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Más de 80 kilos de explosivos vuelan la central térmica de Velilla del Río Carrión (Palencia)
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dejó de funcionar en junio de 2020

Más de 80 kilos de explosivos vuelan la central térmica de Velilla del Río Carrión (Palencia)

El derribo de la torre de refrigeración de la central, una mole de 7.000 toneladas de peso, supone el principio del desmantelamiento de lo que ha sido un icono en este pueblo minero

Foto: Demolición de la central térmica de Velilla del Río Carrión, en Palencia. (EFE)
Demolición de la central térmica de Velilla del Río Carrión, en Palencia. (EFE)

82 kilos de explosivos borraron este jueves, 28 de octubre, en apenas 10 segundos, la torre de refrigeración de la central térmica de Velilla del Río Carrión, en Palencia: una mole de 101 metros de altura que ha sido la imagen de este pueblo minero y hoy simboliza, con su demolición, el final del carbón. Cientos de vecinos de la comarca asistieron este jueves al derribo de la central térmica de Velilla 56 años después de su puesta en funcionamiento, en 1984, y casi dos años después de que Iberdrola apagara definitivamente la térmica, a las 00:00 horas del 30 de junio de 2020.

La central se construyó en 1964 para quemar el carbón de una cuenca que llegó a tener más de 1.000 trabajadores y durante décadas ha sido el símbolo del desarrollo, la riqueza y el empleo en el norte de Palencia, hasta que los vientos que llegaban de Europa trajeron consigo el desmantelamiento de las cuencas mineras, el cierre de instalaciones, los despidos y las huelgas. La de Velilla fue una de las últimas centrales térmicas en apagarse en una España que camina hacia una transición energética con la que luchar contra el cambio climático, pero también ha dejado en el camino desempleo y despoblación.

La demolición de la torre de refrigeración de Velilla, que forma parte del proceso de desmantelamiento de la central iniciado por Iberdrola, ha dejado un vacío en el paisaje de esta comarca y en el alma de sus habitantes, que se habían acostumbrado a seguir la luz y el humo de sus chimeneas para orientarse desde cualquier punto. "Es una pena", afirmaban a EFE Felipe y Cristina minutos antes de la demolición. Aseguran que es triste porque era la imagen de su pueblo, pero, sobre todo, por lo que significa como fin de una etapa. Por eso, estos días previos a la demolición, la torre ha sido más fotografiada que nunca. Para retener en el recuerdo unos tiempos en los que el vapor de agua que salía por su boca calentaba muchos hogares.

A otros como Jose Ramón les da menos pena porque, "si no va a servir para nada y con lo que cuesta el mantenimiento, será mejor quitarla", asegura a EFE. Todavía recuerda cuando estaban levantando esta mole de 101 metros de alto, 72 de diámetro y 7.000 toneladas de peso y, al volver de la mina en el autobús, pasaban por delante y se reían, porque, "cuando estaba a medio levantar, parecía una plaza de toros".

Para los más jóvenes, como María, Marta o David, que la torre haya desaparecido en cuestión de segundos "ha sido rarísimo". Tan raro como la imagen que ha dejado después y que ellos van a ver cada día desde sus casas, en el barrio de Las Cortes, de donde fueron desalojados, de forma preventiva, sus 50 vecinos durante la demolición. Como señala Iberdrola, la voladura de esta mole de más de 7.000 toneladas se ha llevado a cabo con las máximas garantías de seguridad, utilizando detonadores electrónicos con 82 kilos de explosivo y una de las técnicas de demolición más eficientes para el desmantelamiento de centrales.

Ahora habrá que ir retirando los escombros, residuos de hormigón y restos de la estructura metálica que serán reciclados —"para favorecer la economía circular y contribuir a reducir el impacto ambiental", señala la empresa— y continuar con el proceso de desmantelamiento del resto de esta central que, en pocos meses, solo quedará en la retina de toda una comarca. Como quedó grabada la de los 50 mineros que se encerraron durante 28 días en el Pozo las Cuevas, también en Velilla, en septiembre de 2010, para intentar parar un proceso que, como el de esta central, tan ligada al carbón, siempre había tenido sus días contados.

82 kilos de explosivos borraron este jueves, 28 de octubre, en apenas 10 segundos, la torre de refrigeración de la central térmica de Velilla del Río Carrión, en Palencia: una mole de 101 metros de altura que ha sido la imagen de este pueblo minero y hoy simboliza, con su demolición, el final del carbón. Cientos de vecinos de la comarca asistieron este jueves al derribo de la central térmica de Velilla 56 años después de su puesta en funcionamiento, en 1984, y casi dos años después de que Iberdrola apagara definitivamente la térmica, a las 00:00 horas del 30 de junio de 2020.

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