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La migrante que denuncia agresión sexual en una ONG: "Dijo que me mataría si lo contaba"
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Las Palmas de Gran Canaria

La migrante que denuncia agresión sexual en una ONG: "Dijo que me mataría si lo contaba"

La declaración de la joven marroquí de 21 años narra las coacciones a las que le sometió el traductor de la fundación, de 56 años, para tener sexo en el centro de acogida

Foto: Inmigrantes rescatados en Canarias. (EFE)
Inmigrantes rescatados en Canarias. (EFE)

La joven migrante que ha denunciado por agresión sexual a un trabajador de la ONG que la acogió en Canarias relató a los investigadores de la Policía el miedo que le producía "ir sola a las duchas" o que le pidió al hombre "que parase porque era virgen". En su narración detalló tres encuentros con esta persona que dan forma a su denuncia. Cuenta que le amenazó con matarla si revelaba algo de lo sucedido. El detenido, de 56 años, sostiene por su parte que la chica "está mal de la cabeza", que era ella la que le mandaba vídeos de contenido sexual y que tenían una "relación especial" porque buscaba beneficios.

El Confidencial ha tenido acceso a los documentos que obran en la causa y que recogen sus versiones. La joven, de 21 años de edad, prestó declaración el 15 de octubre ante la Unidad de Atención a la Familia y la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional. El motivo era aclarar qué había pasado cuatro días antes en el centro de acogida al que había llegado tras alcanzar las costas canarias en patera a finales de septiembre. Según dijo, allí hay un traductor de su misma nacionalidad con el que tuvo "un problema" nada más llegar.

Foto: Salvamento rescata a 16 mujeres y un bebé a 203 kilómetros de Gran Canaria. (EFE)

No recuerda la fecha exacta, pero sabe que fue el mismo día que otra de las mujeres acogidas dio a luz a un bebé. Según recoge el acta de declaración ante la Policía, "ese día ella estaba en las duchas, desnuda, bañándose. Entró M. y le dijo que 'la iba a tener' a la vez que intentaba abrir la puerta de la ducha mientras ella empujaba la puerta para evitarlo. Él le dijo que allí dentro no había cámaras y que si se resistía sería peor para ella. Que si contaba algo todos los del centro se pondrían de parte de él, que a ella la echaría a la calle y, una vez en la calle, la Policía la cogería y la deportaría a su país".

En ese primer encontronazo, le salvó que entró "una chica morena usuaria del centro" al baño y M. salió rápidamente sin que lo vieran, ya que desde la ducha se ve quién viene de la cocina. A partir de ahí le entró el miedo a acudir sola a las duchas. Trataba de estar siempre acompañada "por lo que pudiera pasar". La ONG en torno a la que se investiga esta denuncia de agresión sexual se dedica precisamente a acoger a mujeres migrantes que llegan a España solas o con sus hijos menores. El objetivo es darles un futuro y evitar que caigan en las redes de trata de personas con fines de explotación sexual.

Segundo encuentro

La denunciante evitaba tanto los baños como las propias instalaciones de la ONG "para evitar encontrarse con M.". Salía habitualmente a un supermercado cercano y ahí tuvo su segundo "problema" con el presunto agresor, residente en España desde hace 30 años. "Él insistía en tener relaciones sexuales con ella". Según detalló, el trabajador de la fundación "la seguía por las escaleras mecánicas y ella se fue corriendo".

El tercer encuentro es cuando se produjo la agresión sexual denunciada: "Ocurre cuando ella se encuentra en la cocina u 'office'. Él le insiste en tener relaciones sexuales con ella, pero ella no quiere, diciéndole nuevamente él que no cuente nada porque si ella va a contarle lo ocurrido al personal del centro él lo sabrá porque en algunos sitios del centro hay cámaras, y él tiene acceso a las mismas y puede saber si ha ido a contarlo".

"Ya en el cuarto —sigue el relato— donde está la ropa o colchones, sillas, mesas y cosas, M. la 'tiró' encima de un armario y le bajó la ropa y luego la sentó encima de algo que no recuerda y le hizo hacerle una felación, que él era el que la iba moviendo a ella y colocándola, que su complexión es mucho más fuerte que la de ella, que luego estaban ambos de pie él detrás de ella con intención de penetrarla, pero sin llegar a hacerlo porque la declarante es virgen, ya que no ha mantenido nunca relaciones sexuales".

Foto: Migrantes desembarcan en el puerto de Gran Tarajal (Fuerteventura) desde la Salvamar Mízar. (EFE)

Ella le pidió que parara, "que era virgen". "Él dijo que vale, que la dejaba marchar, pero si a cambio le hacía un video de ella desnuda y se lo mandaba". Ella admite que accedió "para así poder irse". "Entonces la dejó que se fuera, que le abrió la puerta porque estaba cerrada con llave", concluye. En esta investigación han sido claves las cámaras de videovigilancia del centro y la jefa de seguridad que puso en conocimiento de la Policía las imágenes captadas por las cámaras en las que se aprecian los hechos denunciados.

Al día siguiente de la felación, M. le llamó al teléfono y le amenazó: "Le dijo que si cuenta algo que la va a matar y que si preguntan, que diga que fue consentido y que diga que ella sí quería". La joven dice que se asustó mucho al escuchar esto. "Tenía tanto miedo que no sabía qué hacer y se lo contó a Y., un trabajador del centro, y enseguida echaron a M. de allí".

"Su temor era que "los hombres de su familia se enteren, sobre todo su padre y su hermano"

Según le dijo la migrante a la Policía, no tenía ninguna intención de denunciar los hechos "porque en su cultura protegen al hombre y está mal vista la mujer en estas situaciones, es una vergüenza". Su temor era que "los hombres de su familia se enteren, sobre todo su padre y su hermano. Su madre le ha aconsejado que no cuente nada para que no se entere la familia". "Si no fuera porque ha salido a relucir lo ocurrido a través de las cámaras ella no habría contado nada nunca", añade el acta de declaración.

Debido a estos temores, la joven no quiso denunciar ese día 15 de octubre. No fue hasta el día 19 cuando confirmó estos hechos y presentó formalmente la denuncia que derivó en el arresto del traductor de la ONG que desveló este periódico. Fue detenido y pasó la noche en el calabozo hasta que fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 8 de Gran Canaria, que le dejó en libertad provisional pese reconocer el "riesgo para la integridad física de la víctima". Por ello le prohibió comunicarse con ella, pero no decretó el ingreso en prisión porque no cree que se fugue.

La declaración de detenido

En su declaración confirmó que trabajaba en la ONG "como traductor" y llevaba "el papeleo". Su versión es que "todo fue consentido". Contó que "poco a poco" fue "teniendo vídeos y fotos de ella" porque ella se los mandaba y niega que entrara en la ducha. Acusa a la joven de haberle preguntado por el champú y que, cuando se lo llevó, "salió de la ducha desnuda insinuándose". Dice que pese a que intentó cerrar la puerta, ella la abrió de nuevo. "Esta chica no está bien de la cabeza", añadió ante el magistrado.

Sobre lo sucedido en el supermercado, el varón de 56 años dice que fue a comprar y allí la vio porque le estaba siguiendo. Allí le dijo que ella también iba a comprar y en ese momento le besó. Niega que la joven saliera corriendo del establecimiento, si no que se fueron juntos. Añadió que "cada vez que se ven, ella piensa que hay una relación". El trabajador de la ONG solo admite haber "metido la pata" al tener este tipo de relaciones en un centro de acogida en el que hay cámaras.

Foto: Un agente de Policía en Madrid. (EFE)

Sobre el tercer encuentro, el investigado dice que "ella se sentó y lo agarró por las caderas y le abrió la cremallera y no llegaron a hacer nada, no le hizo una felación". Defiende que "no le bajó el traje tampoco, no llegando a desnudarse. Que ella se dio la vuelta y la abrazó, pero no hubo sexo ni penetración. Besos sí hubo, pero consentidos y la cámara lo grabó todo".

Explica la "relación especial" que tenían en que "la denunciante quería ganar beneficios". Admite que "la denunciante se metió su miembro en la boca y que él la cogió por la cabeza y seguía el movimiento de su cabeza", pero insiste en que "fue consentido y fue un segundo". Por último, dijo que no "la agachó y le levantó la falda para penetrarla por detrás" sino para "abrazarla".

La joven migrante que ha denunciado por agresión sexual a un trabajador de la ONG que la acogió en Canarias relató a los investigadores de la Policía el miedo que le producía "ir sola a las duchas" o que le pidió al hombre "que parase porque era virgen". En su narración detalló tres encuentros con esta persona que dan forma a su denuncia. Cuenta que le amenazó con matarla si revelaba algo de lo sucedido. El detenido, de 56 años, sostiene por su parte que la chica "está mal de la cabeza", que era ella la que le mandaba vídeos de contenido sexual y que tenían una "relación especial" porque buscaba beneficios.

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