Ayuso llega en son de paz a Valencia y Casado cuenta con zanjar el debate del liderazgo
La madrileña escenificará su apoyo total al líder de los populares para llegar a la Moncloa. La cúpula del PP busca la foto de la unidad de presidentes tras la crisis convulsa de Madrid
El cierre de la convención nacional del PP será este domingo en Valencia, pero el plato fuerte del fin de semana llega hoy con la esperada reaparición de Isabel Díaz Ayuso tras su gira por Estados Unidos y la foto de todos los presidentes autonómicos cerrando filas con Pablo Casado. Es la imagen de unidad que tanto ansía Génova desde hace tiempo, a pesar de que en el verano ya hubo alguna similar. Esta, sin embargo, tiene mucha más importancia. Primero, porque pone el broche final a un cónclave que el presidente del partido lanzó (interna y externamente) como punto de partida hacia las próximas generales y, segundo, porque se producirá tras la pugna abierta por el control del PP de Madrid que casi abre una crisis sin retorno.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, anuncian en su entorno, llega en son de paz a la capital valenciana y dispuesta a visualizar un apoyo total a Casado. A pesar de los rifirrafes entre su equipo y el de Génova, la jefa del Gobierno madrileño insistirá en que la única alternativa sólida al Ejecutivo de Pedro Sánchez la representa el líder de su partido. “Aportaré mi granito de arena en la convención. Es un momento único para llegar a la Moncloa y cambiar las cosas”, explicó hace días desde Estados Unidos.
También está previsto que durante su intervención, compartida con el resto de presidentes autonómicos a partir de la una de la tarde, aborde los motivos que la llevaron a su arrolladora victoria del 4-M y que defienda, como es habitual, la necesidad de dar la batalla de las ideas. Sin complejos y sin titubeos. La línea de Ayuso, consideran distintos dirigentes del PP, es muy similar a la mostrada por José María Aznar el jueves en Sevilla. El expresidente dejó claro su respaldo a Casado, “serás el próximo presidente y, además, lo harás bien”, pero no dudó en recetar al líder del PP volver a los debates de las esencias y pelear la batalla cultural contra la izquierda, defendiendo los valores y los principios de la formación conservadora en todos los marcos posibles. “No hay nada peor que los políticos marionetas”, advertía Aznar en la convención.
Como publicó este diario, la intención de Génova siempre fue aplazar el debate sobre el liderazgo del PP de Madrid todo lo posible. O, al menos, hasta después de la convención. Que Ayuso arrancara el curso político con el anuncio de que quiere ponerse al frente del partido desbarató los planes de la cúpula popular y desajustó por completo los tiempos pensados. El malestar fue creciendo con los días, hasta el punto de que Casado trató de frenar a la presidenta regional introduciendo en la pugna al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, sin que él lo hubiera pedido.
El regidor actuó como anfitrión en Madrid el pasado miércoles ante la ausencia de Ayuso y cosechó varias ovaciones del partido. Su equipo más cercano lo entendió como una muestra de apoyo a su figura tras semanas convulsas. Lo que más irrita en Génova desde hace tiempo es la proyección nacional que la presidenta madrileña cultiva cada día. Durante la pandemia fue inevitable: Madrid se convirtió en el modelo opuesto de gestión sanitaria, confrontando directamente con el Gobierno central. En algunos momentos, Ayuso ejerció casi de líder de la oposición frente a Sánchez, o su ministro de Sanidad, Salvador Illa. La popularidad de Ayuso fue en aumento precisamente por sus políticas aperturistas en la pandemia, incluso con las cifras sanitarias más crudas. Después vinieron el adelanto electoral y el éxito del 4 de mayo. Y, a partir de ahí, la molestia en Génova terminó de cuajar.
El viaje a Estados Unidos nunca gustó en la cúpula del PP. Todavía menos al confirmarse que coincidiría de lleno con la semana de la convención de Casado. Ayuso estará en Valencia tras acortar su gira, consciente de que, si no lo hacía, la crisis abierta podría no cerrarse. Génova trató de minimizar su ausencia (también lo ha hecho durante los pasados días), a sabiendas de que la presidenta no podía faltar a la cita de ninguna manera. Como resumen varios dirigentes del PP de Madrid: “Se necesitan mutuamente. Pero Casado la necesita a ella para ganar”.
En la dirección son conscientes de la fortaleza de Ayuso, pero necesitan cortar de raíz el debate de otros liderazgos con ambición nacional. Hace más de un año, en los peores momentos, los fantasmas en torno a Alberto Núñez Feijóo seguían disparados en los debates internos. La renovación orgánica (casi terminada) del partido confirma el poder de la cúpula en los territorios y el liderazgo de Casado en todas las encuestas nacionales desde hace meses le dio la vuelta a la situación.
Los barones denominados moderados cierran filas con Casado sin mayores dudas. La convención ha sido una buena prueba de ello. Ayuso ocupa ahora el otro gran liderazgo en el imaginario colectivo y el entorno más cercano del presidente del partido busca terminar con esa idea. "En Valencia quedará claro y se cerrará el debate", zanjan. Suena más a tregua. Después, la pugna se reabrirá mirando a Madrid y Casado, inevitablemente, tendrá que tomar partido.
Además de la mesa de presidentes autonómicos, este sábado los principales alcaldes del PP también debatirán en otro coloquio, igual que los mandatarios regionales y provinciales. Ya el domingo será el turno del cierre en la plaza de toros de Valencia, tan representativa para los populares, en la que hablará el candidato a la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, con la sombra del posible adelanto electoral sobrevolando. Habrá apoyo de líderes internacionales, como el resto de los días, con el canciller de Austria y el primer ministro de Grecia a la cabeza. Y, para terminar, Casado hará un discurso en el que dará a conocer su hoja de ruta a partir de ahora con un solo objetivo: llegar a la Moncloa.
El cierre de la convención nacional del PP será este domingo en Valencia, pero el plato fuerte del fin de semana llega hoy con la esperada reaparición de Isabel Díaz Ayuso tras su gira por Estados Unidos y la foto de todos los presidentes autonómicos cerrando filas con Pablo Casado. Es la imagen de unidad que tanto ansía Génova desde hace tiempo, a pesar de que en el verano ya hubo alguna similar. Esta, sin embargo, tiene mucha más importancia. Primero, porque pone el broche final a un cónclave que el presidente del partido lanzó (interna y externamente) como punto de partida hacia las próximas generales y, segundo, porque se producirá tras la pugna abierta por el control del PP de Madrid que casi abre una crisis sin retorno.