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Pablo Iglesias y la izquierda 'abertzale': dos décadas de cortejo para sustituir al PNV
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LOS TRIPARTITOS, EN EL HORIZONTE

Pablo Iglesias y la izquierda 'abertzale': dos décadas de cortejo para sustituir al PNV

El exvicepresidente siempre buscó "elementos aglutinadores" entre la "izquierda estatal" y la vasca. Un camino que en la biografía política de Iglesias ha tenido tres fases

Foto: El ex vicepresidente segundo del Gobierno Pablo Iglesias. (EFE/Kiko Huesca)
El ex vicepresidente segundo del Gobierno Pablo Iglesias. (EFE/Kiko Huesca)

El preludio de esta historia comienza entre finales de los años noventa y principios de los dos mil. El exvicepresidente segundo Pablo Iglesias militaba, teorizaba y ejercía un destacado liderazgo en el movimiento antiglobalización. Entonces, una de sus prioridades estratégicas pasaba por sumar a las organizaciones juveniles vinculadas a la izquierda 'abertzale', a la que se miraba con cierta fascinación por su implantación y capacidad de movilización. En su tesis doctoral, centrada en los movimientos antisistémicos y especialmente en los desobedientes italianos, da cuenta de las dificultades para crear agendas comunes, más allá de la incorporación a título individual de algunos de sus militantes.

"Los autónomos alemanes y el movimiento juvenil independentista en el País Vasco eran referentes de buena parte de la extrema izquierda europea en aquel entonces", reconocía a modo de genealogía, aunque "desde el más absoluto rechazo táctico de la violencia política como instrumento de intervención". Precisamente, el lastre del terrorismo y la mochila de ETA eran el muro con que se topaban los intentos de tender puentes con la izquierda 'abertzale' en protestas clave como la del 'no a la guerra'.

Foto: El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban. (EFE/Chema Moya)

Un episodio que rememora Iglesias unos años después, en marzo de 2007, en un artículo académico publicado en el monográfico 'Jóvenes, globalización y movimientos altermundistas' de la revista del Instituto de la Juventud, hoy bajo el paraguas del Ministerio de Derechos Sociales. "La experiencia del Aguascalientes madrileño a finales de 2002 despertó un gran interés. Una marcha de la comandancia del EZLN en Europa que enlazara con las movilizaciones antiguerra en el continente y la posibilidad de enfrentar el conflicto vasco desde una posición insólita, distinta a la dinámica militar y al cabildeo de los partidos resultaba fascinante. Sin embargo, la nula disposición de ETA para entrar al trapo que le tendía el subcomandante Marcos limitó el protagonismo que podía adquirir el Aguascalientes". Concretamente, se invitaba a la organización terrorista a asumir una tregua para da "una oportunidad a la palabra". Sumar fuerzas.

El empeño de Pablo Iglesias por tender puentes con la izquierda 'abertzale' viene, por tanto, de lejos. Primero fue como militante de los movimientos sociales y después ya con una visión más institucional hasta acabar en su propósito, una vez que llegó al Gobierno, de integrar a los herederos de la antigua Batasuna en lo que denominó "dirección de Estado". Un objetivo que se consumaba esta semana con la unidad estratégica de ERC y EH Bildu acordando los presupuestos con el Gobierno. Por segunda vez y tras abrir esta puerta con el apoyo a la investidura de Pedro Sánchez. Sin embargo, se trata de un punto de inflexión, porque si el apoyo de los independentistas catalanes y vascos a las actuales cuentas dejó fuera de juego a Ciudadanos, ahora quien ha quedado descolgado del bloque de socios preferentes es nada menos que el PNV. El malestar de los nacionalistas vascos, que mantienen una fuerte competición electoral con los soberanistas, ya se ha dejado notar.

Quien ha quedado descolgado del bloque de socios es nada menos que el PNV. El malestar de los nacionalistas vascos ya se ha dejado notar

Para desbrozar este camino, el exvicepresidente siempre buscó "elementos aglutinadores" entre la "izquierda estatal" y la vasca. Un camino que en la biografía política de Iglesias ha tenido cuatro fases. La primera, en el movimiento antiglobalización, la segunda, en el contexto del 15-M y el preludio de Podemos, y la tercera, desde las instituciones y como miembro del Gobierno.

De las calles a las instituciones

En la primera fase, como teoriza en su tesis doctoral, esos elementos aglutinadores eran las luchas internacionalistas, que superasen el marco europeo. "Este modo de trabajo en el escenario europeo ha facilitado la creación de agendas comunes entre colectivos de un mismo Estado, que hubieran sido casi imposibles en el marco estatal. Es el caso de los colectivos estudiantiles independentistas catalanes y vascos durante las movilizaciones contra el Plan Bolonia. Probablemente, estos colectivos patriotas hubieran rechazado actuar en el marco 'nacional', junto a grupos estudiantiles de otros lugares del Estado español, pero no tuvieron problemas para incorporarse a la campaña europea", ponía como ejemplo.

El elemento aglutinador al que apelaba en la fase prePodemos era el "derecho a decidir". En el proceso de movilizaciones que se abrió tras la crisis financiera de 2008, Iglesias siempre apeló a la oportunidad de las alianzas ya no tanto en la calle, sino en las instituciones. "Se abren oportunidades de alianzas y de concebir estrategias que permitan cambiar las bases del sistema político español", aseguraba Iglesias en 2013 en una aplaudida intervención en una 'herriko taberna' de Pamplona junto al por entonces diputado 'abertzale' (por Amaiur) Sabino Cuadra.

Foto: La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, interviene en el pleno del Congreso durante el debate del dictamen de los presupuestos. (EFE/Fernando Alvarado)

En aquel momento ya no interlocutaba con la izquierda 'abertzale' como militante antiglobalización, sino como impulsor de un nuevo espacio en la izquierda española afín a los soberanistas o, al menos, dispuesto a colaborar. De ahí que criticase en la misma intervención la "miopía" de Izquierda Unida, que enmendase la plana a su trayectoria como "partido de orden desde la Transición". Un proceso que "no es necesariamente irreversible" y en el que dijo estar trabajando con sectores más afines a esta visión como los de IU en Galicia y Cataluña.

Una vez bajo el liderazgo de Podemos, y a pesar del ánimo transversal y populista del partido en sus inicios, seguía abriendo brecha apostando por la normalización de la izquierda 'abertzale' al mostrarse dispuesto a dialogar "con todos y todas, a pesar de las diferencias", anticipando que "el tiempo de los vetos políticos se terminó y es bueno que se haya terminado". Durante su primera visita a Pamplona como diputado morado, argumentaba que "por desgracia durante muchos años se vivió una situación difícil y yo soy de los que piensan que algunos quizá debieran pedir perdón de manera más clara por ciertas cosas, pero creo que es una magnífica noticia la normalización política que permite que todos los sectores puedan dialogar y dilucidar sus diferencias en democracia".

De las instituciones a la "dirección de Estado"

Antes de llegar al Gobierno, Iglesias volvió a redoblar su apuesta para referirse a su objetivo de integrar en la "dirección de Estado" a los soberanistas vascos, junto al resto de las formaciones que habían apoyado la moción de censura contra Mariano Rajoy para llevar a Pedro Sánchez a Moncloa. Un objetivo que se fijaba públicamente el 5 de diciembre de 2019 durante una intervención en el Congreso y que conceptualizó como "democracia inclusiva". El exlíder de Podemos jugó un papel importante tanto en la moción de censura que conformó este bloque como en las negociaciones de los primeros presupuestos para priorizar el acuerdo con los soberanistas frente a la geometría variable con Ciudadanos.

"La disponibilidad de EH Bildu para votar sí a los PGE es una buena noticia. Demuestra responsabilidad y compromiso para avanzar con políticas de izquierdas. El bloque de la investidura se refuerza y será de legislatura y de dirección de Estado", celebró después de ganar su pulso frente al sector socialista del Ejecutivo, que apostaba por priorizar la formación de Inés Arrimadas. La interlocución con el coordinador de Eh Bildu, Arnaldo Otegi, ha sido constante, si bien Iglesias ha evitado en todo este tiempo que se captasen imágenes de ambos juntos. Por el contrario, no tardó en acudir a fotografiarse a la cárcel de Lledoners en 2018, donde se reunió con el líder de ERC, Oriol Junqueras.

placeholder El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi. (EFE/Villar López)
El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi. (EFE/Villar López)

A pesar de las reticencias del Gobierno de situar a Bildu como socio prioritario, su apoyo a las actuales cuentas fue la escenificación de su intento de salto a la normalidad institucional. Objetivo que figuraba tímidamente en su horizonte desde sus primeros pasos en 2011 y que aceleró el exlíder de Podemos. El Pablo Iglesias vicepresidente, conocedor del universo 'abertzale', con el que trató infructuosamente de tejer alianzas desde Madrid durante su militancia juvenil en los movimientos antiglobalización, jugó y sigue jugando un papel nada secundario. Ahora, a través de los medios y con la finalidad de dar la batalla cultural para romper la "incomunicación histórica de la izquierda española con las soberanistas".

Epílogo

En el horizonte, se dibuja el empeño por construir alianzas autonómicas, en forma de tripartitos. Un objetivo por el que Iglesias ya hizo campaña en las anteriores elecciones vascas, aunque fue infructuoso su intento de arrastrar al PSE-EE a esta operación. Idoia Mendia, que acaba de dejar la secretaría general de los socialistas vascos, siempre se opuso. A su sucesor, Eneko Andueza, se le presupone menos oposición. El hecho de que el Gobierno haya favorecido un acuerdo para los presupuestos con Bildu antes de cerrarlo con el PNV profundiza esta hipótesis.

El malestar que han expresado los nacionalistas vascos estos días, al perder terreno en favor de los 'abertzales' en el Congreso, da cuenta de que no solo están en juego enmiendas parciales a los presupuestos. Este mismo viernes, el Gobierno vasco se ausentaba, por sorpresa, de la reunión preparatoria de la Conferencia de Presidentes. Un golpe en la mesa tras su intento de sustitución por Bildu que eleva la tensión, marcando un punto de inflexión en la relación del Ejecutivo desde que pactó con el PNV la investidura de Pedro Sánchez.

Foto: El líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante la sesión de control al Gobierno. (EFE)

La próxima apuesta de Pablo Iglesias camina en esta dirección, y no es casual que haya elegido para dar la batalla comunicativa en este sentido colaborar en dos diarios de marcada tendencia independentista, como son el catalán 'Ara' y el vasco 'Gara'. "La izquierda debe explorar vías confederales para la re-organización de un Estado compartido, más acordes con la plurinacionalidad y la voluntad de los distintos pueblos del Estado" y "las izquierdas diferentes al PSOE en todo el Estado deben aumentar su colaboración y compartir espacios de reflexión estratégica", argumentaba en una de sus primeras colaboraciones. Se mira a Euskadi y también a Cataluña, donde los comunes ya tendieron la mano para gobernar con ERC y excluir a Junts. Un camino que han vuelto a señalar esta semana, al desbloquear con sus votos los presupuestos de la Generalitat, rompiendo así el bloque independentista.

El preludio de esta historia comienza entre finales de los años noventa y principios de los dos mil. El exvicepresidente segundo Pablo Iglesias militaba, teorizaba y ejercía un destacado liderazgo en el movimiento antiglobalización. Entonces, una de sus prioridades estratégicas pasaba por sumar a las organizaciones juveniles vinculadas a la izquierda 'abertzale', a la que se miraba con cierta fascinación por su implantación y capacidad de movilización. En su tesis doctoral, centrada en los movimientos antisistémicos y especialmente en los desobedientes italianos, da cuenta de las dificultades para crear agendas comunes, más allá de la incorporación a título individual de algunos de sus militantes.

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