El PSOE se suma a Vox en la Eurocámara para que una saharaui no opte al premio Sakharov
La dirección del grupo socialista dio instrucciones por escrito a sus diputados para que respaldaran a la expresidenta boliviana Jeanine Áñez en lugar de la activista Sultana Khaya
Hubo un tiempo, cuando se constituyó en 2019 el Parlamento Europeo, en el que el PSOE hablaba de la necesidad de imponer a Vox un "cordón sanitario". Luchó, por ejemplo, a brazo partido para que sus representantes no obtuvieran ningún cargo en la institución aunque fracasó cuando se trató de elegir a una vicepresidenta de la comisión de Agricultura.
Dos años después, la dirección del grupo socialista en la Eurocámara instruyó, el jueves pasado, por escrito a sus diputados para que votasen a la candidata presentada por Vox al premio Sakharov de derechos humanos para impedir así que fuese elegida una activista saharaui enfrentada con Marruecos. Lo consiguieron.
Los grupos parlamentarios presentaron y votaron el jueves a sus candidatos al premio que lleva el nombre de científico ruso Andrei Sakharov, el más prestigioso de cuantos otorgan las instituciones europeas. Los socialistas y los Verdes propusieron a 11 mujeres afganas que lucharon por sus derechos en su país; el Partido Popular Europeo (PPE) apostó, en cambio, por el opositor ruso encarcelado Alekséi Navalni.
Vox, que está integrado en el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, convenció a los diputados con los que comparte bancada de que respaldaran para el galardón a Jeanine Áñez, que asumió en noviembre de 2019 la presidencia de Bolivia después de que el Ejército forzara la renuncia de Evo Morales elegido democráticamente. El presidente Donald Trump aplaudió la decisión de Áñez. Una mayoría de politólogos y profesores de relaciones internacionales consultados entonces por la BBC opinaron, sin embargo, que se había producido un golpe de Estado.
Áñez ordenó también en diciembre de 2019 la expulsión de la número dos de la Embajada de España en La Paz y del cónsul porque habían visitado la Embajada de México donde estaban refugiados varios partidarios del presidente depuesto Evo Morales que esperaban poder salir del país. La expresidenta cumple condena desde marzo pasado por “terrorismo, sedición, conspiración” y “participación en un golpe de Estado”.
Hemos aplicado la Convención de Viena, ante los hechos sucedidos en días pasados en la Embajada de Mexico y declaramos personas no gratas a la Embajadora de de México, a la Encargada de Negocios de España y al Cónsul de dicho país. pic.twitter.com/LffQHo5tOW
— Jeanine Añez Chavez (@JeanineAnez) December 30, 2019
Miguel Urban, coordinador de derechos humanos del grupo de la Izquierda Unitaria Europea, en el que están integrados Podemos y Bildu, presentó la candidatura de Sultana Khaya, defensora de los derechos humanos en el Sáhara Occidental sometida a un arresto domiciliario, sin orden judicial, desde hace casi un año. La activista denunció en mayo pasado, a través de un vídeo, que ella y su hermana Azza fueron violadas con palos y tubos por las fuerzas de seguridad marroquíes y que su madre, de 84 años, fue también víctima de agresiones. Khaya preside desde Bojador (Sáhara) la Liga Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos.
Los 90 eurodiputados que integran las comisiones de Asuntos Exteriores y de Desarrollo deben elegir, en una primera votación, a los tres nominados al premio Sakharov que son a continuación invitados a Bruselas y homenajeados por la institución. El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, y los presidentes de los grupos parlamentarios designarán a continuación, el 20 de octubre, quién de los tres finalistas obtendrá el galardón que le será entregado en diciembre.
Se produjo un empate entre Jeanine Áñez y Sultana Khaya y fue necesaria una segunda vuelta
En la primera votación que se produjo el jueves, las mujeres afganas y el opositor Navalni fueron elegidos finalistas, pero se produjo un empate entre Jeanine Áñez y Sultana Khaya por lo que fue necesario celebrar una segunda vuelta para designar al tercer finalista. Lo lógico es que el conjunto de la izquierda, desde los socialistas hasta los Verdes pasando por Podemos y sus aliados, hubiese respaldado a Khaya y esta fuese la tercera nominada al premio.
La dirección socialista quiso a toda costa evitarlo y lo logró. “(...) Por razones tácticas, para incrementar las posibilidades de nuestra candidatura en la votación final, se les pide que apoyen al candidato de Conservadores y Reformistas Europeos ahora en la segunda ronda”, ordenó en un correo urgente Tonino Picula, exministro socialista de Exteriores de Croacia, a los eurodiputados de su grupo.
Picula indicó en el encabezamiento que enviaba su correo en nombre de Pedro Marqués, diputado portugués y vicepresidente del grupo socialista con gran dedicación en el Parlamento Europeo a las relaciones entre la UE y el Magreb. Es improbable que Marqués tomase tal decisión sin el visto bueno de su jefa, la presidenta del grupo socialista en Bruselas, la española Iratxe García. Preguntada por correo electrónico si avalaba la orden dada por Marqués, Iratxe García no contestó. Rosa Sivianes, responsable de comunicación de la delegación socialista española, confirmó la existencia del correo de Picula, pero aseguró que la presidenta del grupo “no estaba en el tema”.
El correo del croata Picula, que ha circulado profusamente más allá de las filas socialistas, suscitó cierto malestar entre sus destinatarios. Aun así y pese a que el voto es secreto, acataron la orden recibida. Por eso, en segunda vuelta la tercera nominada fue la boliviana Jeanine Áñez y no la saharaui Sultana Khaya.
Lo más probable es que la decisión del grupo socialista europeo, que encabeza Iratxe García, de respaldar el jueves a Jeanine Áñez haya sido tomada tras consultar al Ministerio de Asuntos Exteriores de España que se esfuerza por normalizar la relación con Marruecos después de que este país desencadenase, el 10 de diciembre, una crisis cancelando la cumbre bilateral de los dos gobiernos prevista para el 17 de ese mismo mes.
El voto socialista en contra de Sultana Khaya es una de tantas concesiones hechas estos últimos meses para favorecer esa reconciliación. Hubo otras muchas desde la salida del Gobierno, en julio, de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, hasta el veto, la semana pasada, para que un equipo de RTVE viajase a los campamentos de refugiados saharauis para participar en una entrevista colectiva a Brahim Ghali, el líder del Frente Polisario que estuvo ingresado en primavera en un hospital de Logroño.
Hubo un tiempo, cuando se constituyó en 2019 el Parlamento Europeo, en el que el PSOE hablaba de la necesidad de imponer a Vox un "cordón sanitario". Luchó, por ejemplo, a brazo partido para que sus representantes no obtuvieran ningún cargo en la institución aunque fracasó cuando se trató de elegir a una vicepresidenta de la comisión de Agricultura.