Escrache a Sánchez

"He aquí una manera de relativizar la gravedad del incidente. Y de echar un capote a un líder narcisista en el que desde luego no cree ni ha creído nunca Alfonso Guerra, aunque el poder absoluto de Sánchez al frente del PSOE ha logrado disipar cualquier atisbo de resistencia.

Por eso le resultó incómodo a Sánchez el alboroto de quienes acudieron a protestarlo. Que no es de buena educación. Y que no puede interpretarse tampoco como una prueba de la hostilidad general de la opinión pública hacia él, pero que sí sustrae a Sánchez de la burbuja en que se ha instalado.

El jaleo o el escrache ha sido un accidente, la expresión iracunda de un barrio ayusista de Madrid, pero cualquier lectura intrascendente que pueda preparar o concebir Tezanos en su laboratorio sociológico subestima el desgaste del presidente mucho más allá del auto de fe que experimentó en el paseo de la Castellana".