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Sánchez se olvida de Cataluña en el arranque de curso y deja sin fecha la mesa de diálogo
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PARA PRIORIZAR LA AGENDA SOCIAL

Sánchez se olvida de Cataluña en el arranque de curso y deja sin fecha la mesa de diálogo

A la falta de contactos para preparar el foro político con el Govern, que ha sido omnipresente en el debate sobre Cataluña, se suma la congelación de la reforma del delito de sedición

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en Moncloa.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en Moncloa.

Cataluña fue la gran ausente en el discurso de Pedro Sánchez para inaugurar el curso político y dar cuenta de las prioridades del Gobierno para los próximos meses. Durante los 45 minutos en los que se alargó su intervención, no hubo espacio para lo que el Ejecutivo ha reconocido como un "conflicto político" y para cuya distensión ha asumido decisiones con grandes costes políticos, como la concesión de los indultos a los presos del 'procés'. La remodelación del Gobierno el pasado mes de julio ha ido acompañada de una suerte de 'descatalanización' de la agenda de Moncloa y una disminución de los guiños hacia el independentismo. En este contexto, la reactivación de la mesa de diálogo, que Pedro Sánchez y Pere Aragonès acordaron celebrar la semana del próximo 13 de septiembre, sigue sin tener fecha, ni orden del día ni composición de las delegaciones. Tampoco está asegurada a día de hoy la presencia del propio Sánchez.

Todavía no se han producido contactos para abordar la organización de la mesa de diálogo, según reconocen fuentes del Ministerio de Política Territorial. Desde Moncloa, apuntan a la falta de disponibilidad en el Govern por el parón vacacional para justificarlo. Se mantiene el propósito de que se celebre en un máximo de dos semanas, pero ya sin descartar que se retrase en función de la disponibilidad de las agendas. Con todo, se insiste en que las relaciones "desde el punto de vista institucional" seguirían siendo "buenas y cordiales".

Sin haber entrado ni siquiera en conversaciones sobre los temas a abordar, lo que descartan de plano en el Gobierno es que se hable sobre autodeterminación. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, respondía esta semana al anuncio de Aragonès de celebrar un referéndum "antes de los Juegos Olímpicos de invierno de 2030" que "el camino no es fijar horizontes para la independencia". Para Junts, los socios de ERC en el Govern, la utilidad de la mesa de diálogo se limita precisamente a que se aborde un referéndum de independencia y la amnistía, amenazando con boicotear este espacio si no tiene resultados en este sentido.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en junio. (EFE) Opinión
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A la falta de contactos durante el mes de agosto para preparar una cita que ha sido omnipresente en el debate sobre Cataluña se sumó esta semana la congelación de la reforma del delito de sedición, al sacarla del plan anual normativo del Gobierno para 2021. Los cambios en el Código Penal para disminuir las penas han quedado aparcados supuestamente por la falta de apoyos suficientes en el Congreso, después de que fuese una de las prioridades del Gobierno como compromiso de legislatura.

Tras la concesión de los indultos, la reforma del delito de sedición se presentaba como una forma de cerrar el círculo, al facilitar con ello que volviesen a España los políticos independentistas fugados. Desde el Ministerio de la Presidencia, argumentan la decisión de relegar la disminución de las penas por sedición del Código Penal —"homologarlo al resto de países europeos", según el lenguaje de Moncloa— a que de cara a los próximos meses se priorizará un paquete legislativo de carácter social.

Normas con vistas a una "recuperación justa", que es el nuevo 'leitmotiv' del Gobierno que tituló la conferencia de Sánchez este miércoles, como continuidad del "no dejar a nadie atrás". De ahí la bala empleada con el anuncio de la subida del salario mínimo, taponando la crisis por el alza del precio de la luz, a la que seguirán otras en forma de ley de vivienda para regular los alquileres o de ampliación del ingreso mínimo vital.

El giro del Gobierno con Cataluña coincide con la voluntad de los socialistas de recuperar posiciones más moderadas

La sensación de desinterés respecto de la mesa de diálogo que se trasmite desde Moncloa, destacando que su prioridad para los próximos meses pasa por desarrollar una agenda social dejando lo territorial en segundo plano, coincide con el inicio de las negociaciones con los grupos parlamentarios para sacar adelante los Presupuestos. Descartada la geometría variable de Ciudadanos, los socios del Gobierno, encabezados por ERC, son imprescindibles para aprobar los PGE. Un arma de presión para los republicanos. Hacienda todavía no ha comenzado las negociaciones formales con los grupos, pero comenzará a abordar en breve "los grandes números" para descartar enmiendas a la totalidad y posteriormente aterrizar las conversaciones en la letra pequeña para arrancar los apoyos.

El giro del Gobierno con Cataluña coincide con la voluntad de los socialistas de recuperar posiciones más moderadas tras la remodelación del Ejecutivo. La sustituta de Miquel Iceta en Política Territorial, la también portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, rechazó desde un principio, al contrario que su antecesor, que se sometiese a referéndum un hipotético acuerdo en la mesa de diálogo. Un cambio de rasante que también coincide con algunos de los postulados que recoge la ponencia marco de los socialistas para su 40º congreso de octubre. En el texto, se apuesta por el multilateralismo y la cogobernanza para "profundizar el Estado de las autonomías", sin referencias al "conflicto político" que se vive en Cataluña o la visión de España como una nación de naciones.

Cataluña fue la gran ausente en el discurso de Pedro Sánchez para inaugurar el curso político y dar cuenta de las prioridades del Gobierno para los próximos meses. Durante los 45 minutos en los que se alargó su intervención, no hubo espacio para lo que el Ejecutivo ha reconocido como un "conflicto político" y para cuya distensión ha asumido decisiones con grandes costes políticos, como la concesión de los indultos a los presos del 'procés'. La remodelación del Gobierno el pasado mes de julio ha ido acompañada de una suerte de 'descatalanización' de la agenda de Moncloa y una disminución de los guiños hacia el independentismo. En este contexto, la reactivación de la mesa de diálogo, que Pedro Sánchez y Pere Aragonès acordaron celebrar la semana del próximo 13 de septiembre, sigue sin tener fecha, ni orden del día ni composición de las delegaciones. Tampoco está asegurada a día de hoy la presencia del propio Sánchez.

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