El plan electoral de Casado: esquilmar a Arrimadas y dejar fuera a los de Abascal
El adelanto en Castilla y León marca el inicio de un ciclo electoral que seguirá con Andalucía. Génova impondrá que no se gobierne con Vox para llegar "limpios" a 2023
“Vamos a ganar todas las elecciones que se convoquen a partir de ahora”. Este es el mensaje que envió el secretario general del PP, Teodoro García Egea, horas antes de que el presidente de Castilla y León anunciase el adelanto electoral para el 13 de febrero. El número dos de Pablo Casado jugaba con ventaja al hacer esta declaración el domingo en el congreso de los populares de Aragón. Desde ayer, la maquinaria electoral se ha puesto en marcha para 2022 y en Génova ya trabajan en el “efecto lanzadera” que lleve a su presidente a la Moncloa después de ganar en dos territorios clave como Castilla y León y Andalucía. Los pronósticos son optimistas en ambas comunidades, si bien en la segunda el escenario está más reñido. La estrategia es fagocitar a Ciudadanos y evitar que Vox entre en los gobiernos. Casado tiene que llegar “inmaculado” a las generales y los pactos previos con los de Abascal darían artillería a Pedro Sánchez y movilizarán a la izquierda contra un eventual Gobierno con la ultraderecha.
El adelanto electoral de Mañueco parecía pillar solo por sorpresa a sus socios de Ciudadanos. Es cierto que el presidente de Castilla y León no se lo trasladó ni a su vicepresidente, Francisco Igea, ni a la líder de Cs, Inés Arrimadas, con la que habló el domingo por la tarde. Se trataron los temas de la pandemia y los presupuestos que debían votarse el 23. Nunca se habló de disolver las Cortes. La desconfianza estaba servida. Según ha podido saber El Confidencial, la relación entre Mañueco e Igea estaba en “vía muerta” desde hace tiempo, pero la ruptura se precipitó con la negociación de las cuentas. El presidente se sintió engañado por sus socios, a los que acusa de reunirse en secreto con el PSOE y el diputado de Por Ávila para acordar el proyecto al margen del PP. Mañueco sintió el aliento de otra moción de censura. “De Igea no te podías fiar, un día te decía que todo estaba controlado y al otro lo contrario”, aseguran desde la Presidencia de la Junta. Los tiempos apretaban. Mañueco debía disolver la Cámara regional 54 días antes de la fecha electoral y el estatuto de autonomía permitía volver a presentar una moción a partir del 12 de marzo. Ante la incertidumbre y el descontrol de los 11 diputados de Cs, el PP va a lo seguro y convoca elecciones.
En la dirección nacional de Ciudadanos, califican de “inmoral” la “deslealtad” de Mañueco y desmienten cualquier pacto con los socialistas. “Ya estaba testado que los diputados de Cs no iban a apoyar al PSOE. Es todo un pretexto para convocar”. No señalan a Mañueco, sino que ven la mano de Casado como el dinamitero del acuerdo. Creen que Génova tiene su propia agenda de partido y esto supone el último golpe en la ya maltrecha relación entre Arrimadas y el líder de los populares. La quimera de las listas conjuntas ya no existe y el único fin del PP pasa ahora por “aniquilar” a Ciudadanos para engordar sus filas, como ocurrió en la Comunidad de Madrid. Es precisamente el 4 de mayo lo que se espera emular el 13 de febrero. Las encuestas dan una victoria holgada a la formación conservadora, que roza la mayoría absoluta. Si los sondeos se cumplen, se pedirá el apoyo de Vox sin que pueda entrar en el Gobierno, dada la gran distancia en escaños entre ambas fuerzas. Este es el plan. En la campaña, Casado se volcará como ya lo hiciera en Madrid o en Andalucía. Castilla y León es su tierra y juega en campo amigo.
Tanto si las andaluzas son en junio como en octubre serán la siguiente prueba para los populares. Aquí los datos son buenos, porque los andaluces avalan la gestión de Juanma Moreno, pero el último CIS señala una caída del PP. La idea es alargar al máximo la legislatura dado que, en esta ocasión, la relación con Ciudadanos es buena y hay un compromiso sólido, según sostienen ambas partes. Ayer, tras conocerse el anuncio en Castilla y León, el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, habló con el vicepresidente, Juan Marín, para hacer un balance de daños. El PP en Andalucía tiene un escenario más incierto y la dependencia de Vox es mayor, aunque la orden de Génova es la misma. “No pueden entrar en el Gobierno”.
Pese a que la crisis con Ayuso por la presidencia del partido en Madrid ha hecho que los populares bajen en las encuestas, lo cierto es que las tendencias les dan la posibilidad de llegar a la Moncloa en 2023. Los asesores del presidente del PP creen que podrán rentabilizar el “hartazgo” que hay con el Gobierno de Sánchez, y el malestar social que además perciben se hace más evidente en las comunidades. En las generales, el dilema será el mismo: la fuerza que tenga Vox para exigir tener ministros. Casado no quiere un Gobierno de coalición. Apuesta por un Ejecutivo “reformista” en solitario. “Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente”, sostienen sus asesores, que ahora se fijan como único objetivo el 13 de febrero. “Desde hoy, el PP solo trabaja para ganar en Castilla y León y gobernar”. Este mantra también se puede aplicar al pulso por la fecha del congreso del PP de Madrid que, si nada cambia, no se adelantará. Ahora, con las urnas a la vista, Ayuso tendrá que esperar y rebajar el tono.
“Vamos a ganar todas las elecciones que se convoquen a partir de ahora”. Este es el mensaje que envió el secretario general del PP, Teodoro García Egea, horas antes de que el presidente de Castilla y León anunciase el adelanto electoral para el 13 de febrero. El número dos de Pablo Casado jugaba con ventaja al hacer esta declaración el domingo en el congreso de los populares de Aragón. Desde ayer, la maquinaria electoral se ha puesto en marcha para 2022 y en Génova ya trabajan en el “efecto lanzadera” que lleve a su presidente a la Moncloa después de ganar en dos territorios clave como Castilla y León y Andalucía. Los pronósticos son optimistas en ambas comunidades, si bien en la segunda el escenario está más reñido. La estrategia es fagocitar a Ciudadanos y evitar que Vox entre en los gobiernos. Casado tiene que llegar “inmaculado” a las generales y los pactos previos con los de Abascal darían artillería a Pedro Sánchez y movilizarán a la izquierda contra un eventual Gobierno con la ultraderecha.