El fiscal de los atentados sin resolver: “Jamás un miembro de ETA ha colaborado”
Marcelo Azcárraga defiende que "el verdadero arrepentimiento va unido al acto de contrición, un tema de la cultura cristiana. Hay que pedir perdón y reparar el daño"
Marcelo Azcárraga (Madrid, 1967) es el fiscal de la Audiencia Nacional encargado de coordinar las investigaciones de los atentados de ETA sin resolver, en torno a 300 todavía. Él prefiere no contarlos e ir paso a paso porque “cada uno es importante, no el número en sí”. Es escéptico con el arrepentimiento de etarras, cree que debería ir acompañado de una voluntad de colaborar con la Justicia que hasta ahora no se ha dado ni espera gran cosa en el futuro. Evita juzgar las investigaciones que se hacían en el pasado y se consuela con que ahora hay medios suficientes. Trata de no llevar los casos al terreno personal, pero admite que hay uno que le obsesiona especialmente. "No te voy a decir cuál es", advierte.
PREGUNTA. ¿De qué hablamos cuando hablamos de casos sin resolver?
RESPUESTA. Crímenes cometidos por las organizaciones terroristas cuyos autores no han podido ser plenamente identificados y enjuiciados, ya no digo condenados o absueltos.
P. ¿Aunque luego quede absuelto?
R. Si queda absuelto, entiendo que no queda sin resolver. Está resuelto, pero no hay prueba para imputar el delito a esas personas.
P. Si no hay ningún condenado, las familias no tienen la explicación de quién ha sido.
R. La pueden tener. Antes hablaba de absueltos. Pueden ser por falta de pruebas o pueden serlo porque esté prescrito. La familia sabe quién ha sido con un escrito fiscal de acusación diciendo, “han sido estos”. ¿Que no haya prueba judicial bastante para decir que son ellos?, ¿que esté prescrito? Bueno, han sido ellos. Y, como el derecho a la verdad no prescribe, tenemos que investigar hasta al final aún sabiendo que los hechos están prescritos.
P. ¿Cuántos quedan por resolver?
R. Que se me entienda bien, pero ni lo sé ni me importa. Es que no lo quiero saber. A mí muchas veces me preguntan cuántos crímenes se han esclarecido, es que no lo quiero saber. El trabajo es que todos los días hay que esclarecer. Hay muchos. Se habla de más de 300, según se computen. Pero lo importante no es eso, con que haya uno solo por resolver ya nos obliga a estar trabajando en ello. Y alguno sí se ha resuelto. No sé ni el número porque no nos importa, cada uno es importante, no el número en sí. Por eso seguimos trabajando
"No creo que sea respetuoso para las víctimas tachar casos como si fuesen las fotos de los etarras capturados"
P. Imaginaba una lista en la que se tachasen nombres cada vez que se resolviese un caso.
R. Hombre, lo celebramos, pero seguimos trabajando. No quiero reducir esto a un número. Hay casos que te llegan más por circunstancias, por el momento en el que lo consigues, porque era complicado y lo has resuelto..., pero todos los casos son importantes. Ni tachamos, ni creo que sea respetuoso para las víctimas tachar casos como si fuesen las fotos de los etarras capturados. Yo quito de en medio al etarra que ha sido condenado, pero no me quito de en medio a las víctimas.
P. Por eso le preguntaba si sabe cuántos casos ha resuelto. ¿No lo sabe o prefiere no decirlo por no reducir la cuestión a números?
R. Yo no he resuelto ningún caso.
P. Se lo pregunto de otra forma: no me diga cifra, pero ¿usted sabe el número de casos en los que ha contribuido junto a las fuerzas de seguridad y los tribunales en dar respuesta a una familia?
R. El número no lo sé. Le puedo decir el del capitán Aliste, el comandante Cortizo, el de Máximo Casado, el de Publio Cordón… y hay otros que llevan otros compañeros. Esto no se puede personalizar, por eso le digo que yo no he resuelto ningún caso. Tenemos una base de datos en la que sabemos cómo va cada procedimiento, pero yo no quiero saber eso. Yo trabajo todos los días y no quiero mirar ni lo que queda ni lo que llevamos.
P. ¿En alguna de las investigaciones que terminó satisfactoriamente ha contribuido algún preso de ETA?
R. Jamás.
P. ¿Nunca?
R. Jamás.
P. Le veo muy contundente en este punto.
R. Jamás, jamás. No conozco ni un solo caso en el que haya venido un miembro de ETA que haya contribuido a esclarecer un caso.
P. ¿Y tiene esperanzas de que eso vaya a cambiar?
R. No lo espero.
"He conocido personas de bandas terroristas que han pedido perdón y han colaborado con la Justicia, pero ninguno de ETA"
P. ¿Cree en el arrepentimiento de etarras y su capacidad de reinserción?
R. El verdadero arrepentimiento es el arrepentimiento unido al acto de contrición, que es un tema de nuestra cultura cristiana. No basta con arrepentirse, hay que pedir perdón, hay que reparar el daño, hay que confesarse. Vamos a trasladarlo al ámbito penal. Yo he conocido personas de bandas terroristas que han pedido perdón, se han arrepentido y han colaborado con la Justicia, pero ninguno de la banda terrorista ETA.
P. ¿Tiene constancia de los casos que están en vías de resolución?
R. Sí, pero no depende tanto de mí. Ahora mismo tenemos a las fuerzas de seguridad trabajando en varios asuntos que me dan cuenta de cómo van, líneas de investigación que se están abriendo o que necesitan un documento para hacer una pericial caligráfica que podría tener relación con un asesinato. Todo eso lo vas teniendo en la cabeza. Hay algunas que no se consiguen, otras que sí.
P. ¿Cuáles son los principales obstáculos a los que se enfrentan?
R. El tiempo juega en contra por dos razones, una de ellas es el plazo de prescripción y otra es que hay pruebas que se van perdiendo. Las pruebas sobre ADN de los 80 son impracticables prácticamente. Sí tenemos la ventaja y la experiencia de saber qué comandos operaban o dónde operaban. Eso sí nos puede dar pistas para investigar. Podemos tener la convicción, pero la prueba material es mucho más complicada.
P. ¿Se investigaba bien en la Audiencia Nacional?
R. Vamos a ver, esa pregunta es lógica desde el punto de vista periodístico y de la opinión pública, pero yo no puedo contestar a eso porque hay que ponerse en la situación que había en ese momento y me parece muy injusto torear a toro pasado. A lo mejor, visto ahora, la especialización policial se tendría que haber fomentado desde el propio Estado, no por el propio voluntarismo de las fuerzas que estaban trabajando con métodos arcaicos. Esa especialización se tendría que haber producido antes, pero lo mismo sucedió con el terrorismo yihadista. A fuerza de golpes aprendemos. Fue a raíz del 11-M cuando realmente nos dimos cuenta de que era necesario hacer un trabajo de información previo. En los años 80, el Estado estuvo de rodillas, nos habíamos acostumbrado al atentado semanal. A lo mejor habría que haber reforzado con más juzgados, más fiscales.
P. ¿Cuántos eran?
R. Yo creo que eran seis. Eso es inabordable. Ahora somos 15. Trabajamos con lo que podemos. Estoy convencido de que hasta donde se pudo investigar se hizo y todo lo mejor que se pudo.
"Hay un caso que me afectó especialmente y trato de separar eso de las pruebas con las que cuento"
P. ¿Hay algún caso que se saldase con archivo que piense que fue una injusticia?
R. Nunca pienso que sea una injusticia. Son espinas que se te clavan, pero no te lo puedes tomar como algo personal. Yo creo que había suficientes pruebas para considerar probado el fallecimiento de Publio Cordón. Era evidente, incluso se podía fijar la fecha de forma bastante precisa. Hay decepciones cuando tienes un trabajo que se ha desarrollado como en el tema del atentado al policía de Galdácano, que haces un desarrollo fáctico procesal importante y la Sala (los jueces) se despacha con dos líneas sobre una prescripción en contradicción con lo que había dicho anteriormente. Pues hombre, se podría haber hecho una mayor profusión de tesis.
P. ¿Hay algún atentado por resolver que le haya obsesionado?
R. Para mí todos son iguales, pero el terrorismo nos afecta a todos y hay casos que, a lo mejor, por cómo lo viviste, te afectó especialmente. A mí hay uno que me afectó especialmente y trato de separar eso de las pruebas con las que cuento. No te voy a decir qué caso es.
P. ¿Qué pruebas tienen contra Josu Ternera en relación con el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza?
R. No lo llevo yo directamente. No tengo ni idea.
P. ¿Se siente arropado en su trabajo?
R. Sí. Aquí somos una piña y estamos todos en la misma dirección.
P. ¿Con más medios habría más frutos?
R. Yo creo que ahora los medios son suficientes.
P. ¿La visita de enviados de la Unión Europea para los casos sin resolver es una ayuda o una injerencia?
R. (Se toma unos segundos para contestar). No sé en calidad de qué se viene, con qué objeto. Si tienen la llave para poder resolver los casos, lo lógico es que nos la den para que podamos aprender. Si no la tienen y lo que vienen a lo mejor es a preguntar cómo estamos investigando por si hay dudas de que estemos haciendo las cosas bien, hombre, pues yo rindo cuentas a mis jefes; al fiscal general del Estado, pero esto... Yo no voy a rendir cuentas a nadie más. No entiendo. Es una cosa un poco anómala. No lo veo como una injerencia. Estoy un poco a la expectativa de qué vienen a hacer.
P. ¿Se han puesto en contacto con usted?
R. No.
P. ¿Qué recorrido puede tener esta visita?
R. Me parece muy bien que vengan como un respaldo por parte de las instituciones europeas, para no sentirnos solos en este camino. Nos sentimos muy respaldados por las asociaciones de víctimas que comprenden las dificultades y que saben que queremos investigar bien.
P. ¿En alguno de los casos ha contribuido el extenso material que Francia remitió tras décadas de operaciones en ese país?
R. Todavía no, pero, por ejemplo, en el asesinato del funcionario de prisiones Máximo Casado la prueba pericial caligráfica se había practicado sobre una fotocopia. Pues se pudo hacer sobre el original. También tenemos algunas autocríticas más extensas de lo que teníamos aquí.
P. ¿Autocríticas?
R. Las cantadas. Cuando algún comando era desarticulado, escribía a la organización para decirles qué había pasado, dónde estaba el fallo para que no volviera a ocurrir. O antes de las detenciones, cuando intentaban cometer un atentado, daban cuenta de lo que les había fallado. Había una comunicación con la dirección de la banda que les daba indicaciones como, por ejemplo, si habían usado mucho explosivo o por qué se les desprendía la bomba lapa y tal. Relacionando la carta si es manuscrita o por el apodo si lo firman, podemos identificar a la persona involucrada con un atentado. O lo que ha pasado este último año: se han elaborado dos informes que permitían decir sin ninguna duda que Anboto era Soledad Iparraguirre.
P. ¿Ha notado alguna evolución en la estrategia jurídica de ETA?
R. Sí.
P. ¿Qué cambios? ¿Se están rindiendo?
R. Vamos a ver, dentro de la mentalidad del terrorista, confesar los hechos es lo último porque, además, supone someterse al Estado de derecho. Después de una condena de 176 años, el resto que les vaya a caer les resulta gratis porque no van a cumplir más de X años. ¿Qué ocurre? Que venir a Madrid a celebrar un juicio les supone un mes de trasladados desde el centro en el que están más otro mes cuando acabe el juicio y no quieren ya ni eso. Con Anboto, los seis primeros meses se estuvieron defendiendo como gato panza arriba, han hecho de todo. Y, de repente, en septiembre, me viene la abogada y me dice: "¿Qué vamos a discutir a estas alturas que no es Anboto?, psss”. Se están conformando todos, están reconociendo los hechos, pero sí que es significativo que se estén plegando al Estado de derecho. Los que son históricos que están cumpliendo condenas muy largas no creo que vengan aquí a discutir nada.
Marcelo Azcárraga (Madrid, 1967) es el fiscal de la Audiencia Nacional encargado de coordinar las investigaciones de los atentados de ETA sin resolver, en torno a 300 todavía. Él prefiere no contarlos e ir paso a paso porque “cada uno es importante, no el número en sí”. Es escéptico con el arrepentimiento de etarras, cree que debería ir acompañado de una voluntad de colaborar con la Justicia que hasta ahora no se ha dado ni espera gran cosa en el futuro. Evita juzgar las investigaciones que se hacían en el pasado y se consuela con que ahora hay medios suficientes. Trata de no llevar los casos al terreno personal, pero admite que hay uno que le obsesiona especialmente. "No te voy a decir cuál es", advierte.