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Guerra electoral en 2022: el 'partido alfa' de la derecha y la estrategia de tierra quemada
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Guerra electoral en 2022: el 'partido alfa' de la derecha y la estrategia de tierra quemada

2022 traerá un dominó electoral. Abordamos las incógnitas actuales, las tendencias del presente, el escenario a corto plazo más verosímil y las consecuencias de largo alcance para nuestro país de este ciclo

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El formato de este texto está más cerca del informe estratégico, prospectivo, que del artículo convencional. Abordará las incógnitas actuales, las tendencias del presente, el escenario a corto plazo más verosímil y las consecuencias de largo alcance para nuestro país.

Y justificará la tesis de que España está iniciando un cambio en el sistema de partidos equiparable —por su envergadura— al que brotó tras la crisis financiera de 2008. Creemos que, como ocurrió entonces, harán falta unos años para que la transformación quede completa. Sin embargo, consideramos que las tendencias presentes y la apertura de un nuevo ciclo electoral nos permiten apuntar el sentido del porvenir.

1. Las cuatro incógnitas actuales

Primera. No sabemos cuántas elecciones se celebrarán este año. A día de hoy, son seguras las urnas tanto en Andalucía como en Castilla y León. Es probable que se produzcan otras convocatorias en otras regiones como Murcia y la Comunidad Valenciana. Y es viable un adelanto de generales.

Parece suficientemente claro que existe un plan sobre la mesa de Casado que podríamos denominar 'el dominó electoral'. Una sucesión de campañas autonómicas que reforzarían su liderazgo y aumentarían la percepción de que el PP es el 'partido alfa' de la derecha y que desde luego podrían acelerar el desgaste socialista.

Existe la posibilidad de que Moncloa siga una estrategia de tierra quemada para que sea Casado quien termine exhausto

Ese plan tiene pocas pegas sobre la pizarra, un par nada más. Por un lado, el adversario también juega. Solo Sánchez puede convocar generales, el botón nuclear para la conservación del poder está en sus manos. Por el otro, conviene recordar que el año 23 existe y que el 'Manual de resistencia' sanchista está escrito. La posibilidad de que Moncloa siga una estrategia de tierra quemada para que sea Casado quien termine exhausto merece ser tenida en cuenta.

Segunda. Los análisis deben ser dinámicos y no estáticos. Ahora, todos los indicadores nacionales son inquietantes. La crisis sanitaria ha vuelto, la recuperación económica que se deseaba no ha llegado y el malestar social acumulado es notable.

Foto: Foto de familia de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y sus equipos tras el cierre del Gobierno de coalición, el 30 de diciembre de 2019. (Inma Mesa/PSOE)

Es verdad que las perspectivas no invitan al optimismo feroz —la crisis energética va para largo, la inflación está haciendo que suba la demanda de ortodoxia económica en los centros del poder y podemos estar viendo los primeros signos de conflictividad social—. Sin embargo, también es cierto que predecir dónde estaremos dentro de 12 meses es un ejercicio de alto riesgo.

Tercera. Es pronto para aventurar si el proyecto que lidera Yolanda Díaz cuajará o hará agua. En el ambiente, existen las condiciones de necesidad para que llegue a buen puerto. A corto, las opciones de reagrupar todo lo que está a la izquierda del PSOE son reales. A medio, existe la posibilidad de reconfigurar la relación de equilibrios de las fuerzas progresistas. A largo, el combate por la posición dominante podría ser algo más que un sueño.

En la galaxia podemita, existe la percepción de que llegar de la mano de Sánchez a las elecciones generales es contraproducente

Sin embargo, el camino está lleno de obstáculos, algunos internos, como veremos posteriormente. La herencia que deja Pablo Iglesias no parece un importante capital político. En cualquier caso, tiene que existir en la galaxia podemita la percepción de que llegar de la mano de Sánchez a las elecciones generales es contraproducente para el interés partidario. Por lo tanto, la ruta del divorcio ya debería estar al menos esbozada. Seguramente, muy relacionada con lo que ocurra en la calle durante 2022.

Cuarta. Empieza a verse con claridad dónde está el suelo electoral de Vox, ya consolidado. La cuestión es que todavía no se divisa la altura de su techo. Vienen creciendo sostenidamente, poquito a poquito, cosechando los frutos del malestar social.

No sería prudente descartar que Vox termine adelantando al PP en las encuestas

Todos los posibles adelantos de elecciones regionales son vistos con buenos ojos por los de Abascal. En todos los casos se mejorarán los resultados, hay trampolín hacia el poder y catapulta para la normalización.

El momento español es delicado, la fragilidad es alta. El caldo de cultivo para el populismo es evidente. No sería prudente descartar que Vox termine adelantando al PP en las encuestas. Por el camino en que andamos, podrían surgir las circunstancias que faculten un vuelco de la situación poco esperado.

2. Las 10 tendencias actuales

El análisis de los números y del comportamiento de los actores políticos nos permite esbozar una decena de claves que nos resultan útiles para alumbrar el camino que viene.

1-. Un rechazo contundente hacia nuestros representantes democráticos que puede no haber tocado techo todavía. La sensación de que ellos son más parte del problema que de la solución es muy mayoritaria. La impresión de que las cosas no funcionan, de que el país no va en la buena dirección, está muy generalizada.

Foto: Imagen: EC Diseño.

2-. El bipartidismo está perdiendo apoyos. Y la tendencia histórica, ya iniciada en 2008, puede no haber tocado fondo, puede acentuarse en el nuevo ciclo.

3-. Aumento de la polarización con escasas esperanzas de que se atenúe durante los próximos años.

4-. La paradoja de los protagonistas: el máximo personalismo en el interior de las organizaciones políticas y en su comunicación convive con el desprestigio de todos los líderes. La evaluación social es claramente negativa.

5-. Predominio de la lógica populista tanto en la izquierda como en la derecha. Olvido de la vocación de mayoría en los dos grandes partidos. Derrota, tanto en el discurso como en la práctica, de las dos tradiciones ideológicas predominantes desde la Segunda Guerra Mundial —la socialdemocracia y la democracia cristiana—. Algo bastante generalizado también en el resto de Europa.

Foto: Imagen: Learte/EC Diseño.

6-. Misma lógica en el campo de los nacionalistas. Las fuerzas nacional-populistas le vienen comiendo terreno al nacionalismo más convencional, más cercano al 'establishment'. Scurati, en ‘El hombre del siglo’, relata un fenómeno parecido en el ascenso del fascismo, una 'tradición burguesa' bastante cercana a la de este tiempo.

7-. El equilibrio histórico entre las fuerzas progresistas (40%) y conservadoras (45%) parece estar alterándose a favor de la derecha.

8-. Buena parte de los progresistas moderados y también de las capas electorales obreras está experimentando un fuerte sentimiento de orfandad. Condiciones objetivas proclives a la desmovilización frente a las urnas.

9-. Una naturalización de la extrema derecha en el paisaje político español que sigue la huella de la experimentada antes por la extrema izquierda. Esa doble normalización de este periodo es el contra espejo del logro alcanzado durante la transición.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

10-. Creciente peso del factor identitario. El caso de Teruel Existe no apunta ni a ser único ni a terminar siendo efímero. El corazón de la 'España invertebrada' que nos contó Ortega y Gasset es ahora un terreno propicio para el surgimiento de nuevas opciones políticas.

3. El escenario a corto plazo más verosímil

Si no hay grandes sorpresas, la primera mitad de 2022 renovará —como mínimo— dos presidencias autonómicas del PP, en principio con resultados sustancialmente mejores que en la cita anterior.

Por lo tanto, cabe adelantar que podrían aumentar las expectativas electorales de la marca a escala nacional y disminuir las dudas en torno a la capacidad de Casado para alcanzar la meta deseada. Paralelamente, veríamos la coronación de 'superbarones' que servirían como contrapesos de Ayuso, mientras que la presidenta madrileña vería reducido su rango de acción porque en los tiempos de competición electoral los grandes partidos no admiten bromas.

El riesgo de que se reproduzca la desmovilización socialista ante la imposibilidad de cambio político es muy real

Tal y como están las cosas, el PSOE tendrá serias dificultades para igualar los últimos registros regionales. El riesgo de que se reproduzca la desmovilización socialista ante la imposibilidad de cambio político es real. El malestar orgánico que podría producirse en ambas federaciones será completamente gestionable desde Ferraz. La posibilidad de ruido de sables en el socialismo español es directamente contraria al principio de realidad. Será interesante ver hasta qué punto se involucra Sánchez en ambas campañas. No tanto por si resta más de lo que suma frente a las urnas que se aproximan como por su deseo de evitar el desgaste personal.

Fuerte crecimiento de Vox, que en una sola legislatura pasaría de haber podido entrar en los parlamentos regionales a poder mandar de verdad en varios gobiernos autonómicos. La dimensión estratégica del salto es notable. La toma del poder conllevaría una conquista todavía más valiosa para los de Abascal: la aceptación por parte de los herederos de la democracia cristiana. Un logro que por ejemplo no ha obtenido Le Pen en Francia.

Ciudadanos en Andalucía tiene un objetivo humilde: tendrá que sudar mucho para conformar grupo parlamentario

Si hay dos citas electorales que obstaculizan el proyecto abanderado por Yolanda Díaz, son las dos que ya están fijadas. La probabilidad de repetir en estos resultados los ya pobres números de la anterior ocasión es escasa. La herencia de Iglesias deja eso: división —claras dificultades para poder reunirse bajo una misma papeleta—, debilidad en la implantación territorial y falta de candidatos conocidos o con suficiente tirón electoral.

La situación todavía es más compleja para Ciudadanos. Obtuvo buenas cifras en las pasadas autonómicas y hoy se encuentra con perspectivas muy disminuidas. Previsiblemente, la dinámica de la campaña hará que la posibilidad de obtener representación en las cortes castellanoleonesas termine siendo marginal, aunque no debe descartarse del todo. En Andalucía, su objetivo es mucho más humilde ahora y tendrán que sudar mucho, pero la meta de terminar conformando grupo parlamentario está abierta aunque no se pueda decir que esté al alcance de la mano. En ese caso, veríamos si hay más de una suma posible en el centro derecha. No parece la opción más probable. Pero existe.

La periferia política, la España de la meseta, ocupará su lugar en el Congreso de los Diputados

Resulta obvio que el adelanto de las elecciones castellanoleonesas puede haber puesto algo de plomo en las alas a los partidos provincialistas, a las siglas cantonalistas. Su propia aparición puede explicar el cambio de fecha. Sin embargo, todo parece remar a su favor. Vivimos tiempos propicios para quienes conjugan el victimismo con la identidad. Además, puede darse por hecho que contarán con algo muy valioso en términos de comunicación: el efecto novedad. La atención desproporcionada de los medios.

No faltan motivos para apuntar que dentro de unos meses veamos la primera sacudida que anunciará el posterior terremoto en el sistema de partidos. No es arriesgado anticipar que vendrá un arco parlamentario nacional distinto. La periferia política, la España de la meseta, ocupará su lugar en el Congreso de los Diputados.

Foto: El líder del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE/Emilio Naranjo) Opinión

En principio, la posible convocatoria de elecciones en otros territorios no debería alterar la inercia señalada. Pero resulta obligatorio subrayar dos salvedades de distinto peso. La menor es que la Comunidad Valenciana sí podría dar algo de alivio a los socialistas. La mayor, como hemos apuntado, es que la posibilidad de adelanto de generales es cierta por el deseo de supervivencia de Sánchez, por el deseo que Podemos podría experimentar y porque la situación general se haga todavía más difícil de manejar.

4. Las consecuencias a largo plazo

Evidentemente, tiene su interés calcular cuánta esperanza de vida le queda al sanchismo o si Casado afronta sus próximas elecciones —seguramente su último tique— con opciones de conformar Gobierno.

A día de hoy, las cartas parecen buenas para el PP. Sin embargo, nos ha tocado vivir en la edad de la incertidumbre. No es prudente obviar que pueden darse súbitos cambios de guion. En cualquier caso, lo que marcan las corrientes de fondo es que nuestro país, más allá de quién encabece el próximo Ejecutivo, parece encaminado y acelerado hacia una política más polarizada, con un Parlamento más fragmentado.

Ocurra lo que ocurra, todo parece indicar que las grandes sospechas que los españoles ya despertamos en Bruselas aumentarán

Un legislativo en el que los cantonalistas apuntan a convertirse en el 'alter ego' del nacionalismo, con el PSOE y el PP más alejados del centro, con la extrema izquierda aceptada y con la extrema derecha reforzada.

De lo anterior, se deduce poca esperanza para un futuro de buenas reformas y de buen gobierno. Ocurra lo que ocurra, todo parece indicar que las grandes sospechas que los españoles ya despertamos en Bruselas aumentarán, que nos convertiremos en un país más problemático a ojos de la comunidad internacional, que nuestra credibilidad exterior sufrirá y que disminuirá la inversión internacional. Ahora que Italia sale del hoyo, parecemos encabezonados en meter a España dentro del hoyo italiano.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), y el resto de miembros del Gabinete posan para una foto de familia. (EFE/Juan Carlos Hidalgo) Opinión
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La crisis de 2008 y la de 2019 han golpeado dos principios esenciales para la estabilidad de nuestro país. La ruptura de la promesa democrática que sostiene que los hijos vivirán mejor que los padres y la estabilidad en las condiciones de las clases medias que son el sostén de la democracia.

Esas dos crisis nos llegaron desde fuera. La tercera ya puede ser autoinducida. Es lo que puede traer lo que viene, la España fragmentada. ¿Podrían ser mejores las cosas? Sí, claro. Solo hay que apostar por lo improbable. También es racional. Cada vez pasa más. Es nuestra época.

El formato de este texto está más cerca del informe estratégico, prospectivo, que del artículo convencional. Abordará las incógnitas actuales, las tendencias del presente, el escenario a corto plazo más verosímil y las consecuencias de largo alcance para nuestro país.

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