Sánchez congela la presencia del ministro Joan Subirats en la mesa de diálogo

El Gobierno mantiene el debate interno sobre si ampliar o no su delegación en la mesa de diálogo con la Generalitat para dar entrada el ministro de Universidades, Joan Subirats. Su incorporación todavía no ha sido confirmada por el presidente del Ejecutivo, según fuentes del ministerio. Al margen de las afinidades, dependerá en buena medida del número de representantes que acudan por la parte del Govern. Esto es, si se suman los socios de Junts o se mantienen al margen, como en la última reunión celebrada el pasado mes de septiembre. Entonces ya se barajó que participasen el anterior titular de Universidades, Manuel Castells, y la ministra de Transportes, Raquel Sánchez. Ambos catalanes y como cuota de En Comú Podem y el PSC, respectivamente.

Su presencia se descartó a última hora por la reducción de la delegación catalana. El presidente Pere Aragonès había rechazado los nombres que propusieron los posconvergentes al no pertenecer al Govern. Se interpretó como un afán de boicot al intentar incluir a los condenados del 'procés' e inhabilitados para cargos públicos Jordi Sànchez y Jordi Turull, que se quedaron fuera de un foro cuya utilidad siguen cuestionando.

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Los representantes del Gobierno, además de Pedro Sánchez, fueron los socialistas Félix Bolaños (Presidencia), Isabel Rodríguez (portavoz y Política Territorial) y Miquel Iceta (Cultura y por entonces primer secretario del PSC), y la líder del sector de Unidas Podemos en el Ejecutivo, Yolanda Díaz (vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo). Enfrente se sentaron junto a Pere Aragonès solo dos 'consellers' de ERC, la titular de Presidencia, Laura Vilagrà, y el de Empresa, Roger Torrent. Sánchez y Aragonès mantuvieron un encuentro previo bilateral para después limitarse a participar en el arranque de la mesa de diálogo, a modo de saludo protocolario a las delegaciones.

Los morados esperan que Joan Subirats pueda participar en la mesa de diálogo, no solo para dar representación a su confluencia catalana, En Comú Podem, al igual que el PSOE lo hace con el PSC, sino porque destacan su capacidad de interlocución y su conocimiento del "conflicto político" en Cataluña. El propio Subirats también lo desea para comenzar a poner en valor su perfil político, aunque se rechaza hablar de que haya presión dentro del Gobierno para definir la delegación. La próxima mesa de diálogo no se celebrará hasta que pasen las elecciones de Castilla y León del próximo 13 de febrero. Sánchez pretende evitar cualquier interferencia de la agenda catalana en la campaña electoral.

El propio Aragonès, durante una reciente conferencia en Madrid, evitaba poner fechas para celebrar una nueva reunión de la mesa de diálogo, pero sí acotaba temporalmente este foro y, con ello, la negociación. El mensaje que trasmitió fue que no estaba dispuesto a aceptar más "dilaciones" y para ello urgió al Ejecutivo a poner sobre la mesa una propuesta que negó haber recibido hasta el momento. "No estamos dispuestos a aceptar una renuncia al derecho a decidir, el Estado debe atreverse a las urnas". Un discurso que siguieron desde la primera fila la portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, y el ministro de Universidades, Joan Subirats.

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Al contrario que en su discurso de Navidad, Aragonès exigió una fecha para la celebración de la nueva reunión de la mesa de diálogo, si bien la situó genéricamente a principios de este año. Lo que sí priorizó fue el objetivo de que el Ejecutivo lleve una propuesta "para decidir el futuro político de nuestro país de forma pacífica y democrática".

Unos días después, Subirats empatizaba con la posición de Aragonès para concretar una propuesta en la mesa de diálogo por parte del Gobierno central. En los micrófonos de la Cadena SER en Cataluña, reclamando "alguna forma de consulta" para propiciar "un cambio en la estructura del Estado". El nuevo ministro de Universidades, en sustitución del independiente Manuel Castells, que adoptó un perfil bajo, es el ideólogo del proyecto político de los 'comuns'. El objetivo "fundamental" de su elección fue que se escuchase más la voz de los de Ada Colau en el Gobierno de coalición.

Sus posiciones alentando la necesidad de poner sobre la mesa de diálogo una consulta pactada suponen un disparo en la línea de flotación de Moncloa, que pretendía alejarse de este debate. En una línea similar, la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha recordado que el acuerdo entre PSOE y ERC para la reactivación de la mesa de diálogo es que los acuerdos de esta se lleven a votación.

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La defensa de un referéndum pactado fue una medida programática central para los 'comuns', casi una seña de identidad que enarbolaron desde sus inicios. En el programa electoral de Catalunya en Comú para las pasadas elecciones generales, se defendía en uno de sus puntos que "Cataluña ha de poder ejercer su derecho a decidir por la vía de un referéndum" a través de una Ley de Claridad, siguiendo el modelo canadiense, que sería impulsada por el Parlament y tramitada en el Congreso con base en una interpretación del artículo 87.2 de la Constitución. Asimismo, en las elecciones catalanas de 2017, la "Ley de Claridad en la que se establezca la vía y los detalles para la realización de un referéndum pactado" era la primera de las 25 prioridades de gobierno con que se presentaron.

Desde la parte socialista del Gobierno, apuestan por seguir tejiendo soluciones fuera de los focos, mientras que Aragonès reclama una mayor escenificación pública frente a las presiones de sus socios de JxCAT. El referéndum sigue siendo la vía defendida por la Generalitat, lo que para el Gobierno es una línea roja.