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El militar tuerto que fue acusado de causar su propio accidente logra su primera victoria
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Murieron cinco compañeros

El militar tuerto que fue acusado de causar su propio accidente logra su primera victoria

El teniente Candón resultó herido de gravedad en un accidente durante unas maniobras con explosivos. En el décimo aniversario, una juez le procesó por causar la tragedia. La investigación acaba de archivarse

Foto: El teniente Candón vistiendo su uniforme. (JMC)
El teniente Candón vistiendo su uniforme. (JMC)

El teniente José Manuel Candón (Medina Sidonia, 1976) es militar y vive en Chiclana de la Frontera, Cádiz. Si se lo cruza por la calle le llamarán la atención sus grandes gafas oscuras. Tiene que llevarlas para protegerse del sol. Le falta un ojo y perdió el 85% de la visión del otro. El motivo de esta situación fue un accidente muy grave. 24 de febrero de 2011. Campo de Tiro de El Palancar, en la Academia de Ingenieros del Ejército de Tierra, en Hoyo de Manzanares, Madrid. Pepe Candón estaba haciendo unas prácticas con explosivos. Allí se encontraban esa fatal mañana algunos de los mayores expertos en desactivación (TEDAX / EOD) del Ejército español. Algo falló y todo explotó. 55 kilos de TNT. El resultado: cinco militares muertos y heridas de gravedad a otros dos. Desde entonces ha vivido un calvario físico y psíquico que aún no ha terminado. Pero esta misma semana a su domicilio gaditano ha llegado una noticia que sí ha podido por fin celebrar.

¡Boom! Todo saltó por los aires. Fue el peor accidente del siglo en suelo nacional para las Fuerzas Armadas. Una mañana aciaga en la que el frío era helador en la sierra madrileña. Candón, que pertenece a la Infantería de Marina, la unidad de élite de la Armada, despertó en el hospital. Él puede contarlo. También lo puede hacer Raúl Alfonso, otro superviviente, y un herido leve. La tragedia conmovió a la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón; al Jemad, que era Julio Rodríguez (que fue alto cargo de Unidas Podemos); y al entonces príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, que presidió el funeral. Candón tuvo que retirarse con una discapacidad del 79% y desde entonces no ha parado de luchar en los tribunales por aclarar todo lo sucedido. Con altibajos.

El pasado 23 de febrero, justo en el décimo aniversario del peor día de su vida, la juez del Juzgado Togado Militar Territorial número 11 dictó un auto en el que el teniente Candón era procesado por la "presunta comisión de siete delitos en relación de concurso ideal, contra la eficacia en el servicio". Se le implicaba, en definitiva, en el accidente y se abría una investigación. Candón no podía explicarse lo sucedido. Después de más de 30 operaciones quirúrgicas y tras 561 días hasta que los médicos consideraron que se habían estabilizado sus secuelas, el teniente se veía procesado por el accidente en el que murieron cinco de sus colegas, a los que se les culpaba de lo sucedido y a él por su responsabilidad 'in vigilando'. Fue un varapalo.

La Fiscalía: se vulneraron principios constitucionales

Pero el fiscal Jurídico Militar se posicionaba unos días más tarde y lo hacía de una forma dura y contundente contra la juez Moncada. En su escrito de alegaciones, el ministerio público consideraba que el auto de la titular del juzgado era "contrario a derecho" por no respetar a Candón determinados derechos constitucionales. "Causa perplejidad que el auto de procesamiento se haya dictado el día anterior al de su prescripción, al igual que, del mismo modo, asombra que el pronunciamiento sobre la solicitud de diversas prácticas se haya efectuado dos años después de efectuada aquella", se podía leer. Fuentes jurídicas hablaban de un escrito "demoledor" hacia la jueza.

Foto: Cinco militares muertos por una explosión en la Academia de Hoyo de Manzanares

Había más. El fiscal José Cervera, que es coronel, consideraba que no era posible inculpar formalmente a Candón "sin previa imputación", se puede leer en sus alegaciones fechadas el 2 de abril de este año. El fiscal jefe concluía que todo el procedimiento suponía una "vulneración del Derecho de Defensa y a un proceso con todas las garantías reconocido en el artículo 24.2 de la Constitución". La Fiscalía, por tanto, daba la vuelta al asunto y se posicionaba del lado de Candón. Días más tarde, la defensa del teniente solicitaba la nulidad de todas las actuaciones por una "vulneración de los derechos a la defensa y a la presunción de inocencia" recogidos en la Carta Magna.

Más tarde, en mayo de este año, el tribunal llegó a reprochar a la juez basar su investigación en "opiniones, conjeturas, meras sospechas, pero ausencia de indicios de criminalidad en los que se sustente el auto".

placeholder José Manuel Candón, durante su estancia en el hospital. (EC)
José Manuel Candón, durante su estancia en el hospital. (EC)

Han pasado ocho meses y esta semana llevaba la buena nueva al domicilio de los Candón. "Se acuerda el sobreseimiento definitivo del presente sumario respecto al procesado", se puede leer en el auto del Tribunal Militar Territorial Primero al que ha tenido acceso El Confidencial. "He sido víctima de un luctuoso suceso y la juez quiso convertirme en el verdugo de mis compañeros", explica Candón. "Me han demonizado y tengo pánico a hacer declaraciones porque lo vivido por mi familia no tiene nombre", lamenta al otro lado del teléfono. "Ni al peor de los delincuentes tratan así", concluye.

La investigación sigue abierta

Una primera victoria pero no la definitiva. El teniente Candón, junto a las víctimas, espera que este fallo encauce la investigación principal para esclarecer lo sucedido y se admita sus tesis: quieren dilucidar si existió una responsabilidad penal en el accidente y que se investigue, por tanto, qué falló.

Y este es otro punto importante de la historia. Las familias de las víctimas y los heridos quieren saber quién y por qué se les entregó la munición que explosionó accidentalmente. Llevan años luchando por ello. Su causa se archivó y en 2014 consiguieron su reapertura aportando un informe de un perito en el que se determina que algunas pruebas podrían apuntar a una responsabilidad penal en el accidente. El Tribunal Militar Primero consideró que en aras de favorecer la tutela judicial efectiva se debía tener en cuenta ese informe aportado y, por tanto, ordenó reabrir el caso. En dicho documento pericial se apunta a la posibilidad de que pudo existir alguna negligencia en dos aspectos: la cadena de custodia de los explosivos no está clara y la caducidad de los artefactos, correspondientes a un lote de 1974. Esa munición, añade el informe, al igual que el informe técnico del Ejército de Tierra, estaba catalogada como inútil, Estado 40 en el argot, y haber sido destruida y no usada en prácticas, como así presuntamente sucedió. Esta es otra batalla cuyo final aún no se conoce. La investigación sigue abierta.

Foto: Soldados de la Fuerza de Reacción del Cuerpo de Marines abordan un avión militar en la base aérea de Morón, en 2014. (EFE)

Los cinco militares que fallecieron en Hoyo de Manzanares fueron:

- Sergio Valdepeñas Martín Buitrago. Era sargento primero del Ejército de Tierra de la Brigada Acorazada XII de El Goloso, Madrid. Nació en Madrid el 8 de enero de 1976. Estaba casado y tenía una hija. Participó en las misiones internacionales de Afganistán, Líbano, Bosnia y Kosovo.

- Mario Hernández Mateo. Sargento del Ejército de Tierra de la Brigada Acorazada XII de El Goloso, Madrid. Nació en Madrid, el 10 de octubre de 1977, era soltero y no tenía hijos. Participó en las misiones de Kosovo, Afganistán y Bosnia.

- Miguel Ángel Díaz Ruiz, cabo del Ejército de Tierra destinado en la Brigada Acorazada XII de El Goloso, Madrid. Nació en Salamanca el 12 de abril de 1985, estaba soltero y sin hijos. Participó en las operaciones de Líbano y Kosovo.

- Víctor Manuel Zamora Letelier, sargento primero de Infantería de Marina de la Armada en la Brigada de Infantería de Marina en San Fernando, Cádiz. Nacido el 12 de octubre de 1966 en Chile y con nacionalidad española, estaba casado y tenía una hija. Estuvo en las misiones de Líbano, Bosnia e Irak.

- Javier Muñoz Gómez, cabo primero de Infantería de Marina de la Armada en la Brigada de Infantería de Marina en San Fernando, Cádiz. Nacido en San Fernando, Cádiz, el 28 de junio de 1974. Estaba casado y tenía una hija. Participó en las misiones de Bosnia, Líbano y Haití.

placeholder El gaditano José Manuel Candón. (EFE/Román Ríos)
El gaditano José Manuel Candón. (EFE/Román Ríos)

Candón tiene ahora una afición: el triatlón. Junto a su guía Jonathan, nadan, montan en una bicicleta tándem y corren. El pasado mes de octubre se proclamaron campeones de Europa Xterra, modalidad de triatlón cross extremo. Llevan ya cinco cetros continentales. Y el próximo mes de diciembre compiten en Maui por el campeonato del mundo, donde ya se llevaron la medalla de oro en 2019.

El teniente José Manuel Candón (Medina Sidonia, 1976) es militar y vive en Chiclana de la Frontera, Cádiz. Si se lo cruza por la calle le llamarán la atención sus grandes gafas oscuras. Tiene que llevarlas para protegerse del sol. Le falta un ojo y perdió el 85% de la visión del otro. El motivo de esta situación fue un accidente muy grave. 24 de febrero de 2011. Campo de Tiro de El Palancar, en la Academia de Ingenieros del Ejército de Tierra, en Hoyo de Manzanares, Madrid. Pepe Candón estaba haciendo unas prácticas con explosivos. Allí se encontraban esa fatal mañana algunos de los mayores expertos en desactivación (TEDAX / EOD) del Ejército español. Algo falló y todo explotó. 55 kilos de TNT. El resultado: cinco militares muertos y heridas de gravedad a otros dos. Desde entonces ha vivido un calvario físico y psíquico que aún no ha terminado. Pero esta misma semana a su domicilio gaditano ha llegado una noticia que sí ha podido por fin celebrar.

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