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Los jueces huyen de Cataluña: "Los independentistas no quieren españoles"
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Atribuyen el problema al nacionalismo

Los jueces huyen de Cataluña: "Los independentistas no quieren españoles"

La comunidad autónoma, que lidera la lista de territorios con vacantes en puestos judiciales, se ha convertido en zona hostil para la judicatura

Foto: Manifestación para conmemorar el 1-O el pasado octubre. (EFE)
Manifestación para conmemorar el 1-O el pasado octubre. (EFE)
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"Durante meses nos rebozaban literalmente con mierda". Uno de esos jueces que aún no se ha rendido y mantiene su plaza en Cataluña recuerda en conversación con El Confidencial las semanas de finales de 2018 en las que juzgados como los de Lleida, Cervera o Balaguer amanecieron sembrados de estiércol y basura y cubiertos con carteles con la leyenda 'La justícia espanyola és una merda'. Para este magistrado, el problema de las vacantes eternas en los tribunales de la comunidad autónoma tiene un único culpable: el nacionalismo. "No quieren jueces españoles y nos lo hacen saber", indica. Otros muchos comparten su opinión.

Y es que Cataluña se encuentra desde hace varios años a la cabeza de los territorios con más vacantes judiciales. Se ha convertido, reflexiona Pablo Baró, en la Euskadi del siglo XXI. Los datos que maneja el Consejo General del Poder Judicial así lo demuestran. De las 195 plazas desiertas que se ofrecieron a la última de las promociones salida de la Escuela Judicial, 80 se encontraban en Cataluña. Casi un 40 por cierto de los nuevos jueces se incorporó a puestos en alguna de las provincias catalanas. Es improbable, sin embargo, que permanezcan allí. La gran mayoría opta por concursar para destinos en otras autonomías a la primera oportunidad. "Huyen sin remedio", indica Baró, presidente de la sección territorial de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM) en la comunidad, que también apunta como motivo principal al independentismo.

Si se examina el resultado anual de los concursos de traslado, la cuenta sale deficitaria de forma continua en los últimos diez años. Es decir, en esta década ha sido siempre mayor el número total de titulares que han abandonado Cataluña que los que han obtenido plaza, procedentes de otros territorios. Las cifras en negativo, van, además, en aumento. Si en 2011 quedaron sin cubrir 28 puestos, en 2021 fueron 64, indican los datos oficiales.

Foto: Imagen de una senyera en una fotografía de archivo. (Reuters/Gea)

El rechazo hacia el juez no catalán no se oculta desde el Govern. Todo lo contrario. Hace solo unos días Lourdes Ciuró, 'consellera' de la Generalitat, se pronunciaba públicamente a favor de la catalanización de la Justicia. "La Justicia de nuestro país también debe ser de kilómetro 0, con el derecho civil catalán como referencia, que se preste en catalán y con jueces, fiscales y abogados arraigados en Cataluña", decía. "Desechemos el ideal de juez con sólidos conocimientos jurídicos, brindemos por el juez de la terreta", denuncia Baró.

A las preferencias del nacionalismo se unen otras causas del desierto judicial que arrastra la comunidad. La Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia las resumió en un reciente acuerdo de su pleno. En esta mezcla que desalienta a los magistrados se incluye el coste de la vida en el territorio, muy superior al de otras comunidades, la falta de tradición opositora para el acceso a la carrera judicial o, incluso, la dificultad que puede suponer para jueces y juezas procedentes de otros territorios, el hecho de que Cataluña cuente con una lengua o con un derecho civil, también propio.

Más allá de la "coyuntura" generada, subyace una "desertización" de la planta judicial

Para la gran mayoría de los magistrados consultados el problema va mucho más allá de un efecto pasajero del brote de "conflictividad social" que se generó a raíz del referéndum del 1 de octubre de 2017. Temen, de hecho, que la disminución de la visibilidad del enfrentamiento social acabe tapando el problema. Más allá de la "coyuntura" generada por la consulta y el encarcelamiento de los principales líderes independentistas subyace una "desertización" de la planta judicial para la que se reivindican soluciones de urgencia, de nuevo inspiradas en lo sucedido en el País Vasco hace 30 años.

El 1-O fue el detonante de la salida de muchos. Un ejemplo es el magistrado Eduardo Pastor, actualmente destinado en Valencia. Explica a El Confidencial que tras trabajar en los juzgados catalanes durante aproximadamente diez años junto a su esposa, que es fiscal, sufrió en 2017 las consecuencias del proceso independentista, que "envileció extraordinariamente la convivencia". "Resolvimos abandonar Cataluña para regresar a nuestra ciudad natal, con el ánimo de desarrollar nuestra actividad profesional en un lugar donde la crianza de nuestros hijos fuera más amable y no se viera expuesta a tensiones innecesarias", indica.

"Aislamiento y desprecio"

Para Pastor, no solo la judicatura, también el Estado "están gravemente erosionados en Cataluña". "Ser juez es motivo de desprestigio ante buena parte de la sociedad y, aunque no determina la marginación clara y directa, sí implica aislamiento y desprecio". "Precisamente, esto último tiene que ver con otras circunstancias graves, como la abierta hostilidad del Govern hacia el Poder Judicial. El resultado es que ser juez en Cataluña tiene un coste personal muy superior al desempeño de las mismas funciones en cualquier otro lugar de España", explica.

Con este panorama, la llegada de los nuevos jueces de la última promoción actuará como un tapón de corcho que trata de cerrar una fuga de agua. No resuelve, según los consultados, el problema de fondo. Otras de esas tiritas que se vienen utilizando es el uso intensivo de bolsas de sustitutos externos. El número total de sustitutos y suplentes disponibles, en 2021, ascendía a 194 lo que representa un 23'17 por ciento del total de la plantilla orgánica, que es de 837 plazas.

La conclusión es sencilla. "Aquí, la mayoría no está a gusto", indica otro de los jueces consultados. Todos, incluyendo el Tribunal Superior, reclaman para ya soluciones a largo plazo que sirvan para potenciar una estabilización de la planta judicial. Y estas solo pueden proceder —afirman— de la oficialización de los incentivos, tanto económicos como profesionales. Se reclama así la implementación de un complemento de destino específico para los jueces y magistrados titulares con destino en Cataluña que se justifica en aplicación a las "circunstancias especiales que refleja la ley reguladora del régimen retributivo de las carreras judicial y fiscal" y que ya se aplica en otros lugares como Canarias, afectada por la insularidad y la distancia con la península.

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra, cargó contra los jueces por un chat de la judicatura. (EFE)

Otra de las solicitudes es la de seducir a los reticentes con beneficios e impulso en el escalafón. Esta clasificación de acuerdo al nivel jerárquico, de categoría, antigüedad y méritos se utiliza para el traslado y ascenso de magistrados y jueces a las plazas requeridas por estos y se basa en el historial de la vida laboral, profesional y académico. Si ocupar plaza en Cataluña supusiera ascensos en el 'ranking', las reticencias generales podrían ser menores.

"Lo más inmediato es reconocer que el nacionalismo ha provocado un gravísimo problema de convivencia en Cataluña y que la sociedad civil se encuentra muy fracturada. Eso no mejorará por sí solo con el transcurso del tiempo. Después, urge incentivar la presencia de autoridades y funcionarios estatales en Cataluña si lo que pretendemos es frenar la retirada del Estado. Y eso solo puede hacerse con dinero, aprobando un plan de estímulos económicos que compense las exigencias del servicio que se presta. Por último, en el largo plazo, es imprescindible idear una estrategia duradera que persiga revertir la omnipresencia del discurso nacionalista, mediante el reconocimiento y prestigio del sistema constitucional y de sus instituciones", concluye Pastor.

"Durante meses nos rebozaban literalmente con mierda". Uno de esos jueces que aún no se ha rendido y mantiene su plaza en Cataluña recuerda en conversación con El Confidencial las semanas de finales de 2018 en las que juzgados como los de Lleida, Cervera o Balaguer amanecieron sembrados de estiércol y basura y cubiertos con carteles con la leyenda 'La justícia espanyola és una merda'. Para este magistrado, el problema de las vacantes eternas en los tribunales de la comunidad autónoma tiene un único culpable: el nacionalismo. "No quieren jueces españoles y nos lo hacen saber", indica. Otros muchos comparten su opinión.

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