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Sánchez y Aragonès se conjuran para aislar su pacto del destino judicial de Puigdemont
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REAFIRMAN LA HOJA DE RUTA TRAZADA

Sánchez y Aragonès se conjuran para aislar su pacto del destino judicial de Puigdemont

El principal escollo para el Gobierno es que se retrase la tramitación de los Presupuestos. Moncloa pierde el manejo de los tiempos, pero mantiene la confianza en contar con ERC

Foto: Pedro Sánchez y Pere Aragonès, en Barcelona. (EFE)
Pedro Sánchez y Pere Aragonès, en Barcelona. (EFE)
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El Gobierno y el Govern se han comprometido a salvaguardar su estrategia negociadora del destino judicial del 'expresident' Carles Puigdemont, quien declarará el próximo 4 de octubre después de que este viernes el Tribunal de Apelación de Sassari decretase su puesta en libertad sin medidas cautelares. Los equipos de Moncloa y de la Generalitat han estado en contacto durante las últimas horas, ratificando su voluntad de seguir apostando por la vía del diálogo. El objetivo es aislar su acuerdo político de cualquier injerencia, manteniendo la mesa de diálogo como el pegamento para la estabilidad mutua.

Desde el Gobierno confían en que el 'president' Pere Aragonès no ceda ante las presiones de sus socios de JxCAT para que rectifique y descarte su hoja de ruta más posibilista y pragmática. Sin embargo se reconocen las complicaciones, trasladadas desde ERC, y la impredecibilidad del independentismo. El principal escollo para Pedro Sánchez y la preocupación de Moncloa es que se trastoque el calendario previsto para sacar adelante los Presupuestos del próximo año. El Ejecutivo pierde el manejo de los tiempos, aunque sigue confiando en que saldrán adelante y en que los republicanos priorizarán la recuperación económica para la salida de la pandemia frente a la situación judicial a la que finalmente se vea sometido el 'expresident' de la Generalitat.

Al margen de la decisión que acabe adoptando la justicia italiana, el tiempo durante el que se prolongue el proceso, unas dos semanas según prevé su defensa, no será un contexto propicio para avanzar en negociaciones con los republicanos. Aragonès está obligado a cerrar filas con los posconvergentes y escenificar unidad tras semanas de desencuentros en el seno del Govern, desde la ampliación de El Prat hasta la propia mesa de diálogo.

Foto: Carles Puigdemont. (Getty)

La señal es el compromiso a futuro de no recular en el camino trazado, pero el ruido pasará por centrar los mensajes en la "represión", persistiendo con más rotundidad en el discurso monotemático de "amnistía y autodeterminación". Por ejemplo, se dejarán por unos días las conversaciones que se mantenían sobre la nueva Ley del Audiovisual y otros proyectos. Por ahora se aparca todo para que los radicales próximos a Puigdemont, que ya han comenzado a culpar a Aragonès en las redes sociales de lo sucedido, no vayan a más.

"Esperamos coherencia con la línea iniciada" en la última reunión de la mesa de diálogo, la celebrada el pasado 15 septiembre, explican fuentes socialistas que no contemplan otro escenario distinto al de apostar por esta vía. En el encuentro en el Palau de la Generalitat, Sánchez y Aragonès pactaron ganar tiempo cerrando la puerta a un choque institucional, atando los destinos de sus gobiernos. El presidente del Ejecutivo reconoció las dificultades por la situación de partida, con posiciones "muy alejadas", rechazando ponerse plazos para la consecución de resultados.

Una vía de diálogo "sin prisas, sin pausa y sin plazos". Con todo, la convalidación de los Presupuestos sí que está sujeta a un calendario. El Ejecutivo quiere aprobarlos "en tiempo y forma" para acelerar la recuperación económica agilizando la distribución de los fondos europeos. Las previsiones esta semana pasaban por aprobar las cuentas en el Consejo de Ministros como muy tarde el próximo 5 de octubre, para inmediatamente después iniciar su tramitación en el Congreso.

El proceso contra Puigdemont ha añadido incertidumbre a la legislatura, pero Sánchez y Aragonès se han conjurado para minimizarla

El proceso judicial contra Puigdemont ha añadido incertidumbre a la legislatura, pero Sánchez y Aragonès se han conjurado para minimizarla. "Siempre podemos encontrarnos obstáculos, pero tenemos que conjurarnos para superarlos", aseguró el 'president' de la Generalitat durante una comparecencia este viernes, al mismo tiempo que remarcaba su apuesta por el diálogo. Lo hacía unos minutos después de que Pedro Sánchez abordase la situación en términos similares, aprovechando una comparecencia institucional prevista en La Palma: "Hoy más que nunca, es importante reivindicar la importancia de seguir impulsando el diálogo de Cataluña con el resto de España y también entre catalanes y catalanas".

Dos mensajes que fueron precedidos de contactos entre sus respectivos gabinetes. En ambos casos alejados de cualquier pretensión de ruptura, aun reconociendo las dificultades. Se confía así en que la situación generada en las últimas horas, y a la espera de su desenlace, no cercene la voluntad de buscar vías de encuentro, aunque ralentice el proceso de diálogo y con ello la tramitación de los Presupuestos.

"No hay que especular con el futuro", respondió Aragonès con todos los miembros de su Gobierno tras él cuando se le preguntó si la detención en Cerdeña torpedeaba la mesa de diálogo. Acto seguido cogió un avión con el vicepresidente, Jordi Puigneró (JxCAT), para trasladarse a la isla italiana y mostrar su apoyo a Puigdemont. Por tanto, gesticulación de forma y prudencia de fondo para que el diálogo con el Gobierno central no se vaya a al traste.

Foto: Foto: EFE.
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Aragonès le dio la vuelta a la tortilla y volvió a mostrar una imagen de unidad de su Gobierno en medio de esta nueva crisis, pese a que ningún miembro de ERC acudió a la concentración convocada por la mañana ante el consulado italiano en Barcelona, que reunió a unos pocos centenares de personas. Y aunque el Consell per la República ha convocado una nueva manifestación para este domingo a las 12.00, todavía no se sabe si los republicanos acudirán.

El problema de fondo es que JxCAT y Waterloo llevan años explicando que cualquier victoria jurídica es también una victoria política. Esta confusión entres sus bases hace que cualquier revés en los tribunales se convierta a su vez en una derrota política. Y ahora precisamente lo que pretenden Aragonès y Sánchez es blindar sus conversaciones de esta dinámica, protegerse de los vaivenes de las batallas judiciales.

La Moncloa y la presidencia de la Generalitat se alinean así para preservar la vía de diálogo abierta y blindarla ante las diversas sacudidas derivadas de las peripecias legales de Carles Puigdemont y su entorno. El margen del Ejecutivo para influir en este tipo de procesos es limitado y la capacidad de maniobra de los de Aragonès para atemperar los estados de ánimo en Waterloo resulta muy escaso. Por eso se quiere defender el activo político a medio plazo y no dejarse llevar por las pasiones del momento, según apuntan fuentes de la propia Generalitat.

El Gobierno y el Govern se han comprometido a salvaguardar su estrategia negociadora del destino judicial del 'expresident' Carles Puigdemont, quien declarará el próximo 4 de octubre después de que este viernes el Tribunal de Apelación de Sassari decretase su puesta en libertad sin medidas cautelares. Los equipos de Moncloa y de la Generalitat han estado en contacto durante las últimas horas, ratificando su voluntad de seguir apostando por la vía del diálogo. El objetivo es aislar su acuerdo político de cualquier injerencia, manteniendo la mesa de diálogo como el pegamento para la estabilidad mutua.

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