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La acogida de afganos pone a prueba el discurso radical de Vox contra la inmigración
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Apunta a posibles terroristas

La acogida de afganos pone a prueba el discurso radical de Vox contra la inmigración

El hecho de que sean colaboradores del Ejército compromete la postura del partido, que ha evitado significarse con proclamas más agresivas, como hizo en Ceuta o con el Open Arms

Foto: Imagen de algunos evacuados afganos en Torrejón de Ardoz. (Reuters)
Imagen de algunos evacuados afganos en Torrejón de Ardoz. (Reuters)
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Cada vez que se ha producido una sustancial llegada de inmigrantes, Vox ha aprovechado para agitar su discurso contrario a la inmigración. Lo hizo durante la crisis ceutí en mayo, con las pateras que arriban a Canarias y la costa andaluza y con los rescates en el Mediterráneo central. El tono agresivo y constante empleado en todas estas ocasiones contrasta con las medidas intervenciones de sus dirigentes por la acogida de más de 2.000 afganos tras la toma del poder por parte de los talibanes. Aunque el propio Santiago Abascal ha insinuado que entre ellos podría haber yihadistas, la formación ha evitado hacer del asunto su principal bandera y ha aireado dificultades para armar sus consignas debido a que los exiliados ostentan la condición de colaboradores del Ejército español, un colectivo sensible para sus intereses.

En la evacuación de refugiados de Kabul convergen dos temas fundamentales para el partido. Por un lado, las Fuerzas Armadas, a las que miman de forma constante, sabedores del apoyo que reciben y de la facilidad para vincularlas con un discurso fuerte respecto a la unidad nacional. Por otro, la llegada de centenares de foráneos musulmanes, un hecho que en cualquier otro contexto se habría convertido en un asunto capital en sus intervenciones públicas y en motivo de ofensiva total contra el Gobierno central. El hecho de que ambos elementos estén relacionados en esta crisis está haciendo que el argumentario del partido de ultraderecha no se muestre tan definido como en otros momentos. Incluso algún cargo público de Vox con carrera militar ha puntualizado públicamente las tesis oficiales.

Foto: El ministro de Exteriores, José Manuel Albares (EFE)

Desde las filas de Vox, se han centrado en señalar que entre los arribados a Torrejón de Ardoz podría haber terroristas. El propio Abascal aseguró este lunes que la Inteligencia nacional debería evaluar perfil por perfil a los afganos rescatados, hasta la fecha unos 2.200, insinuando que algunos infiltrados yihadistas podrían estar entre ellos. "España, nuestra Policía, debe analizar quiénes son los que han venido, incluso quienes vienen con la condición de colaboradores, porque hemos visto la experiencia en Europa y no es descartable".

Dentro de la crisis humanitaria, la formación ha buscado distinguirse y marcar terreno apostando por que se priorice la llegada de afganos cristianos frente a los musulmanes, y por que estos últimos tengan como destino los territorios limítrofes y lo que llaman "países islámicos ricos". "Europa no tiene ningún deber moral de acoger todo Afganistán, porque eso nos conduce al suicidio en términos culturales, de seguridad y económicos", explicó Abascal antes de activar una retórica chovinista según la cual nacionales y exiliados lucharían por los recursos del estado de bienestar: "Sánchez y los caciques autonómicos pretenden ofrecer a miles de refugiados lo que no podemos dar a los españoles", expresó el vasco.

Abascal: "Europa no debe acoger al grueso de los refugiados afganos". (Atlas)

También esbozó unas consignas similares Iván Espinosa de los Monteros, portavoz en el Congreso, que insistió este lunes en que el 'hub' de acogida de Torrejón de Ardoz supone un "despropósito para la seguridad nacional, un coste inasumible para España en términos de riesgo". El diputado, en la comisión de Exteriores de la Cámara Baja en la que comparecía el ministro del ramo, José Manuel Albares, enfatizó que Vox apuesta por "repatriar a todos y cada uno de los colaboradores", pero resaltando que "la amenaza yihadista es muy real" y que "España no tiene que incrementar su ya excesiva presión migratoria". El vicepresidente de Acción Política, Jorge Buxadé, ya había deslizado previamente que la capacidad de "integración" de los exiliados en Europa es "cero".

"Sí ha merecido la pena"

Las diferencias en los posicionamientos, que raramente se muestran en público en esta formación, quedaron patentes en un intercambio de mensajes en Twitter entre dirigentes. Fue el 16 de agosto, cuando el secretario general, Javier Ortega Smith, cuestionaba en un vídeo si los años de operaciones militares en Afganistán habían "merecido la pena". Un compañero de filas le replicó poco después. Se trata de Manuel Mestre, el primer oficial nacional en pisar suelo afgano tras el inicio de la guerra hace casi 20 años. El teniente general del Ejército del Aire y representante ahora del partido de ultraderecha por Alicante respondió que "el esfuerzo" de los soldados "tiene sentido y SÍ HA MERECIDO LA PENA", en una clara desavenencia que esbozó en un tono cordial.

Tres días después, el general de Brigada del Cuerpo de Infantería de Marina Agustín Rosety entonó un mensaje similar aseverando que este "esfuerzo prolongado ha mejorado la vida de los afganos" y la seguridad nacional.

Vox, al igual que un malabarista, realiza equilibrios para elaborar un discurso por el que no se cierra en banda a la llegada de los colaboradores foráneos, pero sí a la de otros refugiados de la misma procedencia que sean musulmanes. Para los que sí lleguen, también quienes trabajaron con diplomáticos y militares, insisten en que existe la posibilidad de que sean terroristas y que deben incrementarse los controles. Esto, mientras solicitan que se pongan por delante los que profesan la fe cristiana, al ser estos objetivos evidentes de los talibanes. Es decir, intentando conjugar la retórica dura con la necesidad de que los colaboradores estén a salvo en territorio nacional.

La inmigración ha sido un asunto clave en las estrategias políticas de los de Abascal desde su fundación, pero este tema ha ido escalando puestos dentro de sus prioridades en los últimos meses. Vox ha ido agitando su discurso contrario a la llegada de extranjeros de forma irregular, vinculándolos con la inseguridad y haciendo de este elemento uno de sus ejes centrales en la campaña de las elecciones catalanas y, sobre todo, en las madrileñas del mes de mayo, donde aguantaron en los barrios obreros pese al tirón de Isabel Díaz Ayuso.

Su rechazo tajante, sin los matices del caso afgano, les ha valido réditos en territorios como Murcia y Almería, pero también en Ceuta, mientras que han tratado de hacer lo propio en Canarias tras la crisis del pasado otoño. Será, con toda seguridad, uno de sus pilares en las próximas citas con las urnas.

Cada vez que se ha producido una sustancial llegada de inmigrantes, Vox ha aprovechado para agitar su discurso contrario a la inmigración. Lo hizo durante la crisis ceutí en mayo, con las pateras que arriban a Canarias y la costa andaluza y con los rescates en el Mediterráneo central. El tono agresivo y constante empleado en todas estas ocasiones contrasta con las medidas intervenciones de sus dirigentes por la acogida de más de 2.000 afganos tras la toma del poder por parte de los talibanes. Aunque el propio Santiago Abascal ha insinuado que entre ellos podría haber yihadistas, la formación ha evitado hacer del asunto su principal bandera y ha aireado dificultades para armar sus consignas debido a que los exiliados ostentan la condición de colaboradores del Ejército español, un colectivo sensible para sus intereses.

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