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Por qué todos quieren hacer FP: un 51% más de alumnos, pero sin suficientes plazas
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CRECE LA OFERTA PRIVADA

Por qué todos quieren hacer FP: un 51% más de alumnos, pero sin suficientes plazas

La mejor inserción laboral y la orientación práctica de sus grados son clave para despertar cada vez más interés a la hora de continuar el itinerario formativo

Foto: Alumnos de la FP de automoción. (EFE)
Alumnos de la FP de automoción. (EFE)
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Ana* se plantó a las nueve de la mañana del pasado domingo en la puerta de un instituto de Fuenlabrada (sur de Madrid). Allí comió, cenó y durmió viendo cómo un goteo de personas iba formando una fila cada vez más larga con el mismo propósito que ella: conseguir una de las codiciadas plazas para estudiar un ciclo de Formación Profesional.

“No tenía otra opción si quería entrar a Prótesis Dental. Solo quedaban tres vacantes y si no me quedaba fuera, porque únicamente hay dos centros públicos en todo Madrid que lo impartan”, cuenta al teléfono a este diario. Tan solo tenía por delante a una chica que llegó a las seis de la mañana del domingo para apuntarse a Nutrición, por lo que el lunes a las 10:00, cuando abrió el centro, fue una de las agraciadas frente al centenar de personas que se fueron con cara de derrota: "La gente se iba llorando... Es duro, porque no puedes hacer nada más. Conseguir plaza es una guerra".

La inserción laboral y el mayor contenido práctico son clave para el aumento de la demanda

Las colas kilométricas a principios de septiembre para conseguir alguna de las vacantes en Formación Profesional son una estampa cada vez más habitual. Paulatinamente, año a año, la oferta de formación se ha ido alejando de una demanda creciente, que busca en estos programas una mayor practicidad y, sobre todo, una mejor inserción laboral. Este año, CCOO calcula que casi 18.000 alumnos se han quedado sin plaza para un grado superior en Madrid, más de los que sí la han conseguido, unos 15.000. La falta de plazas es menos acuciante que en los grados medios, donde se han quedado fuera 7.000 de 23.000 solicitantes. En el caso de Cataluña, no ha habido hueco para 14.000 estudiantes tras completarse las 60.000 disponibles.

“Los centros no están preparados para absorber el alumnado previsto con el incremento de ratios que se aplicará este curso a 33 alumnos por grupo, no hay suficiente profesorado y tienen que ampliarse dotaciones de equipos y ordenadores, por ejemplo”, explica Rodrigo Plaza, responsable de Formación Profesional de la Federación de Educación de CCOO en Cataluña. “Lo que ha pasado tradicionalmente es que no se cubre la totalidad de la demanda con la programación de oferta pública y el alumnado se deriva a los centros privados y a distancia”.

En la última década, el número de alumnos que estudian algún tipo de Formación Profesional no universitaria ha subido, de media, un 51%. Por tipología, se reparte en un 24% en el caso de los grados medios y un 82% para los superiores, según datos extraídos de las estadísticas del Ministerio de Educación. El motivo principal está en las perspectivas de conseguir trabajo con este tipo de formación, que ofrece ahora mismo mejores tasas de demanda laboral que la universidad: un 42,2% frente al 38,5%. Además, la tasa de desempleo de un graduado superior es del 12,6% —un 16% en el grado medio—, la mitad de lo que representa el paro juvenil en toda España (en torno al 30%). Entre los ciclos con mejores tasas de inserción laboral está el de técnico de Emergencias sanitarias (91%), en Carrocería (88%) o Mantenimiento electromecánico (87,5%), según datos del INE de 2019 sobre los graduados en el curso 2013-14.

Sube la FP a distancia

Ante la falta de plazas presenciales, la educación a distancia se ha convertido en la tercera vía para poder seguir el itinerario de la educación superior. Este tipo de inscripciones ha subido un 30% para el grado medio y un 45% para el superior en centros de titularidad privada, según datos de CCOO. “Se está abusando de la modalidad a distancia y hay grados donde la presencialidad es necesaria. No se puede dar todo 'online', salvo las prácticas, en electricidad o en cuidados de enfermería, por ejemplo. Hace falta una regulación”, apunta Plaza. “Además, en el grado medio a distancia hay otro problema: un porcentaje muy elevado del alumnado está en una edad mayor a la que corresponde por anteriores repeticiones y se corre el riesgo de abandono del sistema educativo o de que no puedan seguir las clases por la brecha digital. Lo que pasa es que no hay ninguna evaluación de la calidad de este sistema, aunque lleve tiempo funcionando”.

"Se está abusando de la modalidad a distancia y hay grados donde la presencialidad es necesaria"

El interés por unos u otros grados varía mucho en cada momento. Ahora mismo, los relacionados con la Sanidad gozan de más popularidad en un contexto de pandemia y de alta demanda de este perfil. Según los últimos datos consolidados, pertenecientes al curso 2019-20, el número de alumnos en esta área ha subido un 59% entre ciclos medios y superiores. Los primeros en el 'ranking' son los relacionados con energía y agua, que han crecido un 473% (aunque con menos números absolutos), y las industrias alimentarias (403%), seguidos de textil, confección y piel (196%).

“A veces, depende mucho de cuestiones como lo que esté de moda en la televisión en ese momento. Cuando hay programas de cocina, por ejemplo, todos quieren meterse a grados de hostelería, y cuando es de periodismo, a Imagen y sonido. Sin embargo, hay otros menos conocidos que tienen mejor inserción laboral”, explica Antonio Labanda, psicólogo educativo y orientador en Educación Secundaria. “Por eso hace falta reforzar la orientación en los institutos, porque es un proceso de madurez vocacional y es importante acompañarles. Me encuentro a gente que quiere hacer Derecho, pero se mete a una FP de Física y Química porque se le da bien. Hay que orientarles sobre cuál quieren que sea su modelo de vida. Y que no acaben en Bachillerato si su meta no va por ahí”.

“El 50% de los alumnos que se meten a Ingeniería informática lo deja en el primer año de carrera y se va a un grado superior. Creen que es jugar con ordenadores y cuando ven que es todo matemáticas se dan cuenta de que no es lo que querían. Eso es desconocimiento y mala orientación”, continúa Labanda. “Y luego hace falta cambiar también la opinión de la sociedad y de muchas familias, que aún piensan que la FP es para ‘torpes’, cuando es tan digna como el Bachillerato y además te permite crecer hasta donde quieras, también hasta la universidad”.

"Hace falta reforzar la orientación en los institutos, porque es un proceso de madurez vocacional"

Sin embargo, la falta de plazas hace que esos itinerarios también se vean interrumpidos por muy clara que esté la decisión. “En mi caso, primero hice un grado medio de Farmacia para acceder al de Prótesis que voy a hacer ahora. Tengo tres hijos y saqué un notable con mucho esfuerzo para poder conseguir plaza, pero al final si no entras en la primera convocatoria da igual, porque es por orden de llegada y puedes perfectamente quedarte sin nada”, cuenta Ana.

Como dice Labanda, la FP no ha gozado tradicionalmente de una buena imagen. Uno de los objetivos de la actual legislatura era, precisamente, dotar de prestigio y recursos a la Formación Profesional. No en balde, se cambió el nombre del Ministerio de Educación para añadirle 'Formación Profesional' nada más hacerse el reparto de carteras. Sin embargo, hasta ahora esta promoción no ha hecho otra cosa que generar más expectativas sin una oferta que la sustente, algo que puede cambiar con la puesta en marcha del proyecto de Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional, aprobada por el Consejo de Ministros esta semana. Su principal punto es una dotación económica de 5.474 millones para reforzar en personal y recursos estos estudios a lo largo de cuatro años. Además, plantea una modificación del itinerario formativo en cinco grados ascendentes con hasta un 35% de prácticas formativas y remuneradas en empresas, en un modelo de FP dual. "Debemos dar una oportunidad a una nueva generación de jóvenes para tener un empleo digno, y la FP se la va a dar", prometió tras su aprobación la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría.

*Nombre cambiado a petición de la entrevistada.

Ana* se plantó a las nueve de la mañana del pasado domingo en la puerta de un instituto de Fuenlabrada (sur de Madrid). Allí comió, cenó y durmió viendo cómo un goteo de personas iba formando una fila cada vez más larga con el mismo propósito que ella: conseguir una de las codiciadas plazas para estudiar un ciclo de Formación Profesional.

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