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Galicia y Castilla-La Mancha dan dos buenas razones para no permitir móviles en el 'cole'
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LOS PROHIBIERON EN 2015

Galicia y Castilla-La Mancha dan dos buenas razones para no permitir móviles en el 'cole'

Las comunidades donde se controló el uso de estos aparatos mejoraron sus resultados en PISA y vieron descender el acoso escolar, según dos investigadores españoles

Foto: Foto: Pixabay.
Foto: Pixabay.

En 2010, Francia se convirtió en el país pionero a la hora de limitar la utilización de móviles en las aulas escolares. Cinco años después, dos comunidades españolas hicieron lo propio: Galicia y Castilla-La Mancha se convirtieron en las primeras regiones (y prácticamente las últimas) en regular la utilización de esta clase de dispositivos en las clases, un asunto que cada vez más trae de cabeza a profesores, directores y padres, pero en el que pocos se atreven a meter mano.

En España, la entonces ministra de Educación, Isabel Celaá puso el tema sobre la mesa en septiembre de 2018, poco después de que Francia decidiese ampliar la medida a todo el centro escolar: “En algunos casos el móvil ayuda, pero merece la pena valorar si prohibirlo en los centros sirve para disminuir la adicción digital”.

Un año después, sin embargo, la ministra rechazó la propuesta de PP y Ciudadanos de establecer un veto general y abogó por delegar en cada centro la decisión de limitarlo. Sin embargo, parece que el control del uso de dispositivos móviles comporta ciertas ventajas, como sugiere una investigación publicada en ‘Applied Economic Analysis’ por dos investigadores de la Universidad de Valencia, Pilar Beneito y Óscar Vicente-Chirivella, que apunta a que hay dos buenas razones para controlar el empleo del móvil: mejorar el rendimiento académico y reducir el ‘bullying’.

Los resultados en Galicia mejoraron en 10 puntos en Matemáticas y 12 en Ciencia

Es lo que había ocurrido en Castilla-La Mancha y Galicia, las comunidades donde se reguló la utilización de teléfonos desde 2015. Según sus cálculos, mejoraron los resultados de los estudiantes en los exámenes PISA y vieron cómo los niveles de acoso escolar descendían. “El trabajo consiste en comparar Castilla-La Mancha y Galicia con las regiones donde no se había prohibido antes y después de 2015, algo que en nuestra jerga se llama ‘análisis de diferencias en diferencias’”, explica Beneito. “Los resultados, una reducción en el ‘bullying’ y unos resultados en PISA que no son desdeñables”.

Concretamente, en ese período de tiempo comprendido entre 2015 y 2017, los resultados en Galicia mejoraron en 10 puntos en Matemáticas y 12 en Ciencia comparado con una hipotética Galicia que hubiesen seguido la misma tendencia. Es decir, un equivalente a 0,6 y 0,8 años de estudio de esas disciplinas. Los investigadores se centraron en los exámenes que se realizan a los 15 años porque es precisamente la edad a la que comienzan a utilizarse con mayor frecuencia esta clase de dispositivos y, por lo tanto, donde el impacto en el rendimiento es mayor.

Quién puede quitarle el móvil a un niño

Como recuerdan los autores, controlar el uso de los teléfonos es una decisión barata, prácticamente sin coste, que sin embargo puede tener un impacto muy positivo en las aulas. Sobre todo, teniendo en cuenta que las dos regiones analizadas no son de las más ricas de España. Como ya habían descubierto otros autores, el impacto de esta clase de dispositivos en los alumnos de un nivel socioeconómico más bajo podría ser considerablemente mayor.

placeholder Foto: EFE/Robin Townsend.
Foto: EFE/Robin Townsend.

“Los niños de entornos más desfavorecidos son los que están más desaventajados en temas académicos, así que el impacto de cada política tiende a generar diferencias más notorias”, recuerda la autora. “Cuando un estudiante goza de un entorno que le facilita estar en el grupo de ‘los que ya van bien’, el impacto de una decisión de este tipo puede tener relativamente menos repercusión”. Los motivos pueden ser variados, desde que los padres tengan menos tiempo para dedicarlo a sus hijos a carecer de referencias claras de qué se considera un uso adecuado o que no haya reflexión sobre el uso de los aparatos electrónicos.

Aunque otras investigaciones previas ya habían mostrado que la limitación de los teléfonos móviles podía tener efectos positivos en los estudiantes, la autora recuerda que es la primera vez que se toparon con datos relacionados con el acoso escolar. “Casi por casualidad, en 2018 un parlamentario en las cortes sacó el tema del acoso escolar y dijo que había escasez de datos, así que el gobierno solicitó a la policía que reportara los datos de acoso en los colegios”, explica Beneito. Esos fueron los datos que les sirvieron de fuente para su investigación: en esas regiones, el ‘bullying’ parecía haber descendido a causa de esta intervención.

"Los más pequeños interactúan en el recreo, ahí es donde se produce el 'bullying"

Aunque no exista una ley que impida la entrada de teléfonos móviles en las aulas, en la mayoría de regiones, cada centro tiene potestad para implantar sus políticas. Aunque haya quien recuerde que esta política no siempre se lleva a rajatabla en las comunidades analizadas, los autores entienden que la implementación es mucho mayor que en aquellas comunidades donde no hay ninguna norma. “Una profesora de instituto de Castilla-La Mancha me dijo que si se les ve con un móvil en el patio se les requisa, y cuando salen del instituto se les devuelve”, explica. “Puede que en algún instituto no se hayan puesto fuertes, pero el profesor tiene la posibilidad de hacerlo”.

La mayoría de comunidades delegaron en los consejos escolares de cada centro la decisión de restringir o no los teléfonos, aunque algunas tienen pequeñas diferencias, como Murcia, donde el decreto de Normas de Convivencia tipifica como falta leve el uso sin autorización de móviles, y falta grave la difusión de imágenes o la utilización del móvil para copiar; Madrid es otra de las comunidades que prohibió el uso desde el curso 2020-21, excepto con fines didácticos o por problemas de salud. Ni siquiera puede utilizarse en el recreo.

Foto: Dos jóvenes utilizan sus teléfonos móviles. (EFE)

La gran excepción es Cataluña, donde el Consell ha realizado un gran seguimiento a lo largo de los años del uso de móviles. El entonces ‘conseller’ de Educación Josep Bargalló ya anunció en su día que no respaldaba las intenciones de prohibirlo y que su objetivo era fomentar su uso con fines didácticos, como ocurrió con un plan pionero realizado en 100 escuelas públicas. Sin embargo, el director de un colegio de Terrassa llevó en 2019 al Parlament una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para prohibir el móvil tanto dentro como fuera del aula. “En los centros más marginales se genera más conflictividad porque los padres no dominan las nuevas tecnologías”, defendía el docente.

Los límites del colegio

Si tan importante resulta el empleo del móvil en el ‘bullying’ es porque, como recuerda Beneito, hasta los 14 años el colegio es el principal entorno de socialización para los menores. “Los críos más pequeños, que no hacen vida social fuera todavía como los que ya tienen quince, interactúan socialmente en el recreo”, añade la investigadora. “Es el único lugar donde se relacionan sin gran vigilancia aunque los profesores estén alrededor, pero no es como en los parques, donde los padres están más presentes. Lo de las fotos ocurre muchas veces en los patios”.

"Prohibir cosas que son perjudiciales es nuestra responsabilidad como adultos"

Así pues, ¿hay que prohibir los móviles? A Benedito no le gusta demasiado el término “prohibir” (quizá mejor “control del uso de aparatos tecnológicos”) ni el filtro ideológico que suelen tener esta clase de discusiones, pero recuerda que si cada vez hay más evidencias de que el control de los móviles puede ser beneficioso, por qué no hacerlo. “Si mi hijo de diez años se abre una botella de vino, se la voy a prohibir”, concluye. “Prohibir o controlar cosas que son perjudiciales es nuestra responsabilidad como adultos”.

La pelota, sin embargo, seguirá dando botes entre el tejado del Ministerio, las consejerías de Educación y los consejos escolares. Pero como recuerda la investigadora, sería una medida que tal vez muchos profesores agradecerían, porque por fin les daría potestad para tomar cartas en el asunto: “Algo que para nosotros fue especial es que nos escribiese un profesor de instituto que daba clase a alumnos de tercero y cuarto de ESO para agradecernos la investigación, porque ya no sabía qué hacer con sus alumnos. Los profesores están desesperados”.

En 2010, Francia se convirtió en el país pionero a la hora de limitar la utilización de móviles en las aulas escolares. Cinco años después, dos comunidades españolas hicieron lo propio: Galicia y Castilla-La Mancha se convirtieron en las primeras regiones (y prácticamente las últimas) en regular la utilización de esta clase de dispositivos en las clases, un asunto que cada vez más trae de cabeza a profesores, directores y padres, pero en el que pocos se atreven a meter mano.

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