Ocho años de cárcel por agresión sexual a una mujer que dejó inconsciente y luego robó

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a un hombre a ocho años y medio de prisión por agredir sexualmente a una mujer a la que luego golpeó hasta dejarla inconsciente en su casa de Madrid. El condenado, con antecedentes por lesiones, aprovechó la situación para recorrer el domicilio de su víctima y robarle varios objetos de valor. Se habían conocido previamente en un bar donde ella acudió con otros amigos a celebrar su cumpleaños.

Los hechos se remontan a octubre de 2020. El agresor, de 33 años, y su víctima, de 38, se conocieron en el bar y fueron a casa de la mujer. Estuvieron bebiendo y consumiendo droga hasta las ocho de la mañana, momento en el que ella le dijo que estaba cansada y se quería ir a dormir. Entonces él, "con intención de satisfacer sus deseos sexuales, procedió a hacer tocamientos en el pecho, en los glúteos, abdomen y zona genital".

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EFE

Ella "manifestó su oposición" y le dijo que parara, pero el agresor la empujó contra el sofá, se colocó encima de ella y ambos mantuvieron un forcejeo. El condenado continuó besándola y tocándola en el pecho y en la zona pélvica, le intentó bajar las bragas. Ella le instó a que se fuera de su casa. Le puso los zapatos y la chaqueta en la puerta y con el teléfono en la mano le advirtió de que llamaría a la policía. Él reaccionó golpeándola en la cara y en el cuerpo hasta dejarla inconsciente.

Antes de marcharse, el hombre le robó una cadena de oro, un teléfono móvil y cinco euros. Su víctima recobró pasado el tiempo la consciencia y pudo llamar a sus vecinos, que dieron aviso a la Policía y los servicios sanitarios. La mujer presentaba fracturas en la nariz y necesitó la reconstrucción de dos piezas dentales. Su teléfono móvil robado fue geolocalizado en casa de su agresor y un testigo confirmó haber visto al varón con la cadena de oro que robó en la casa. La víctima, que estuvo representada por el despacho Ospina Abogados, tuvo que permanecer tres días ingresada, 90 de convalecencia y presenta secuelas psicológicas que le impiden hacer vida normal.

Entre el abuso y la agresión

Sobre los tocamientos, la Fiscalía acusó por un delito de abuso, pero los jueces estiman que hubo fuerza e intimidación y por ello agravan el castigo. La sentencia interpreta la jurisprudencia para fijar cuáles son los límites en estos casos y cómo debe interpretarse el grado de violencia empleado. Defiende el tribunal que no es necesario un uso de la fuerza "de gravedad inusitada", sino que basta el necesario para conseguir el fin propuesto, ya sea porque logra doblegar a su víctima o porque ella entienda que "podrían derivarse mayores males" si prolonga su oposición.

"El delito de agresión sexual requiere violencia o intimidación, pero en modo alguno que se ocasionen lesiones a la víctima", aclara la sentencia de la Sección 7 de la Audiencia provincial a la que ha tenido acceso El Confidencial. "La violencia o intimidación empleada en los delitos de agresión sexual no han de ser de tal grado que presenten caracteres irresistibles, invencibles o de gravedad inusitada, sino que basta que sean suficientes y eficaces en la ocasión concreta para alcanzar el fin propuesto, paralizando o inhibiendo la voluntad de resistencia de la víctima", añade.

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E.P.

El abogado de la defensa del condenado trató de que a su cliente se le reconociera la eximente de intoxicación plena, sin embargo, la acusación se opuso considerando que "la dinámica de los hechos, no revela que el acusado no fuera consciente de lo que hacía, pues después de golpear a la víctima, en la desproporcionada forma en la que lo hizo, revolvió toda la casa y cuando encontró los objetos de valor que había, se apoderó de los mismos, y se marchó de la casa y no se quedó en ella para recuperarse de ese hipotético estado".

"Basta la negativa por parte de la víctima, pues para el delito de agresión sexual es suficiente que el autor emplee medios violentos o intimidatorios", insisten los jueces a la hora de valorar el delito de agresión sexual por el que le imponen dos años y medio de cárcel, así como la obligación de participar en programas de educación sexual en la cárcel. Le prohíben acercarse a menos de 500 metros de su víctima por un plazo de cinco años una vez haya cumplido su pena. También le imponen 8.000 euros de indemnización por las secuelas ocasionadas. Por el delito de lesiones le suman otros dos años más de prisión y la pena más alta es por el robo con violencia en domicilio, por el que le imponen cuatro años de prisión.

"En el presente caso la declaración de la víctima resulta creíble y sincera, es rica en detalles", dicen los jueces, para quienes "la prueba de cargo en relación a los hechos se ha centrado en la declaración testifical de la víctima, lo que es habitual en delitos contra la libertad sexual". También han tenido en cuenta la declaración de un testigo, amigo en común de ambos. Estaba con ellos en el bar, le vio irse juntos y al día siguiente estuvo con el agresor y dio cuenta de que presentaba marcas de sangre y portaba la cadena de oro.