputado Santos Cerdán e intercambian en tono jocoso un comentario sobre la votación. “¿Os vais a portar bien los de UPN?”, preguntan los socialistas. La respuesta de Sayas es la misma: “Tengo una imposición del partido”. Los dos diputados de UPN no están acostumbrados a ser el centro informativo. Reconocen que han pasado muchos nervios a la hora de sostener su 'engaño'. Sayas y Adanero comen en el bufete de la Cámara como un día más. Horas más tarde, corre el rumor de que habían compartido mesa con el diputado de Vox, Iván Espinosa de los Monteros. Lo desmienten.

Cuando llegan al pleno, ya saben cuáles son las contraprestaciones que su 'jefe' Esparza ha pactado con el PSOE. Los socialistas retirarán la reprobación al alcalde de Pamplona, Enrique Maya, y no apoyarán la del resto de los grupos. La causa de las reprobaciones eran unas declaraciones del primer edil en las que hablaba de “supuestos delitos” cometidos por 'menas'. Este 'pago' les parece insuficiente. "¿Por qué no negociamos que se nos devuelva la carta de capitalidad que el PSOE y Bildu quitaron a Pamplona?". Arranca la votación y siguen si saber nada de Esparza. Sus móviles no tienen mensajes y no hay llamadas. Cuando la presidenta del Congreso certifica las votaciones, algo no cuadra sobre lo previsto. Los diputados de UPN han apretado el botón del no. Empieza a construirse la teoría del 'tamayazo'. ¿Han presionado desde el PP?, ¿sabía el PP que los dos diputados habían cambiado su voto?

Foto: La presidenta del Congreso, Meritxell Batet. (EFE/Chema Moya)

Adanero y Sayas niegan la mayor. No hablaron con ningún miembro del PP sobre el sentido de su voto. La guerra es interna. Más allá del veto a Sánchez está la crisis de partido. La relación de Esparza con sus hombres en Madrid es nula. Su no es una enmienda a la totalidad a la dirección de UPN. El foco mediático vira ante la denuncia del PP de que un fallo informático ha propiciado que la reforma laboral se convalide gracias al voto de uno de sus diputados con 175 síes y 174 noes. Adanero y Sayas pasan a un segundo plano para la prensa porque su jaque mate ha sido fallido. Su teléfono sigue sin sonar. Nadie de la dirección les llama. Desde Navarra llega una nota de prensa en la que se les exige que entreguen sus actas. Los diputados de UPN en el Congreso no se dan por aludidos. No van a dejar su escaño. Si la formación les expulsa, se quedará sin representación en el Congreso. "¿Qué me van a pedir, que no hable en nombre de UPN?".

Nunca su voto había sido tan decisivo. Carlos García Adanero y Sergio Sayas López, los diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN), habían planificado 24 horas antes de la votación tumbar por sorpresa la validación de la reforma laboral en el Congreso. Era su secreto mejor guardado. A última hora del miércoles, la secretaria general del partido, Yolanda Ibáñez Pérez, llama por teléfono a Sayas y Adanero. Son las 20:00. Les comunica que deben votar a favor de la reforma laboral. Hasta ese momento, la postura que se había acordado en las reuniones de la formación era negociar con el Gobierno un apoyo a cambio de contraprestaciones para Navarra. UPN había decidido jugar como el PNV. Sabía que el margen de Sánchez era estrecho y que sus dos escaños podían ser la clave. Los diputados en Madrid esperaban la llamada de su presidente, Javier Esparza, pero, según relatan a El Confidencial, nunca llegó.

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