Once horas con 34 pájaros en la maleta: el caso del español buscado por tráfico de aves

La Audiencia Nacional acoge este jueves una vista de extradición que en España ha pasado desapercibida, pero mantiene en vilo a las autoridades de Perú. Su protagonista es Alberto Sierra Oliván, el presidente de la rama riojana de la Federación Ornitológica Cultural Deportiva de España. Él dice que solo es un criador de aves silvestres, pero la Justicia peruana le tiene por uno de los mayores traficantes del mundo de un negocio que mueve millones en todo el planeta. La Fiscalía española, sin embargo, se opone a su entrega.

“Hay cosas más importantes que eso. Las cosas no son como se ponen”, dice este riojano de 53 años, reacio inicialmente a contar su historia a El Confidencial. Su trayectoria relata varias condenas y detenciones. La primera tuvo lugar en 2016 en el aeropuerto Jorge Chávez de Lima. “La primera vez sí, me arriesgué, me pillaron y pagué mi multa. Pagué creo que eran 5.000 soles. Me parece que son mil y pico de euros”, admite. Iba junto a otra persona llamada Ramón García al que dice conocer desde hace 30 años. “Del tema de los pájaros”, asegura.

Llevaban las aves metidas en unas precarias cajas dentro de las maletas. Así pensaban ocultarlas hasta Madrid a lo largo de un viaje de avión que dura más de 11 horas. “Iban todas en un canuto, pero sin patas atadas ni nada. La tontería... Como ha habido mucha gente que lo ha hecho muchas veces...”, se justifica este directivo de la federación de ornitología. Cuando les revisaron el equipaje, les encontraron varias aves conocidas como 'gallitos de las rocas'. Son originales de Perú y están en peligro de extinción. Se le acusó de un delito contra los recursos naturales y tráfico ilegal de especies silvestres, recogido en el artículo 308 del Código Penal peruano.

Una breve consulta a los medios de comunicación locales le muestran a él y su amigo en las dependencias del aeropuerto tras su arresto, con sus bártulos encima de una mesa. Es habitual en algunos países que las autoridades policiales y judiciales fotografíen a los detenidos minutos después de ser descubiertos, aún con el gesto de culpabilidad en el rostro. Sierra Oliván luce una camisa de manga corta y barba. Posa serio con las manos a la espalda mirando a la cámara. Se sometió a un proceso rápido y se le impusieron “dos años y medio” de condena que quedó suspendida. No tuvo que entrar en prisión, pero sí le obligaron a pagar los 5.000 soles, unos 1.000 euros, entre él y su amigo.

"No tiene que ver con la realidad. La segunda vez no me pillaron con nada. Me la metieron doblada, alguien que se llamaba igual que yo"

Solo dos meses después, le volvieron a sorprender en el mismo aeropuerto repitiendo la operativa. Según los medios locales, en esa ocasión trataba de sacar del país decenas de pájaros entre tucanes y aves violeta. Esta es la causa por la que ahora le reclama Perú para ser juzgado, pero el directivo ornitológico dice a este periódico que esa segunda acusación es una estafa. Lo explica así: “No tiene nada que ver con la realidad. La segunda vez a mí no me pillaron con nada. Me la metieron doblada, alguien que se llamaba igual que yo. Yo estaba en el aeropuerto y marchaba para España. No tengo nada que ver, no traía nada. Que pillaron al lado mío, pero a mí no me pillaron con ningún pájaro ni nada”.

Volvió a verse en problemas con la Justicia en 2017 cuando la Guardia Civil le arrestó en el marco de la operación Suzaku. Debe su nombre a un ave de la mitología china que se asemeja a un Fénix. “Fui detenido por la Guardia Civil, pero hace tiempo”, dice Sierra Oliván. Alega que apenas pasó una noche en el calabozo y después se marchó a casa. El Instituto Armado informó del operativo mediante una nota de prensa. Daba cuenta del arresto de hasta 29 personas “pertenecientes a una organización internacional dedicada al comercio ilegal de especies de aves”.

Él niega los hechos. Dice que las aves son “un 'hobby”. Que tiene cuatro periquitos, cuatro canarios, cuatro silvestres y cuatro gallinas, y que no sabe qué precio tienen en el mercado ilegal porque no se dedica a eso. “La organización contaba con una red de operadores que, mediante el empleo de mulas, transportaban aves de multitud de especies a España desde diferentes puntos de África e Iberoamérica. Se ha calculado que la organización podría haber obtenido unos beneficios superiores al medio millón de euros”, informaba la nota de la Guardia Civil.

Aún fue condenado una vez más, en este caso por falsificar un documento oficial, según la sentencia de la Audiencia Provincial de Logroño a la que ha tenido acceso este periódico. Le impusieron tres años de cárcel. Además de directivo en la Federación Ornitológica, Sierra Oliván es guarda de caza. Según el relato de hechos probados de la sentencia, usó un formulario al que no debía tener acceso para multar a un cazador en 2011. Él alega que esa condena fue recurrida ante el Tribunal Supremo y le dio la razón, por lo que evitó de nuevo el ingreso en prisión.

La Fiscalía recuerda que ya se rechazó la extradición de Sierra cuando se vio envuelto en la importación de la especie rupícola peruviana

Este jueves se verá de nuevo ante la Justicia, en este caso la Audiencia Nacional, por la petición de extradición cursada por Perú. La Fiscalía se opone a la entrega invocando el principio de la no entrega potestativa de los nacionales. De esta forma, el Ministerio Fiscal propone que sea juzgado en España, dado que el detenido "tiene nacionalidad española de origen, arraigo en España" y ha estado "siempre a disposición del tribunal".

De la misma forma, la Fiscalía recuerda que ya se ha rechazado previamente la extradición de Sierra. Concretamente, cuando este se vio envuelto en la importación de la especie rupícola peruviana, conocida como el gallito de las rocas, un animal protegido por la legislación peruana, pero que no estaba incluido en la española.

Así, el Ministerio Fiscal explica que, en España, las aves con las que traficaba Sierra no están protegidas, por lo que no puede ser juzgado por un delito de tráfico ilegal de especies. Conforme a la legislación española, Sierra tampoco habría cometido un delito de contrabando, puesto que el total de todos los animales no supera los 50.000 euros que trazan "la frontera entre el delito aduanero y la mera infracción administrativa".

Sierra fue detenido en septiembre de 2019 en Logroño por agentes de la Guardia Civil en cumplimiento de una orden internacional de detención que se basaba, precisamente, en la adquisición, transporte y entrega de esas mismas aves con la finalidad de su exportación a España.

Su detención se enmarcaba dentro de las actividades específicas para la reducción de los delitos contra la fauna y destrucción de hábitat previstas por el Proyecto LIFE Guardianes de la Naturaleza contra el crimen ambiental, financiado por la Unión Europea, y en el Plan de Acción español contra el tráfico ilegal y el furtivismo internacional de especies silvestres (Plan TIFIES).

Los organismos internacionales advierten de la peligrosidad de este tipo de delincuencia, también desde el punto de vista de la salud. Cuando la pandemia de covid ha evidenciado la vulnerabilidad del planeta, el tráfico de animales silvestres sin el tratamiento adecuado puede ser un foco de transmisión de enfermedades. Un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito se basaba en los datos de 180.000 confiscaciones de animales silvestres para determinar que es un negocio global en el que se han identificado traficantes de hasta 150 nacionalidades diferentes.