Es noticia
Las tres claves que revela la autopsia al cráneo del crimen de Castro Urdiales
  1. España
se acerca el juicio

Las tres claves que revela la autopsia al cráneo del crimen de Castro Urdiales

La Fiscalía solicita 25 años de prisión para la acusada del crimen de Jesús María Baranda a principios de 2019. La familia solicita prisión permanente revisable

Foto: El número 5 de la calle Santa Ana de la localidad de Castro Urdiales. (EFE)
El número 5 de la calle Santa Ana de la localidad de Castro Urdiales. (EFE)

Se acerca el juicio en el que Carmen Merino tendrá que responder por la muerte de su pareja sentimental Jesús María Baranda. El caso saltó con fuerza a la opinión pública por las extrañas circunstancias en las que fue localizado el cráneo de la víctima. Ocurrió en septiembre de 2019.

Una amiga de Carmen abrió una caja que ella le había dado en el mes de mayo para que se la guardase. La excusa que le ofreció entonces es que Jesús María le había regalado un consolador y que, como él estaba desaparecido desde febrero y la Guardia Civil iba a registrar su casa, no quería que lo encontrasen. Daba mala imagen.

Foto: La casa en la que vivía la pareja del hombre asesinado en Castro Urdiales. (EFE)

Después de guardarlo durante cuatro meses, una noche abrió el paquete y encontró un cráneo descarnado. Casi cae al suelo patidifusa. Pertenecía al desaparecido. Los investigadores detuvieron inmediatamente a Carmen y su señoría la mandó a prisión provisional. Durante las pesquisas, se fueron acumulando evidencias: restos de sangre en la casa, dinero escondido en un sillón, testimonios incriminatorios, compra de un par de sierras… Pero, sin duda, la piedra angular sobre la que se apoya el caso es la autopsia. El Confidencial ha tenido acceso al documento elaborado por los forenses y que revela tres claves trascendentales para lograr la condena.

1. La autopsia realizada al cráneo revela que tenía un golpe en la nariz con perdida de masa ósea, y dos detrás de la oreja izquierda. Estas heridas 'inciso-contusas' son 'perimortem' o 'post mortem'; es decir, que tienen lugar alrededor del preciso momento de la muerte o justo después. Pudieron formar parte del mecanismo de la muerte o pudieron ser inmediatamente posteriores.

¿Cómo saben los forenses que están cerca del momento del fallecimiento? Porque, dicho de una forma llana, una fractura ósea comienza a regenerarse enseguida y microscópicamente se puede detectar ese nuevo tejido creándose. Sin embargo, en este caso, los especialistas han determinado que no existió regeneración. “No presentan signos de reparación”, dice la autopsia, y, por tanto, las fracturas, nasal y de detrás de la oreja, se produjeron cercanas a la muerte.

Foto: El número 5 de la calle Santa Ana de la localidad de Castro Urdiales. (EFE)

2. Junto al cráneo fueron localizadas las tres primeras vértebras. Estas presentaban señales claras de que se había intentado seccionar la columna vertebral y separar la cabeza del cuerpo. Pudieron realizarse con un cuchillo, un hacha o algún instrumento similar, según afirma la autopsia: “Un objeto cortante con componente contuso y posiblemente filo no serrado tipo hacha, hachuela, machete…”.

Estas lesiones también son 'perimortem' o 'post mortem' y, por tanto, no está claro si se pudieron producir durante la muerte o una vez fallecida la víctima. Los forenses creen que esta fue la causa concreta de la muerte, pero no lo aseguran al 100%. En el mejor de los casos para la acusada —que se hubieran producido inmediatamente después del fallecimiento—, se platean dudas de peso, ¿quién querría descuartizar el cuerpo justo después de fallecer y por qué? ¿Qué sentido tiene salvo el de ocultar una acción violenta?

3. El cráneo fue localizado parcialmente chamuscado, pero no se quemó entero. Solo una pequeña zona ardió: “Signos de acción térmica”, explican en la autopsia. Sin embargo, cuando la Guardia Civil recibió la cabeza estaba completamente descarnada, solo era hueso. Esto implica que todo lo que recubría el cráneo, una vez fallecida la víctima, tuvo que desaparecer por un proceso natural de la putrefacción. Es decir, el cuerpo debió estar a la intemperie durante al menos dos meses en los que, al menos la cabeza, se 'esqueletizó'.

------------------

Con todos estos datos, la Fiscalía ha interpretado que Carmen asesinó a su pareja, Jesús María Baranda Ricondo, con un golpe en la base del cráneo; es decir, por la espalda, lo que implica la alevosía, no poder defenderse y por eso se solicita el asesinato. Al ser su pareja, también se pide la agravante de parentesco.

El asesinato va de 15 a 20 años de prisión. Cuando entra en juego la agravante, se establece la mitad superior de la pena; es decir, de 17,5 años a 20. Sin embargo, el Ministerio Fiscal ha solicitado 25 años de prisión. Solo se explicaría esta solicitud si mediase uno de estos dos elementos: primero el ensañamiento, aumentar deliberadamente el dolor de la víctima, del que ni en la autopsia ni en el sumario hay pruebas; segundo, precio o recompensa, es decir, encargar la muerte a otras personas a cambio de un dinero o algún tipo de prebenda, pero de esto tampoco hay evidencia en el sumario, por eso desconcierta la solicitud de 25 años de prisión.

La duda que queda por responder, y a la que solo puede contestar la acusada, es: ¿por qué se quedó con el cráneo del fallecido? Si se hubiera deshecho de la cabeza, nadie podría haber demostrado la muerte y probablemente su desaparición jamás se hubiese resuelto.

¿Fue incapaz de resistirse a conservarlo? ¿Era un trofeo? ¿Un recuerdo? ¿La evidencia de que podía salirse con la suya sin que nadie la pillara? Solo ella lo sabe.

Se acerca el juicio en el que Carmen Merino tendrá que responder por la muerte de su pareja sentimental Jesús María Baranda. El caso saltó con fuerza a la opinión pública por las extrañas circunstancias en las que fue localizado el cráneo de la víctima. Ocurrió en septiembre de 2019.

Guardia Civil Sucesos