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El PSOE recela del uso que Yolanda Díaz hace de su ministerio para lanzar su candidatura
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TENSIÓN POR EL TRASVASE DE VOTANTES

El PSOE recela del uso que Yolanda Díaz hace de su ministerio para lanzar su candidatura

La ministra de Defensa no ha escondido en público una percepción que comparten otros socialistas al criticar que Díaz "utilice la posición de un Gobierno para la proyección personal"

Foto: El presidente Sánchez aplaude junto a la ministra Díaz. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El presidente Sánchez aplaude junto a la ministra Díaz. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

El PSOE necesita un proyecto unitario a su izquierda, para evitar la dispersión del voto en el bloque progresista. Así lo repiten tanto en público como en privado cuando se pregunta a sus dirigentes sobre el frente amplio que busca impulsar Yolanda Díaz. Sin embargo, las intenciones de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo no pasan por conformarse con la esquina izquierda del tablero. Aspira a un proyecto transversal que apele también al votante socialista. Los recelos en este sentido son cada vez mayores, y el último CIS lanzaba la señal de alerta al concluir que el PSOE sufriría un saldo negativo en el trasvase de votos con Díaz, a pesar de que todavía no ha oficializado su candidatura. La crítica soterrada es que esté utilizando el "escaparate" de su posición en el Ejecutivo ya no solo para lanzar su futura candidatura, sino para hacerlo intentando comer terreno a sus socios de Gobierno.

El conflicto con la parte socialista por la reforma laboral supuso un punto de inflexión que puso en guardia al PSOE. Se criticó que desde el Ministerio se intentase trasladar la percepción de que la parte socialista frenase sus trabajos para favorecer las posiciones de la patronal en la mesa de negociación. Tampoco se entendió, y como tal se evitó dar una respuesta, que la vicepresidenta segunda pidiese a Pedro Sánchez que se retirase de las calles de Cádiz la tanqueta que emplearon las unidades antidisturbios en las protestas de los trabajadores del metal. Mientras desde el Gobierno se defendió la actuación "ponderada" de las fuerzas de seguridad, Díaz realizó unas declaraciones públicas poco usuales en las que reclamó a Interior la retirada del blindado argumentando que los manifestantes "no son delincuentes". Una vez más, el mensaje entre líneas de Díaz se situaba al lado de los sindicatos y la parte socialista del Gobierno, al lado de la patronal.

Foto: Yolanda Díaz dialoga con Sánchez en el Senado. (EFE/Mariscal)

En Moncloa atribuyen en buena medida la valoración de Díaz a su exposición en el Ministerio y al uso que haga de este. Algo que, pese a ver con recelo, también tiene su parte positiva. Consideran que la vicepresidenta segunda no va a intentar romper el Gobierno antes del final de la legislatura, como habitualmente sucede en las coaliciones. Si lo hiciese, entienden estas mismas fuentes del Ejecutivo, que perdería su mejor escaparate y pasaría a convertirse en una diputada de un grupo parlamentario de 35 representantes. "Fuera hace frío", concluyen.

Un mal menor, por tanto, que no desvía al Ejecutivo de su hoja de ruta principal: llegar al final de la legislatura para que dé tiempo a desplegar los fondos europeos y que comiencen a sentirse los efectos de la recuperación económica. En esta línea, en la parte socialista no escondían su satisfacción cuando Díaz zanjó el debate abierto por Iglesias sobre la hipótesis de un adelanto electoral de las generales para el próximo año. En contraposición a lo que tildó de especulaciones, Díaz apostó por "gobernar, gobernar, gobernar" y dar "tranquilidad" al país.

La vicepresidenta segunda sigue sumando fuerzas a su plataforma en una suerte de gira que ha tenido como principales escenarios Valencia y Barcelona. Siempre con la intención de aunar distintas sensibilidades, incluyendo hasta ahora en su cartel a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, la vicepresidenta primera de la Comunidad Valenciana, Mónica Oltra (Compromís), la líder de la oposición en la Asamblea de Madrid, Mónica García (Más Madrid), y la portavoz en Ceuta del MDyC, Fatima Hamed, o el ministro de Consumo y líder de IU, Alberto Garzón.

"Es muy legítimo, pero no me parece adecuado"

La titular de Defensa, Margarita Robles, no ha escondido en público una percepción que comparten otros miembros del Consejo de Ministros al criticar que Díaz "utilice la posición de un Gobierno para la proyección personal". En una entrevista esta semana en el programa 'La Brújula' de Onda Cero, la ministra que ya ha actuado en otras ocasiones como ariete contra sus socios de coalición, argumentó que "las prioridades de un Gobierno deben ser pensar en los ciudadanos, no en clave personal".

Preguntada por los actos de Díaz en el lanzamiento de su plataforma, Robles defendió que "no hay que distraerse con otras inquietudes". Para rematar, reconoció que "es muy legítimo, pero no me parece adecuado". Desde el entorno de Díaz quitan hierro a estas palabras e ironizan que si de algo no se le puede criticar es por las horas que dedica al trabajo de su Ministerio, todos los días de la semana, en jornadas que comienzan a la las "cinco de la mañana".

Sobre los actos de Díaz en el lanzamiento de su plataforma, Robles defendió que "no hay que distraerse con otras inquietudes"

La tensión electoral se ha instalado en el seno del Gobierno e impregna ya la relación entre los socios. El barómetro del CIS de octubre puso de relieve la transversalidad de una hipotética candidatura de Díaz y su efecto negativo en el PSOE. La gallega le quitaría más de 300.000 votantes a Pedro Sánchez, según el saldo de los trasvases. Se llevaría en estos momentos un 7,8% de los votos que recibieron los socialistas en las pasadas elecciones (525.000 papeletas) y el presidente solo atraería el 6,3% de los votos de los morados (195.000).

El PSOE necesita un proyecto unitario a su izquierda, para evitar la dispersión del voto en el bloque progresista. Así lo repiten tanto en público como en privado cuando se pregunta a sus dirigentes sobre el frente amplio que busca impulsar Yolanda Díaz. Sin embargo, las intenciones de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo no pasan por conformarse con la esquina izquierda del tablero. Aspira a un proyecto transversal que apele también al votante socialista. Los recelos en este sentido son cada vez mayores, y el último CIS lanzaba la señal de alerta al concluir que el PSOE sufriría un saldo negativo en el trasvase de votos con Díaz, a pesar de que todavía no ha oficializado su candidatura. La crítica soterrada es que esté utilizando el "escaparate" de su posición en el Ejecutivo ya no solo para lanzar su futura candidatura, sino para hacerlo intentando comer terreno a sus socios de Gobierno.

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