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Moncloa acusa a Yolanda Díaz de ejercer de parte de los sindicatos en la reforma laboral
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La crisis en la coalición sigue abierta

Moncloa acusa a Yolanda Díaz de ejercer de parte de los sindicatos en la reforma laboral

La vicepresidenta primera reclama que su número dos, Gonzalo García, irrumpa en las negociaciones. Presidencia asegura que hay "más puntos de encuentro" con la CEOE y que hay que escuchar más a los empresarios

Foto: Sánchez, Calviño y Díaz, en un pleno del Congreso. (EFE)
Sánchez, Calviño y Díaz, en un pleno del Congreso. (EFE)

La mayor crisis en el Gobierno de coalición estalló con un correo electrónico que la vicepresidencia primera envió a la segunda el pasado jueves con la intención de modificar el reparto de poder en las negociaciones que el Ministerio de Trabajo venía manteniendo con los agentes sociales sobre la reforma laboral. Nadia Calviño y su equipo decidieron intervenir, con el permiso de Moncloa, al constatar que las posturas que se estaban poniendo encima de la mesa se inclinaban más hacia las tesis de los sindicatos que hacia las de la patronal, según explican fuentes gubernamentales. La parte socialista del Ejecutivo reclama "coordinación".

Economía y Moncloa aseguran que hay "más puntos de encuentro" entre los agentes sociales que los que se han ponderado hasta ahora en la negociación de la reforma laboral. Por eso, porque consideran que hay posiciones que defienden CEOE y Cepyme que podrían pasar a formar parte del contenido de la contrarreforma, decidieron pasar a la acción e intervenir en la negociación que están liderando, y van a seguir haciéndolo, Yolanda Díaz y su secretario de Estado, Joaquín Pérez Rey. El quid de la cuestión para Moncloa, por tanto, pasa por el diálogo social, y a esa mesa es a la que quiere Presidencia que se ancle Díaz junto a Calviño, José Luis Escrivá, María Jesús Montero y Pilar Alegría.

El nexo de Yolanda Díaz con el mundo sindical es notorio. Profesional, como abogada laboralista, y familiar, como hija del exsecretario de CCOO en Galicia Suso Díaz. El pasado sábado, lo escenificaba y verbalizaba durante la clausura del 12º Congreso de CCOO. "En esta casa común me he criado y aquí me reconozco", solemnizaba al inicio de su intervención, en la que puso las cartas boca arriba sobre la reforma laboral, atando su destino al del los sindicatos.

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en el Congreso confederal de CCOO . (EFE)

Desde el área socialista del Gobierno, también denuncian que "no es lógico" que Díaz no cuente con Calviño en las propuestas que está remitiendo a la mesa de diálogo social. Según denuncian, hay algunos documentos de los que Economía ha tenido conocimiento, pero en los que no ha participado, indican las mismas fuentes. Los acusan de "ir por libre". Trabajo responde que Economía conoce sus propuestas. Este es, precisamente, el encontronazo con el que Sánchez quiere acabar reclamando esa "coordinación" a los ministerios. "Parece razonable" que en la negociación participen más departamentos, indicaba la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, este martes tras el Consejo de Ministros.

Trabajo sitúa a Calviño junto a la CEOE

Si desde Moncloa desconfían del perfil de Díaz, más cercano a los intereses de los sindicatos, desde el Ministerio de Trabajo insinúan que Calviño pivotaría del lado de la CEOE. De hecho, su presidente, Antonio Garamendi, salió en defensa de la vicepresidenta primera cuando se hicieron públicas las tensiones entre los socios por su intención de coordinar las negociaciones. Una desavenencia que dijo no entender porque el mercado laboral incide de una forma "decisiva" en la economía y por tanto el Ministerio de Economía, el de Industria o el de Educación pueden "opinar y hablar". Asimismo, resaltó que el Gobierno "es uno, no son dos". Unai Sordo, secretario general de CCOO, en cambio, salió en defensa de Trabajo, reprochando a Calviño que se refiriese a las negociaciones mantenidas hasta ahora como "contactos preliminares" y advirtiendo sobre la supuesta intención de descafeinar la reforma.

Sánchez y Díaz no hablaron este martes de la reforma laboral en su primer Consejo de Ministros desde que estalló la crisis

Precisamente, Sordo reconocía este martes en una entrevista con Radio Euskadi que “se trata de derogar la reforma laboral para dar poder a los y las trabajadoras”. Un discurso en sintonía con el de la ministra de Trabajo. Sordo también subía el tono tras lanzar el pasado fin de semana la amenaza de movilizaciones si no se derogaba la reforma laboral, advirtiendo de que el Gobierno “tendrá un problema si modifica acuerdos sobre la reforma laboral”. Al igual que insisten desde Trabajo, el líder de CCOO defendía que no debe otorgarse “derecho a veto” a la patronal. Es más, añadía que de ser así, no habría acuerdo.

Este es, en definitiva, el epicentro de la polémica que ha rodeado al Gobierno de coalición desde finales de la semana pasada. La crisis es profunda y aún no se ha solucionado. El PSOE insiste en los nombres y a eso Yolanda Díaz y Unidas Podemos no ponen pegas. Están de acuerdo con que el número dos de Calviño, Gonzalo García, participe en la negociación, con que lo hagan también José Luis Escrivá, responsable de la Seguridad Social, o Pilar Alegría, ministra de Educación, ya que sobre la mesa también se encuentran aspectos relacionados con la formación profesional dual. Lo que reclaman es "compromisos", a ser posible por escrito, de "qué" es lo que se va a aprobar. Esta guerra se evidenció este mismo martes por la tarde cuando desde la parte socialista del Gobierno se hablaba de un "principio de acuerdo" por los protagonistas de las negociaciones y desde la de Unidas Podemos se respondía que el problema es no concretar cómo se va a "derogar" la reforma laboral.

Yolanda Díaz reclama "compromisos", a ser posible por escrito, de "qué" se va a "derogar"

De entre los asuntos que siguen sin acuerdo en la mesa de diálogo social, y que Díaz prioriza sacar adelante aun sin el acuerdo de la CEOE, destaca todo lo referente a la negociación colectiva. La reforma de 2011 la debilitó y, con ello, restó poder a los sindicatos.

Se trata de medidas recogidas en el acuerdo de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos y que pasan por la derogación de la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los convenios sectoriales; la derogación de las limitaciones al ámbito temporal del convenio colectivo, haciéndolo llegar más allá de las previsiones contenidas en el mismo, tras la finalización de su vigencia y hasta la negociación de uno nuevo; la limitación de la capacidad de modificación unilateral de las condiciones del contrato por parte de la empresa, y la revisión del mecanismo de inaplicación de los convenios colectivos, orientándolo al descuelgue salarial vinculado a causas económicas graves. Sin embargo, el texto remitido a Bruselas en el plan de recuperación, el componente 23, es menos concreto, limitándose a señalar el objetivo genérico de "modernización de la negociación colectiva", sin profundizar.

Foto: La ministra portavoz, Isabel Rodríguez. (EFE)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha defendido durante los últimos días la necesidad de que cualquier acuerdo se haga con el consenso tanto de los sindicatos como de la patronal. Desde la vicepresidencia primera, que lidera Nadia Calviño, ni siquiera contemplan el escenario de que la reforma laboral pueda aprobarse sin contar con el acuerdo de todos los agentes sociales. Sánchez y Yolanda Díaz no hablaron este martes del asunto en su primer Consejo de Ministros desde que estallara la crisis, según confirman fuentes gubernamentales.

La mayor crisis en el Gobierno de coalición estalló con un correo electrónico que la vicepresidencia primera envió a la segunda el pasado jueves con la intención de modificar el reparto de poder en las negociaciones que el Ministerio de Trabajo venía manteniendo con los agentes sociales sobre la reforma laboral. Nadia Calviño y su equipo decidieron intervenir, con el permiso de Moncloa, al constatar que las posturas que se estaban poniendo encima de la mesa se inclinaban más hacia las tesis de los sindicatos que hacia las de la patronal, según explican fuentes gubernamentales. La parte socialista del Ejecutivo reclama "coordinación".

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