Dejan libre al acusado de violar y asesinar a su abuela de 82 años en Abarán (Murcia)
Joaquín, sobrino nieto de la víctima, tenía 37 años cuando fue detenido e ingresó en prisión provisional. Ha pasado tres años en la cárcel y le acaban de dejar libre
En Abarán, un pueblo de Murcia, despiden el 2021 con miedo. Estas navidades, el rumor de que a Joaquín, el hijo de Loli, lo habían soltado y había salido de la cárcel, ha corrido de boca en boca. Casi todos saben quién es y algunos conocen una brutal anécdota que define su personalidad. Joaquín acudió a visitar a una mujer de edad avanzada, en torno a los 90 años. “Justo cuando se iba a ir, se bajó los pantalones y los calzoncillos y le enseñó los genitales a mi abuela”, cuenta una de sus nietas. “Le dijo: 'Las mujeres me dejan porque tengo el pene muy pequeño'. Creo que me explicó que intentó que ella le tocara sus partes. Mi abuela le echó de casa y le dijo que no regresara jamás y que se fuera a solucionar sus problemas con un médico. Cuando murió mi abuelo, quiso ir a dar el pésame a mi abuela y ella se negó a hablar con él y a abrirle la puerta”.
El desagradable incidente ocurrió antes del asesinato de Maruja, la tía abuela del propio Joaquín. Antes de su fallecimiento, ella, de 82 años, también manifestó el temor que le tenía al joven. “Maruja era una mujer mayor a la que le daba pudor hablar de determinados temas”, cuenta Begoña, su nieta. “A mi madre le dijo que tenía miedo de Joaquín, que le hacía comentarios lascivos, cosas feas, de alto contenido sexual, y que se le había insinuado. Pero no entró en detalles por vergüenza. Le cogió miedo y dijo que jamás le volvería a abrir la puerta”. Al parecer, acudieron a ver a Loli, la madre del presunto pervertido, a pedirle ayuda y contarle el incidente, y su respuesta fue: “Él es así, no os preocupéis. Son cosas de jóvenes”.
Estos episodios se conocieron después del asesinato de Maruja. La encontraron muerta el 25 de abril de 2019 en un charco de sangre en su casa. La médica forense cometió un grave error y dictaminó que se trataba de una muerte natural. No sé le ocurrió retirar el extraño pañuelo que la víctima llevaba anudado al cuello y que ocultaba las cuchilladas que le robaron la vida.
Su aparente negligencia hizo que se autorizase a la familia a limpiar la escena del crimen. Y allí estaba presta Loli, la madre de Joaquín, que, de repente, sacó unos guantes de látex del bolso (en aquella época no había covid todavía) y se puso a limpiar la sangre y todo posible vestigio. Al día siguiente, durante la autopsia, se descubrió que la muerte de Maruja había sido homicida. Pero, claro, para entonces la escena del crimen ya no existía.
¿Cómo entró el asesino a su casa? “Ella desconfiaba siempre”, apunta otro de los testimonios que incluye el sumario. Quizá por lo que le había ocurrido con Joaquín. “Y no abría la puerta sin cerciorarse bien de quién era la persona que estaba al otro lado”. Este dato hace creer a los investigadores que quien la mató podía tener llaves del domicilio. En el sumario consta que Loli, la madre de Joaquín, contaba con un juego; pero, claro, quién dice que aquel día Maruja no abrió la puerta sin preguntar. A Loli también la descubrieron al día siguiente de la muerte de la anciana mirando en los armarios de Maruja. Cuando le preguntaron qué hacía, se excusó de mala manera. En el sumario consta que hay quien dice a los investigadores: “Yo creo que está encubriendo a su hijo”.
"No habría la puerta sin cerciorarse bien de quién era la persona que estaba al otro lado"
Con el tiempo, los agentes de la Guardia Civil encargados del caso fueron haciendo aflorar más datos. Entre ellos unas conversaciones de móvil que Joaquín tenía con una amiga y a la que le confesó que había violado a su tía abuela Maruja: “La cogí, me tiré encima y le quité el sostén. Me dice que me va a denunciar. Estoy jiñado. Me pasé. Dios. Joder. Ella llorando. Me dio igual”. Begoña, nieta de Maruja, cuenta: “En otra conversación que tiene después del crimen, Joaquín dice que, si encuentran semen suyo en el sofá de Maruja, pertenecía al mes de enero, que no era reciente”.
Maruja no era la única mujer mayor víctima. Los investigadores descubrieron tres más. A una le escribió: “Hola, ¿Estás? El otro día te vi. Quiero quedar contigo. No puedo más. Qué buena estás, qué polvazo te echaba. Dios ¿Te puedo llamar? ¿Estás sola?”. A otra la amenazó a través de una red social: “Si no tuvieras familia ibas a saber quién es el Joaki… No me mires cuando me veas porque con estas manos de mecánico te sacaba los pulmones”.
Joaquín, para quien la Fiscalía pide prisión permanente revisable por agredir sexualmente a Maruja y luego asesinarla, ha regresado a Abarán por decisión judicial y las mujeres mayores, y también algunas jóvenes, andan aterradas.
En Abarán, un pueblo de Murcia, despiden el 2021 con miedo. Estas navidades, el rumor de que a Joaquín, el hijo de Loli, lo habían soltado y había salido de la cárcel, ha corrido de boca en boca. Casi todos saben quién es y algunos conocen una brutal anécdota que define su personalidad. Joaquín acudió a visitar a una mujer de edad avanzada, en torno a los 90 años. “Justo cuando se iba a ir, se bajó los pantalones y los calzoncillos y le enseñó los genitales a mi abuela”, cuenta una de sus nietas. “Le dijo: 'Las mujeres me dejan porque tengo el pene muy pequeño'. Creo que me explicó que intentó que ella le tocara sus partes. Mi abuela le echó de casa y le dijo que no regresara jamás y que se fuera a solucionar sus problemas con un médico. Cuando murió mi abuelo, quiso ir a dar el pésame a mi abuela y ella se negó a hablar con él y a abrirle la puerta”.