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Escépticos de la 3ª dosis: "No veo el sentido a ponernos refuerzos y dejar países sin vacuna"
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"No soy negacionista por ser crítica"

Escépticos de la 3ª dosis: "No veo el sentido a ponernos refuerzos y dejar países sin vacuna"

España ha sido un ejemplo a nivel global por el compromiso de sus ciudadanos al acudir a vacunarse contra el covid, pero los vaivenes con los refuerzos empiezan a causar estragos

Foto: Foto: Reuters/Sergio Pérez.
Foto: Reuters/Sergio Pérez.

Jorge Arenas tiene 26 años, es asturiano y se dedica profesionalmente al sector de la cultura. Un joven más, activo en redes sociales, que sigue de cerca la actualidad y se informa sobre la pandemia por fuentes oficiales, expertos y medios de comunicación tradicionales. Nada demasiado llamativo, salvo por un pequeño detalle: ha decidido, o eso al menos dice, no ponerse la tercera dosis de la vacuna pese a la aprobación del Gobierno. ¿Por qué? "No tiene ninguna validez científica", asegura. Justo cuando España ha abierto la veda para poder poner el refuerzo a todos los mayores de 18 años, su caso es un ejemplo de cómo cala en nuestro país el último debate global en torno a la vacunación contra el covid. La brecha no está entre vacunados o no, sino entre los que apuestan por seguir vacunándonos de forma continuada y masiva y los que creen que hay que optar por otra solución.

El discurso de Arenas es claro, alejado de conspiranoias o defensas de teorías alternativas. Cree en las vacunas e incluso defiende las dosis de refuerzo para cierta parte de la población, pero cree que para gente como él, joven e inmunocompetente, la opción de seguir vacunándose no tiene defensa científica y, es más, es malgastar dinero y vacunas cuando otros lo necesitan más. "Creo que esta decisión de vacunar con dosis de refuerzo indiscriminadamente a todo el mundo, además de responder a criterios económicos y políticos, no tiene validez científica. Y no lo digo yo, lo dicen numerosos inmunólogos que ven más adecuado hacer estudios de inmunidad celular en pacientes inmunodeprimidos que sí necesitarían de ese 'booster", comenta. Es difícil medir cuánta gente apoya estos postulados, pero no es un caso aislado.

Foto: Vacuna. (EFE/Pool/Doménech Castelló)

Como explicaba este mismo periódico hace solo unos días, la estrategia con los refuerzos ya se está convirtiendo en un problema incluso entre la comunidad científica, con todo tipo de posturas en torno a su idoneidad para toda la población, y hay expertos que ya hablan de que es algo insostenible o piden parar y reflexionar. Incluso España tenía una postura decidida por inocular estos refuerzos solo a grupos de personas concretos (concentrados en inmunodeprimidos y mayores de 70 años) hasta hace solo unas semanas, pero todo esto ha cambiado con la sexta ola y ómicron, e incluso se ha acusado a nuestro país de empezar demasiado tarde con el refuerzo. Sin embargo, el volantazo ha dejado escepticismo por el camino.

Nuevos estudios realizados en países como Reino Unido, Estados Unidos o Israel apuntan a que el refuerzo es seguro, funciona y reduce el riesgo ante una variante que sí ha demostrado esquivar en parte la protección frente a la infección. Pero ¿de verdad es necesario ese refuerzo de forma generalizada? En esa duda, que no ha conseguido de momento una respuesta unánime y defendida por toda la comunidad científica y política, añadida al hartazgo pandémico y la sensación de que la enfermedad ha bajado en intensidad y peligro, reside el argumentario escéptico que crece ahora.

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Cola para vacunación en Cataluña. (Reuters)

Como Arenas, Juan Pablo, informático de unos 40 años, tiene una idea similar, aunque no descarta ponerse la dosis más adelante. "Entiendo que con las dos primeras es suficiente o lo debería ser, y creo que seguir pinchando simplemente para justificar una deficiente gestión sanitaria no tiene ninguna lógica. Deberíamos dejar trabajar a los sistemas inmunitarios de las personas sanas y esperar a ver resultados. Ahora, sí estoy de acuerdo en poner la tercera a personas de riesgo, igual que cada año se hace con la gripe u otras vacunas. Evidentemente, puedo cambiar de opinión si veo un plan claro y no tengo la sensación de que vamos a vacunar a ver qué pasa y porque no nos acusen de que no hacemos nada", señala este madrileño.

Aún está por ver el peso de estas opiniones en toda la población y en la propia gestión de la pandemia, pues, por ejemplo, a nivel europeo el refuerzo se ha ido priorizando por edades y es pronto para analizar el impacto entre los más reacios (las dudas crecen según se baja en edad), pero EEUU puede ser un buen espejo para empezar a mirarse. Teniendo presentes todos los problemas ocurridos allí por la politización de la vacunación.

En el país norteamericano, la generalización de la tercera dosis hasta mayores de 16 años se aprobó en septiembre de 2021 y pese a que la curva empezó a subir más rápido que en las primeras dosis, su crecimiento se ha ido frenando paulatinamente. A día de hoy, según datos de OurWoldinData, hay cerca de 130 millones de personas que pasaron por la pauta completa y que aún no tienen la tercera. Solo un 25% de toda la población cuenta con las tres dosis, menos del 50% de todos los vacunados, y ya en diciembre medios como 'The New York Times' hablaban del posible fracaso de la estrategia.

Menos riesgo, más dudas

Aquí, la aprobación de la vacunación ha sido desde el principio mucho mayor que en EEUU (un 62% de la población está totalmente vacunado, por un 80% en España), por lo que habrá que ver qué ocurre finalmente con la tercera dosis. Es más, el porcentaje de personas con refuerzo ya es mayor que en el país americano, un 38%, incluso toda la UE ya supera esas cifras, con un 33%, pero también es cierto que los perfiles que presentan dudas con esta dosis son diferentes a los que se negaron a inocularse desde el principio y están entre una población algo más joven que aún no ha sido llamada a la tercera dosis en nuestro país (solo un 20% de los europeos entre 25-49 años tiene a día de hoy el 'booster').

Los que admiten que no se pondrán esa nueva dosis o tienen dudas de hacerlo se ven como personas en tierra de nadie, entre los antivacunas y los que defienden a ultranza seguir las pautas marcadas por las autoridades sin aceptar una mínima crítica. "Hay más gente que piensa como yo y la mayoría no somos negacionistas. Al menos en mi caso, sigo pensando que las vacunas son muy útiles, pero, como todo, con criterio", añade Juan Pablo.

Su postura, como la de Arenas, es de un apoyo férreo a la vacunación, alejado del negacionismo, pero su escepticismo crece cuando la relación riesgo-beneficio de ese refuerzo se desdibuja o ve cambios continuos en la estrategia que, dice, parecen "beneficiar siempre a las farmaceúticas". "Lo que más dudas me genera es que creo que no ha pasado el suficiente tiempo para ver si hay efectos secundarios, que no veo el sentido a ponernos refuerzos continuamente y dejar países sin vacuna, y que pienso que la estrategia tiene que ser dirigida a sectores y con un plan claro, no cambiando cada cuatro días. Además, seguimos con medidas como el 'pasaporte covid', las mascarillas, que decían que desaparecerían con la vacunación... Pues te escaman".

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Muchos de los que dudan sobre si ponerse la tercera dosis sí ven bien que se inocule en grupos de población vulnerables. (EFE)

Esa relación de riesgo y beneficio se ve bien reflejada en la postura de Mónica, una mujer que pasó hace unos años por un cáncer y que decidió vacunarse bajo su propia responsabilidad, pero se ha plantado ante lo que considera que es una falta de sinceridad por parte de los gobernantes. "Yo me vacuné sabiendo los riesgos y teniendo claro que para mi caso era peor pasar el covid sin vacuna que los efectos secundarios de esta. Pero esta vacunación continuada no sabemos cómo nos puede afectar y no ofrece ningún beneficio claro. ¿Nos vacunamos contra ómicron con una solución que no está adaptada a ómicron? Creo que no nos tratan como adultos y los medios también ayudan con sus moralinas y sus miedos. Yo tengo la cabeza sobre los hombros para pensar y no soy negacionista por ser crítica con algo".

Al igual que Arenas o Juan Pablo, Mónica también destaca por su seguimiento de la actualidad. Son personas que siguen al día la pandemia y no por medios alternativos, pero sí están hartos de medios tradicionales y lo que denominan "jinetes del Apocalipsis". "He tenido que apagar la tele muchas veces porque parece que solo te quieren meter miedo y catequizar. Que si no sigues lo que dicen, pues eres negacionista y eso es muy peligroso. Yo quiero dejar claro que me informo sobre lo que hago, he hablado con expertos, sé de las bondades de las vacunas porque he sido hasta cooperante en Mozambique. Lo que critico es que se haga todo sin pensar, y encima que no aclaren ni por qué lo hacen. A mí no me importaría que salieran y dijeran, mira, creíamos que con dos sería suficiente, pero necesitamos una tercera porque no han funcionado tan bien como imaginamos. Pero esa sinceridad no la tienen, no se permiten decir que han cometido un error".

Esa crítica a los poderes públicos como generadores de más dudas, al igual que los medios, también la refleja Arenas. "Gracias a mi opinión provacuna soy optimista con la situación sanitaria actual. Tenemos el doble de contagios que hace un año, pero se ve que las dos dosis de la vacuna han salvado muchas vidas y los niveles de saturación hospitalaria son los mismos que todos los años durante esta época de confluencia de virus. Ojo, no quiero decir que no haya saturación, al contrario, solo que ahora somos conscientes del nivel crítico en el que está nuestro sistema sanitario, pero esto no lo ha causado el covid… lo ha causado la mala praxis política, y somos ciudadanos y sanitarios quienes lo estamos pagando con medidas draconianas e ineficaces, que solo llevan a la ruina económica y mental de muchas personas".

Los agujeros del debate

Lejos de verse acorralados o de sentirse poco apoyados en sus posturas, lo cierto es que este escepticismo se ha visto reforzado por posturas defendidas en las últimas semanas por expertos de todo el mundo, también españoles. Muchos especialistas que se han sumado a las dudas sobre la estrategia de refuerzo continuo. "Últimamente sigo a muchos inmunólogos, vacunólogos, epidemiólogos, virólogos… y leo todo lo que dicen. Obviamente, no son los mismos 'cuatro jinetes del Apocalipsis' que acaparan horas y horas de espacio televisivo. Por ejemplo, hay un inmunólogo del Hospital Clínico de Santiago de Compostela, llamado José Gómez Rial, que dice que ponerse más dosis, siendo un individuo inmunocompetente, es un sinsentido. La ciencia de verdad la encuentras en artículos especializados y no en la 'Nave del Misterio".

Gómez Rial es uno de los inmunólogos que han levantado la voz por sus dudas en torno a la estrategia de vacunación continua. Inmunólogo del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela y coordinador de inmunología en el Grupo de Investigación en Vacunas Genvip, considera que la estrategia de vacunación no puede pasar por administrar dosis de vacuna continuamente de forma generalizada. "Estamos 'abusando' de la vacuna y lo único que vamos a conseguir es un hartazgo y un rechazo generalizado de la población a las vacunas en general. La reactogenicidad de la tercera dosis además se multiplica en sistemas inmunes más jóvenes y potentes", escribía hace unos días en su cuenta de Twitter. Y no es el único que ha mostrado sus dudas sobre la estrategia tomada.

La Sociedad Española de Inmunología (SEI) también decidió dar un paso en este sentido la semana pasada cuando, después de que se anunciase la generalización de la tercera dosis para mayores de 18 años, pidió que se reconsideraran estas decisiones. "Entendemos que en una situación de emergencia y urgencia como la actual se opte por intentar frenar la expansión del virus, pero hay que tener cuidado. Desde el principio, y queremos que quede claro, defendemos las vacunas a ultranza, sin ellas ahora mismo estaríamos con hospitales de campaña fuera de los edificios. Eso que quede absolutamente claro. Pedimos que se reconsidere esta estrategia de vacunación continuada porque, como han señalado también otras instituciones, no tenemos pruebas de cuál puede ser el resultado final y no ofrecen un gran beneficio para correr con esta decisión", explica a este periódico Marcos López Hoyos, presidente de la SEI.

Fuera de los escépticos, no son pocos los expertos que piden un poco de tranquilidad con estas decisiones, ya no tanto de cara a una tercera dosis, sino refiriéndose más a la cuarta y otras que puedan venir después. Frente a estas decisiones, piden que se pongan pautas completas a la población que aún no tiene ninguna vacuna y "proponen el desarrollo de vacunas dirigidas a diferentes partes o variantes del virus para su uso en pautas simples o combinadas". López Hoyos no descarta que se tengan que poner refuerzos, pero apuesta por esperar a vacunas diferentes, como las esterilizantes que se desarrollan, por ejemplo, en España. "Creemos que repetir con la misma vacuna una y otra vez entre población joven e inmunocompetente no ha demostrado beneficios suficientes y tendría más sentido esperar a vacunas adaptadas o que busquen otros objetivos", añade.

Un debate interno que también está calando en la sociedad y abriendo una nueva brecha, sobre todo en esos estratos jóvenes que ya desde el principio fueron los más reticentes a la vacunación, incluso en nuestro país (la población de 20-29 años es la menos vacunada, con cerca de un 18% sin ninguna dosis). Un debate científico en vivo, como todo lo que ocurre en la pandemia, que, como señalan en la revista estadounidense 'The Atlantic', puede alimentar lo que denominan el "efecto Rashomon del covid". Cada comunidad narra su propia historia sobre la pandemia y llega a conclusiones diferentes sobre cómo enfrentar el mismo futuro.

Jorge Arenas tiene 26 años, es asturiano y se dedica profesionalmente al sector de la cultura. Un joven más, activo en redes sociales, que sigue de cerca la actualidad y se informa sobre la pandemia por fuentes oficiales, expertos y medios de comunicación tradicionales. Nada demasiado llamativo, salvo por un pequeño detalle: ha decidido, o eso al menos dice, no ponerse la tercera dosis de la vacuna pese a la aprobación del Gobierno. ¿Por qué? "No tiene ninguna validez científica", asegura. Justo cuando España ha abierto la veda para poder poner el refuerzo a todos los mayores de 18 años, su caso es un ejemplo de cómo cala en nuestro país el último debate global en torno a la vacunación contra el covid. La brecha no está entre vacunados o no, sino entre los que apuestan por seguir vacunándonos de forma continuada y masiva y los que creen que hay que optar por otra solución.

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