Díaz agita a las bases sindicales de ERC para elevar la presión a favor de la reforma laboral
La vicepresidenta participará este miércoles en sendas asambleas con delegados sindicales de las federaciones catalanas de UGT y CCOO. Además, visitará mañana la fábrica de SEAT en Martorell
La vicepresidenta Yolanda Díaz desembarcará durante dos días en Barcelona para desplegar una agenda poco institucional y muy sindical. "Pegada a los trabajadores", según explican desde su entorno. A una semana de que se vote el decreto sobre la reforma laboral y con ERC instalada en el no, Díaz ha optado por llevar el diálogo a las bases sindicales de los republicanos. Convencer a los militantes con afiliación en alguna central para que estos a su vez fuercen un cambio de posición en la dirección del partido y esta permita la convalidación del decreto en el Congreso. Para ello, Díaz participará este miércoles en sendas asambleas con delegados de las federaciones catalanas de UGT y CCOO. Entre ellos, simpatizantes o directamente militantes de ERC.
En la agenda oficial de Díaz se incluye una visita a la fábrica de SEAT en Martorell este jueves, donde además de reunirse con sus directivos lo hará también con los trabajadores. Esta visita es especialmente relevante para la vicepresidenta segunda, pues ya había intentado agendarla en anteriores ocasiones, pero por distintos motivos nunca llegó a producirse. Hasta ahora, a las puertas de llevar al Congreso una reforma laboral cuyo aval intentará escenificar entre los trabajadores de la fábrica que han sido referente de movilizaciones sindicales.
El objetivo de estos encuentros, según explican desde el entorno de Díaz, tiene más que ver con la "escucha" a los trabajadores que con presionar a los republicanos para que se sumen al acuerdo de la reforma laboral. Si bien reconocen que el argumento utilizado por ERC de que la reforma laboral apenas supone avances en los derechos de los trabajadores o de que se trata de un "proyecto personal" de Díaz podrá quedar neutralizado en estas asambleas con delegados sindicales. Fuentes de ERC reconocen ciertas presiones en su entorno y "llamadas" a dirigentes con un perfil más sindical.
La vicepresidenta tendrá 48 horas para fijar mensajes y escenificar el respaldo a la reforma laboral de los trabajadores en asambleas y lugares como la fábrica barcelonesa de SEAT. Sacar músculo y movilizar a los empleados a favor de su proyecto. En definitiva, agitar las que también son bases sindicales de los republicanos cuando la negociación entra en su recta final con ERC apostando por mantenerse en el voto en contra.
El presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens, pedía así este miércoles desde el Congreso dirigiéndose a ERC que “escuche más a los sindicatos y menos sus cálculos partidistas”. “Nosotros escucharemos hasta el final todo lo que Esquerra nos diga, pero le pedimos que escuche a los sindicatos y a sus electores, que en su gran mayoría están a favor de la reforma laboral”. En una línea similar se expresaba desde el Parlament el portavoz de los 'comuns', David Cid, formación que tiene como arma de presión alejarse de Pere Aragonès tras lograr su apoyo para poder sacar adelante los presupuestos de la Generalitat. "Se equivocan los que piensen que esto va del señor Rufián contra Yolanda Díaz, esto va de los trabajadores y trabajadoras de este país. Votar en contra de la reforma laboral sería un error histórico que muchos trabajadores no nos perdonarían", advertía el portavoz.
A la espera de que pueda producirse un acuerdo en el tiempo de descuento, algo que dificulta la negativa de la parte socialista del Ejecutivo a aceptar ningún cambio en el texto, Díaz y ERC luchan también por el relato. La primera visibilizando el respaldo de los trabajadores y haciendo pedagogía sobre un proyecto que ha vendido con hipérbole, y los segundos justificando que se trata de una reforma descafeinada, como demostraría la voluntad de Ciudadanos de apoyarla. Fuentes republicanas recalcan que en Cataluña sería difícil de explicar para Díaz que la reforma laboral se acaba cerrando con los naranjas y se despojan así de la presión para trasladársela al Gobierno, a quien acusan de no querer negociar.
Los morados, con Díaz a la cabeza, abogan por conservar el apoyo de los socios de investidura para sacar adelante la reforma laboral, mientras que los socialistas ya han abierto negociaciones con Ciudadanos a través de su grupo parlamentario. La máxima es que no se introduzcan cambios, lo que no solo deja fuera a los independentistas, sino que también dificulta la entrada en el acuerdo del PNV, que reclama como línea roja incluir la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales. "Tienen que entender que nosotros queremos una reforma laboral consensuada con los sindicatos y empresarios", argumentan en la parte socialista para cerrar la puerta a las demandas de sus socios parlamentarios.
Si los socialistas buscan recuperar la geometría variable abriendo la puerta a mirar a la derecha en reformas pendientes, los morados intentan preservar el bloque de investidura para asegurar el acento progresista en la agenda del Gobierno. La fórmula intermedia pasa por una reforma laboral en dos fases, que de momento descarta ERC. Esto es, convalidar ahora el decreto, sin modificaciones respecto a lo pactado con los agentes sociales, y entrar en los matices que exigen los grupos parlamentarios más adelante, en un segundo paquete legislativo.
La vicepresidenta Yolanda Díaz desembarcará durante dos días en Barcelona para desplegar una agenda poco institucional y muy sindical. "Pegada a los trabajadores", según explican desde su entorno. A una semana de que se vote el decreto sobre la reforma laboral y con ERC instalada en el no, Díaz ha optado por llevar el diálogo a las bases sindicales de los republicanos. Convencer a los militantes con afiliación en alguna central para que estos a su vez fuercen un cambio de posición en la dirección del partido y esta permita la convalidación del decreto en el Congreso. Para ello, Díaz participará este miércoles en sendas asambleas con delegados de las federaciones catalanas de UGT y CCOO. Entre ellos, simpatizantes o directamente militantes de ERC.
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