“Había días con cuatro coches funerarios por el pueblo”

El agujero negro de la mortalidad por covid

El covid ha dejado miles de muertes a su paso, pero el peso de su impacto ha sido distinto a lo largo de toda la geografía española. En este especial lo analizamos municipio a municipio

20 0
Reportaje
María Zuil | Marta Ley | Darío Ojeda
Formato
Laura Martín | Luis Rodríguez

En marzo de 2020, en Escalonilla (Toledo) no pararon de sonar las campanas. Durante varios días, el ruido que salía de la iglesia anunciaba un nuevo fallecido a la vez que el covid nos encerraba a todos en casa. “Fue horrible, horrible”, cuenta todavía con la voz encogida una sanitaria de la localidad. “He trabajado en epidemias de cólera, dengue… y no fue nada comparado con lo que pasó aquí. A día de hoy, cuando me sale alguien positivo, me sigue dando un salto el corazón”.

Este pueblo a media hora de Toledo ha sido uno de los más golpeados por el covid en toda la pandemia. Con cerca de 1.400 habitantes, hay contabilizados 17 fallecidos, uno por cada once personas, aunque extraoficialmente los trabajadores sanitarios cuentan más de una treintena de muertos solo durante la primera ola. “Hubo de todo, gente mayor, joven…”, explica la sanitaria, que prefiere mantenerse en el anonimato.

“Había días que veías a cuatro coches de la funeraria por el pueblo”, recuerda Eugenio, que regenta un bar cerca de la plaza Mayor. “O venía una ambulancia, se los llevaban a Toledo y no les volvías a ver... Los familiares tenían que ir a buscar las cenizas en una caja, porque no se podían hacer funerales, aunque el párroco hizo una cuenta en Facebook para que pudiésemos seguir las ceremonias desde casa. Todo el mundo hizo lo que pudo”.

“Había días que veías a cuatro coches de la funeraria por el pueblo”, recuerda Eugenio, que regenta un bar cerca de la plaza Mayor

Los días previos al contagio masivo en la localidad hubo varios eventos, como la ruta del Puchero, el Día de la Mujer o bailes de jubilados. Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta cómo entró el virus en el pueblo y, por las caras y silencios, muchos no quieren sacar el tema a día de hoy para no avivar resentimientos. “Ha habido mucha polémica con eso y no sirve de nada, porque nadie es culpable de contagiarse”, dice una vecina de la localidad donde todo el mundo ha perdido a familiares, amigos o conocidos.

Unas pancartas conmemoran al pueblo de Escalonilla durante la pandemiaUnas pancartas conmemoran al pueblo de Escalonilla durante la pandemia | Foto: M. Z.

En el cementerio municipal de Olías del Rey, también en Toledo, hay muchas lápidas cuyos decesos datan del último año y medio. Aquí, la mortalidad producida por el covid ha superado la media de fallecidos en cualquier otro año, hasta llegar a los 43 oficiales. “La primera ola golpeó de lleno, ha fallecido mucha gente mayor, mi suegro por ejemplo, y el de mi hija”, cuenta María, una auxiliar de la residencia de ancianos.

En estas calles, donde viven más de 8.000 personas, sigue reinando la incertidumbre en torno a lo que ha pasado en la pandemia, hasta el punto de que unos vecinos creen que ha muerto mucha gente por covid y otros opinan que no han sido “más de uno o dos”.

Sin embargo, a diferencia de Escalonilla, lo que dicen los datos es que las cuatro primeras olas fueron dejando su rastro en la mortalidad de esta localidad. “Esto es prácticamente un barrio de Toledo, estamos a diez minutos en coche, y hay gente que va y viene todos los días, así que incluso cuando estaba el confinamiento, lo traían de fuera”, explica Celia, farmacéutica de Olías del Rey que en los peores días de desabastecimiento fabricó su propio gel hidroalcohólico para poder atender a los clientes con seguridad.

Cementerio de Olías del ReyCementerio de Olías del Rey | Foto: M. Z.

Muchos ni siquiera se atreven todavía a hacer vida normal. “La gente joven se ha relajado, pero los abuelos todavía te piden que les saques el pan a la calle para no entrar en la tienda”, explica Elsa detrás del mostrador de una tienda de alimentación. “Hay mucho miedo y angustia todavía, la gente aún no siente que haya salido de la pandemia”.

Separados por 40 kilómetros, Escalonilla y Olías del Rey tienen en común situarse en el epicentro del agujero negro de la mortalidad. El mapa de los municipios con más fallecidos por coronavirus muestra cómo en el centro de la península y sus alrededores se concentran las tasas más elevadas de decesos por covid-19. El análisis deja fuera todos los pueblos de menos de 1.000 habitantes, ya que el Ministerio de Ciencia e Innovación no ha ofrecido estos datos.

El centro peninsular, entre las zonas más afectadas

La primera víctima mortal oficial de coronavirus en España fue un vecino de L’Eliana (Valencia). Después de él, este municipio ha perdido al menos a otros 25 vecinos a causa del virus, la mayor parte durante la tercera ola, la de después de Navidad. La tasa de mortalidad allí se sitúa en 1,3 por cada 1.000 residentes, ligeramente por debajo de la media nacional.

A tan solo media hora en coche está Quartell, el pueblo con la tasa de fallecidos por coronavirus más elevada del país. Con 1.655 vecinos según el padrón, 33 han sido los que han perdido la vida tras haber dado positivo en covid-19: una relación de casi 20 muertes por cada 1.000 vecinos. Allí, la residencia de ancianos sufrió brotes importantes tanto en la primera como en la tercera ola, informó ‘Levante’.

“La gente joven se ha relajado, pero los abuelos todavía te piden que les saques el pan a la calle para no entrar en la tienda”

Pero el mapa no está completo. De hecho, tres provincias de Castilla y León, Soria, Segovia y Palencia, copan el ranking de regiones con las tasas más altas de mortalidad. Las cifras que da el ministerio, solo para los municipios de más de 1.000 residentes, no permiten conocer cuáles han sido los pueblos más afectados en la mayor parte de este territorio, donde se concentran más localidades pequeñas. Ciudad Real y Toledo son las siguientes que cierran los cinco primeros puestos de esta lista negra.

Las provincias con más fallecidos por Covid-19

A pesar de que los datos oficiales de la primera ola son los más infraestimados, ya que mucha gente murió sin tener un diagnóstico confirmado a través de PCR, en esos primeros meses se registró el número más elevado de muertos.

En el resto de oleadas epidémicas la distribución de los pueblos más afectados fue más desigual. Por ejemplo, en la segunda ola se dieron los peores datos en Falset (Tarragona), Villamañán (León) y O Incio (Lugo). Y la tercera fue más grave en Quartell (Valencia), Belchite (Zaragoza) y Barx (Valencia). La Comunidad Valenciana fue de las más castigadas después de Navidad, y los datos del ministerio dibujan un mapa más oscuro en esta zona durante ese periodo. De hecho, entre las ciudades de más de 50.000 habitantes, Alcoi tiene el peor dato del país: 231 decesos en total, 79 en la primera ola y 136 en la tercera. En total, 3,8 fallecidos por cada 1.000. Le siguen Leganés (Madrid), Talavera de la Reina (Toledo) y Ciudad Real. Madrid, por su parte, se encuentra en undécimo lugar entre las grandes ciudades más afectadas.

“En la primera ola, todos los fallecidos sucedieron en una residencia. Entró el virus y se contagiaron todos los residentes”, explica Antonio Alfonso Francés, alcalde de Alcoi. La tercera ola sí se extendió por toda la comarca, llevándose también a gente joven y subiendo la incidencia hasta los 3.000 contagios. “Ha sido muy duro porque todos hemos perdido a alguien”, comenta el regidor de la localidad donde desde el año pasado un monolito recuerda a las víctimas del covid en uno de sus parques.

“Aquí fue todo por las dos residencias de ancianos que hay en el municipio, así que no te podemos decir nada más”

Si bajamos el listón hasta los municipios de más de 25.000 residentes, Alcázar de San Juan y Tomelloso, ambas en Ciudad Real, son las localidades menos favorecidas. Muchos alcaldes han declinado hacer declaraciones para este artículo, temiendo que se culpe a su gestión por las muertes. “Aquí fue todo por las dos residencias de ancianos que hay en el municipio, así que no te podemos decir nada más”, apuntan desde el consistorio de Lagartera (Toledo), otro pueblo del agujero negro de la mortalidad.

Muertes por covid-19 en municipios de más de 25.000 hab.

Otra forma de medir el impacto del coronavirus en la mortalidad de los municipios consiste en comparar los fallecidos por el virus con el número de personas que muere habitualmente en un año. En Zaratán (Valladolid) morían cada año unas 28 personas, mientras que el covid se ha llevado a 40 vecinos. También en El Palmar de Troya (Sevilla), Olías del Rey (Toledo), Pantoja (Toledo), Quartell (Valencia), Poblete (Ciudad Real) y Els Pallaresos (Tarragona) el peso de los fallecidos por covid entre marzo de 2020 y julio de 2021 ha sido superior al total de muertos habituales en un año, según la media de 2015 a 2019. Esta semana se supo que el municipio sevillano cuenta con el porcentaje más bajo de población diana vacunada en Andalucía, poco más del 50%. “No sabemos qué ha podido fallar”, dijo su alcalde en declaraciones recogidas por el ‘Diario de Sevilla’.

Mucho mejor ha ido en los 292 municipios que no han registrado ninguna víctima entre las confirmadas por prueba diagnóstica. Entre los diez con más habitantes, todos excepto Masquefa (Barcelona) están en Canarias o Baleares, comunidades que han sorteado mejor la pandemia. Destacan los casos de La Oliva (Las Palmas) y Alcúdia (Islas Baleares), donde residen más de 20.000 habitantes. En total, en todos los pueblos donde no se atribuye al covid-19 ninguna defunción por parte del ministerio residen más de 632.000 personas.

Si se contrasta la información del municipio canario con la que ofrece la consejería de sanidad allí, la cifra total de fallecidos en La Oliva asciende a tres. Esta diferencia puede responder a que los datos regionales están más actualizados y en el archipiélago la quinta ola ha sido de las peores.

Los muertos que no se cuentan

La información facilitada por el Ministerio de Ciencia e Innovación a El Confidencial cuantifica en 81.792 los fallecimientos por covid-19 entre el 13 de febrero de 2020, cuando se produjo el primero en España, y el 28 de julio de 2021, última fecha recogida. Desde la elaboración de la respuesta hasta ahora, la cifra ha aumentado, algo habitual debido al retraso de la notificación de las muertes durante de la pandemia. De todos los datos generados por la crisis sanitaria, el de los decesos es el que más tarda en consolidarse. Según la información extraída de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) el 21 de septiembre por el Instituto de Salud Carlos III, la cifra de muertes hasta el 28 de julio es de 83.302, 1.510 más de la que recogía la respuesta del ministerio.

Aunque para cada caso los servicios de salud pública regionales deben rellenar una ficha que recoge varios datos de localización (comunidad, provincia, municipio y código postal), no todos los fallecimientos tienen asignado un municipio. De las 81.792 muertes analizadas, 5.324 no disponen de esa información. Además, alegando motivos de privacidad, el ministerio solo facilita esos datos para los municipios con más de 1.000 habitantes (en ellos reside el 97% de la población). Eso deja fuera otras 3.046 muertes. Por tanto, son 73.422 fallecimientos, un 89,8% del total, los que tiene asignado el municipio.

Ninguna de las dos cifras, tampoco el total de 86.185 del informe del ministerio del jueves, refleja con certeza el impacto de la pandemia en la mortalidad. La estadística oficial deja fuera a personas que han fallecido por covid-19 pero que no tuvieron un diagnóstico que lo confirmara. Eso sucedió, sobre todo, en la primera ola, cuando se detectaba apenas un 10% de todos los casos, según permitió conocer el estudio de seroprevalencia.

Exceso de mortalidad durante la pandemia

Un ejemplo de la discrepancia entre las cifras. Según los datos notificados por las comunidades autónomas, hasta el 31 de mayo de 2020 habían muerto en España 29.164 personas por covid-19. Sin embargo, la estadística de defunciones según la causa de muerte que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) elevó el número a 45.684 fallecimientos (32.652 con diagnóstico confirmado y 13.032 con covid-19 sospechoso). Solo sumando esa cifra a las muertes confirmadas desde el 1 de junio de 2020 (más de 56.000), el número de fallecidos supera los 100.000.

Otro dato que permite acercarse a la cifra real de muertes provocadas por el coronavirus es el del exceso de mortalidad. Según la estadística de muertes semanales publicada por el INE, en 2020 fallecieron en España 79.000 personas más que en la media de los cinco años anteriores a la pandemia (2014-2019). En lo que va de 2021, esa diferencia es de 22.000 fallecimientos más. Sumadas, de nuevo vuelven a superar la cifra oficial.

La estadística oficial deja fuera a personas que han fallecido por covid-19 pero que no tuvieron un diagnóstico que lo confirmara

Aunque no se puede atribuir al covid-19 todo ese exceso, gran parte sí es consecuencia del virus. La pandemia también ha provocado una saturación de los servicios médicos que lleva a un infradiagnóstico de otras enfermedades por las que ha habido muchos fallecimientos en 2020 y 2021.

La mayor detección hace ahora que el número de muertes por coronavirus sea ahora incluso superior al exceso de mortalidad total. Entre enero y agosto de este año, el número de muertes confirmadas eran 30.772 (datos extraídos de RENAVE el 21 de septiembre), muy por encima del exceso de mortalidad: en ese mismo período había unas 22.000 personas más que el promedio de 2015-2019.

Las zonas más envejecidas

No es nuevo que los contagios se han repartido de forma desigual por el territorio. Y también se sabe que los mayores han sido los más vulnerables ante el virus: casi 54.000 de las más de 86.000 muertes oficiales, el 63% de todas contabilizadas por Sanidad, tenía más de 80 años.

Sin embargo, los municipios con más fallecidos por habitante no coinciden con los que tienen poblaciones más envejecidas. La relación entre municipios con más gente mayor y la mortalidad por todas las causas en el periodo de 2015 a 2019 es evidente: a más población mayor, más tasa de fallecimientos. Pero esto no se da con la tasa de fallecidos por coronavirus. Al final, es más determinante la expansión del virus que la pirámide poblacional. Esto no quita que los más afectados en cada pueblo sí hayan sido los mayores.

Los pueblos más envejecidos no son los más afectados

Por ejemplo, en Navia de Suarna (Lugo), el 47% de los vecinos superan los 65 años, pero la localidad es una de las que no han registrado ningún muerto por coronavirus diagnosticado. Y entre los 25 municipios más envejecidos analizados, 20 pertenecen a la provincia de Ourense, una de las que cuenta con una tasa promedio de fallecidos más baja del país.

Por qué tenemos esta información

El 15 de noviembre de 2020, El Confidencial solicitó al Ministerio de Sanidad conocer el número de fallecidos por coronavirus según municipio de residencia y fecha. Tres meses después, el 26 de febrero, el organismo indicó que la información no podía ser entregada “porque sería necesario realizar un informe ex profeso”.

La semana siguiente, ’eldiario.es’ publicó el primer mapa de mortalidad por coronavirus en cada municipio de más de 500 habitantes. También en este caso la información había sido obtenida después de hacer una solicitud de información en septiembre, a través de la Ley de Transparencia, y que tuvo que ser reclamada después de que Sanidad alegase que tendría que reelaborar la información.

Tras la reclamación interpuesta por El Confidencial, en la que además se indicó que esta información ya había sido proporcionada a otro medio de comunicación, Sanidad alegó que la información de la RENAVE no está gestionada por el Ministerio de Sanidad, sino que pertenece al Centro Nacional de Epidemiología (CNE), dependiente de Ciencia e Innovación. Y que por ello no se habían facilitado los datos.

Pero el criterio del Consejo de Transparencia es claro: si la administración conoce quién tiene los datos, tal y como insistió el ministerio como argumento en su defensa, debe redirigir la solicitud al organismo correspondiente y no denegar la información. Así, el Consejo instó a Sanidad a remitir la solicitud al CNE, por lo que el proceso se reinició el 27 de julio de 2021.

Cerca de cumplirse el plazo máximo para dar respuesta a la solicitud, se comunicó a El Confidencial el aplazamiento de un mes más amparándose en que el volumen o la complejidad de la información lo hacían necesario. Al fin, el 17 de septiembre de 2021, la información solicitada fue entregada a este diario.

Según consta en la documentación adjunta, los datos fueron extraídos del sistema a fecha de 24 de agosto y se incluye la información desde el comienzo de la pandemia hasta el 28 de julio, por lo que las víctimas mortales de la quinta ola están infrarrepresentadas. Los fallecimientos están atribuidos al municipio de residencia del afectado excluyendo los de menos de 1.000 habitantes para “respetar la ley de protección de datos”. En la anterior ocasión citada, el mismo organismo dio a eldiario.es los datos para municipios de más de 500.

Las defunciones están según fecha de defunción o en su defecto, de diagnóstico o de inicio de síntomas. La atribución a cada una de las olas epidémicas se ha hecho siguiendo el criterio del Instituto de Salud Carlos III, que tiene en cuenta los puntos de inflexión en la incidencia para determinar el principio y el final de cada periodo.